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El desprecio, el sectarismo, y la medicina del sur

Julián Molina Illán
Julián Molina Illán
Psicólogo, Fisioterapeuta, Enfermero, Filólogo, e Historiador del Arte.
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análisis

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España «desprecia la ciencia». Es un país «monolítico y oligarca» que «asfixia el libre pensamiento y la libertad creadora». Para someter a la sociedad bajo su yugo, ese Estado autoritario «lleno de vicios del franquismo» reprime a cualquiera que cuestione el orden establecido. Por eso es tan importante para la ciencia catalana que los partidos independentistas vuelvan a ganar las elecciones, porque si no «la alternativa sería el retorno al fascismo del PP y Ciudadanos, que no tienen escrúpulos en promover el exilio de nuestros gobernantes y su rendición incondicional. Es el fascismo que encarcela, hiere y censura. Como científicos, sabemos hacia dónde no tenemos que ir. Ante la ilusión de un país nuevo está la oscuridad del Estado español y la vulneración de los derechos humanos».

El periódico “El Confidencial”, publicó estas declaraciones de Roderic Guigó, catedrático de Genética del Departamento de Ciencias Experimentales y de la Salud (CEXS) de la Universidad Pompeu Fabra. Guigó es uno de los investigadores más prestigiosos en el ámbito de la genómica y la cara más visible del colectivo Científicos por la República de la ANC.

Voy a contestarle a ese tío.

“España desprecia la ciencia”. Mentira. España es cuna de importantísimos científicos. Su formación es brillante, su talento, innegable; y el origen de esos científicos es español. No catalán.

“España es un país monolítico y oligarca, que asfixia el libre pensamiento y la libertad creadora”. Mentira. España es un país democrático donde se respeta que cada cual pueda pensar lo que quiera.

“España es un país autoritario, y el PP y Ciudadanos partidos fascistas”. Mentira. España es un país democrático, reconocido como tal en el mundo entero, con una democracia consolidada y una constitución mayoritariamente aceptada por todos los españoles, ejemplo de transición desde una dictadura tremenda de 40 años, y atravesando al mismo tiempo una gran crisis económica, y el terrible azote del terrorismo. El PP y Ciudadanos son partidos democráticos que no cometen muchas más irregularidades que las que puedan cometer los demás, producto de actos humanos, puesto que tod@s somos personas. Hay que recordar que quienes “revientan” ojos a la ciudadanía en las manifestaciones no son guardias civiles, sino “mozos de cuadras”.

“España reprime a quien cuestiona el orden y obliga a exiliarse a los ciudadanos”. Mentira. España es un país donde imperan las leyes y se cumplen los mandatos judiciales. Se persigue a quien vulnera la ley, y no existen exiliados, puesto que todo el mundo puede expresarse libremente, incluso para decir infamias como las que dice el señor Guigó.

“España busca la rendición incondicional de los que no piensan como ellos”. Mentira. Se interviene un gobierno que comete actos ilegales y contra la constitución, y acto seguido se convocan elecciones donde pueden volverse a presentar los mismos partidos que han vulnerado dichas leyes. No se me ocurre mayor benevolencia.

Pero, el señor Guigó debe ser contestado en algo más que las frases inadmisibles que ha pronunciado. En sus palabras se rezuma un tufo racista, despreciativo y supremacista, que me gustaría contestar también con dos anécdotas científicas que yo he vivido en primera persona y que conozco muy bien.

Hace unos años, en mis tiempos mozos, estaba yo formándome como fisioterapeuta y pasando consulta con un médico traumatólogo importante de la Región de Murcia. No viene al caso su nombre. Entró a la consulta un señor que había sufrido una fractura de húmero en Cataluña, fue tratado allí, y dado de alta con gran dolor, pues era normal “después de haberse roto el brazo”. A este señor se le dijo que volviera a revisión en tres semanas ¡desde Murcia!, porque “no se fiaban de la medicina del sur. El hombre tenía confianza en su médico de toda la vida, murciano, para más inri. El brazo le dolía horrores, y no estaba dispuesto a ir a Barcelona a que le echaran un vistazo por una “simple fractura”. Pues bien, el doctor le hace una anamnesis, le pide las radiografías, y he aquí que el paciente sólo trae una. ¿Dónde está la otra proyección, preguntó el doctor? “Qué proyección, a mí sólo me han dado esto”, contestó el paciente. “Vamos a ver, le dijo el doctor, hace falta hacer dos proyecciones para asegurarse de que la fractura está bien reducida”. “Pues a mí sólo me hicieron una” contestó el hombre. “Y a mí esto me duele terriblemente”, añadió. Al paciente se le hizo la proyección lateral que faltaba, y resultó que tenía una gran desviación anterior del foco de fractura. Es decir, se la habían reducido mal y por eso le dolía, y no lo comprobaron al no hacer las dos proyecciones protocolarias (hay que recordar que las radiografías cuestan dinero…). Pues bien, al hombre hubo que quitarle la escayola, hacerle muchísimo daño para reducirle bien la fractura, en frío, y posteriormente volver a exponerlo a dos radiografías más para asegurarse. Esta vez la cosa se hizo bien, y el hombre se recuperó.

Otra anécdota que puedo contar es una que me afecta muy de cerca, pues tiene que ver con el marido de una compañera de trabajo. Hace 6 años se le diagnosticó un cáncer de páncreas. Le dieron 3 meses de vida. Aún está vivo y planificando un viaje a Nueva York con sus hijas. ¿Quién le operó? Un murcianico, el doctor Pascual Parrilla. El catedrático más joven de España y ya médico con 20 años. Una eminencia mundial y pionero en el trasplante de hígado. 500 publicaciones en prestigiosas revistas internacionales, más de 100 doctorados… y probablemente el mejor cirujano digestivo del mundo. La medicina del sur.

Necesitamos personas altamente especializadas, profundas conocedoras de la disciplina que profesan, pero también es importante la formación humana, y humanista, que “amueble” y culturice las cabezas. Si no tenemos visión de conjunto, si no conocemos la Historia, la Filosofía, la Psicología humana… entonces podemos llegar a decir los disparates que dice el señor Guigó y otros como él. Confiemos en la ciencia, incluida la del sur, y cultivemos la cultura que nos ayudará a entendernos un poco mejor. Sin animus molestandi.

 

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3 COMENTARIOS

  1. Al hilo del sur español haríamos bien en no consentir más privilegios en el nordeste pues si hay territorios que quieren recuperar los existentes en el XIIX Andalucía debería pedir para Sevilla y Cádiz el monopolio con el comercio con el continente americano (como lo tenían con la Casa de Contratación de Indias en equellos tiempos) ¿Se imaginan que ningún territorio español pudiera comerciar al otro lado del Atlántico sin pasar por Cádiz? !Pues cosa semejante es consentir los privilegios catalanes, vascos o navarros en la España actual y moderna!
    En todo caso veo a los secesionistas ku-klus-klanistas catalanes muy brutos -véase la falta de rigor en el análisis de todo un catedrático-, antiguos e incultos; a veces pienso que si Fernando II no hubiese liberado a los payeses de remensa del acoso de los señores y la burguesía, aquellos estarían todavía tributando derecho de pernada. Jopé lo que les gusta la esclavitud, las derrotas, los monopolios y los privilegios

  2. No veo una gran diferencia entre este artículo y las declaraciones que denuncia, del tal Roderic Guigó… Contestar desprecio con desprecio.
    En sus palabras, señor articulista, también »se rezuma un tufo racista, despreciativo y supremacista».
    En definitiva, seguir polarizando, como si no estuviéramos lo bastante jodidos ya.
    Las »anécdotas» del final son ridículas. A todos nos han pasado estas cosas… en cualquier lugar.

  3. «el origen de esos científicos es español. No catalán»

    Amigo murciano creador de la nota, rezumas odio. le enseño el articulo a otros periodistas «catalanes» y asienten con la cabeza.
    Deja toda esa patina de cientificismo barato, y esa verborrea anticatalana, que eres tan imparcial como todos los demas, nada.

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