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El día en que me llamaron etarra

De casi todo me habían llamado en el libre ejercicio de mi profesión en 28 años de periodista, pero jamás nadie había llegado tan lejos

María José Pintor
María José Pintor
Periodista en cuerpo y alma, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco.
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análisis

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De roja a facha recalcitrante, de vendida a instigadora, de liberal a tecnócrata, de ignorante a elitista. De casi todo me habían llamado en el libre ejercicio de mi profesión en 28 de periodista. Pero jamás nadie se había atrevido a llamarme “directora etarra”.

Que me descolocó, lo reconozco, el hombrito que crea su perfil con la bandera española -al que no pienso dar publicidad alguna- como respuesta a un tuit sobre la noticia en Diario16 de Albert Rivera tras saltarse un control en el aeropuerto.

Es curioso que quienes más hacen gala de su españolismo, quien se empeña en no pasar página a la sangrienta historia de ETA, quien utiliza las víctimas, hasta para hacer política, son justo los que ni estaban ni se les esperaba en los peores y más duros años del terrorismo etarra.

Valga el desafortunado tuit de un descerebrado ignorante para esta reflexión , hecha desde la paz de mi refugio en mi pequeña biblioteca, para mirar al frente y auto analizarme a través de mis libros: Porque lo que abundan en mis estanterías son los poetas del 27 -con lugar de honor para Miguel Hernández y Rafael Alberti-, el para mí más grande novelista del siglo XX en lengua castellana: el castellano y discreto Miguel Delibes, quien dio vida con su obra costumbrista y puso en órbita a los héroes supervivientes de la posguerra en la dura España rural y a las más rancias costumbres de la España de las ciudades de provincias en pleno franquismo.

Quienes más hacen gala de su españolismo, ni estaban ni se les esperaba en los años más duros del terrorismo etarra

Y mi heroína Mafalda, con el ¡gran Quino!, y el espacio de honor para el feminismo y mis feministas: ahí no podían faltar biografías como la de la más grande: Clara Campoamor, escritoras como Rosa Montero o Maruja Torres -que tantas aventuras periodísticas me permitió vivir sin salir de casa- y hasta a Virginie Despentes con su Teoría King Kong.

Pero tengo otra debilidad literaria: Miguel de Unamuno. El novelista, ensayista, profesor de la excelencia, Rector de Salamanca para siempre, y quien desde Bilbao, como yo, terminó en tierras castellanas. El inconformismo, la evolución de su pensamiento, la oposición a casi todo – ni le gustó la República ni consintió ni colaboró con el golpe de estado de Franco- su ejemplo, valentía, independencia y, en definitiva, su esencia, me da fuerza cada día. Porque nadie ha superado, para mí, en la historia de España del siglo XX su oportuna frase ante Millán Astray: “Venceréis, pero no convenceréis”.

 

Descubierta

Y así me descubro: una feminista que lee a más hombres que mujeres, una mujer progresista -que jamás militó en partido alguno ni se llevó bien con el bipartidismo- a quien el PSOE jamás defendió mientras el PP trataba de borrarla del mapa periodístico, una lectora incansable -lo llevo en los genes heredaros de mi madre- que se arrodilla ante grandes literatos que no representan a la izquierda: como Delibes y Unamuno… Pues ya está, descubierta. Esa soy yo, quien me conoce, lo sabe.

Soy esa española que no apoya el independentismo y que, sin embargo, sufre cada día por los presos del procés. Soy y, sobre todo fui cuando era necesario serlo, una activa militante antietarra -en la calle y con la pluma-, y, por encima de todo, soy una periodista romántica que cree en la libertad de expresión, en el Periodismo de verdad, en el que casi nunca se ejerce, y en vivir con pasión para dar voz a quien no la tiene: el Periodismo social de toda la vida. Que no dará entradas, pero que sí hace justicia y aporta mucha paz interior.

Pues nada, que el descerebrado ése del tuit me ha permitido reivindicarme. Así que, como diría mi amiga Pilar: ¡Qué Dios le confunda!

Jamás llegaré al nivel de ninguno de mis autores y autoras de cabecera, lo sé, pero vivo con la certeza absoluta de que ninguno de ellos me hubiera llamado etarra. Con eso me vale. Sigamos…

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7 COMENTARIOS

  1. Todo mi apoyo incondicional a una gran periodista. Con María José Pintor, la verdad prevalecerá por encima de todas las amenazas, de todos los insultos, de todas las insinuaciones que pongan en peligro la libertad de prensa.

  2. Buenas tardes Sra. Pintor. Leído su artículo, me ha sorprendido la coincidencia que tenemos en algunas cosas. Cita Ud. a Delibes y Unamuno, (coincidimos), solo que leyéndola, a mi me han venido a la cabeza otros dos grandes españoles. Ortega y A. Machado. Y no he podido evitar el recuerdo del retrato de A. Machado. Aquella parte que dice ….. soy, en el buen sentido de la palabra, bueno. Creo que eso le encaja a Ud. perfectamente. Ud. tiene su línea de pensamiento, pero no es ideóloga ni partidista. Esa es la clave. Eso es la rectitud de pensamiento y la honestidad, como eje vital.
    Gracias por todo.

  3. Un descerebrado ignorante, que muestra sus frustraciones hablando de lo que no sabe, sobre quien no conoce y a la que no llega a la suela de sus zapatos. En resumen, un imbécil.

  4. Recuerdo cuando en la Universidad te peleabas con los batasuneros con las huelgas que hacian y no os dejaban entrar al examen. A codazos entrabas. Valla si entrabas… Y entonces te llamaban facha….

  5. Recuerdo cuando en la Universidad del País Vasco los batasuneros hacian huelgas y no os dejaban entrar al examen. A codazos entrabas. Valla si entrabas… Y ellos te llamaban facha…

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