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Descontento de los anticapitalistas ante las acciones de las asociaciones de “los Jordis”

La CUP pone en duda la eficacia de “la revolución de las sonrisas”para remarcar el carácter pacífico del movimiento independentista

María José Pintor
María José Pintor
Periodista en cuerpo y alma, licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad del País Vasco.
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análisis

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Que “Los Jordis” estén en prisión por su respaldo al proceso independentista en Cataluña no parece suficiente a la CUP y otros movimientos anticapitalistas, que entienden, según el documento que hoy ha filtrado La Vanguardia, que la ANC y Òmnium se quedaron en silencio después del “retroceso” del 10 de octubre –cuando Carles Puigdemont declaró la independencia y la dejó automáticamente en suspenso–, y en “el intento de pacto” con el Estado para que el presidente de la Generalitat convocara elecciones.

La CUP reconoce la capacidad movilizadora de las dos entidades desde el 2012 para reclamar la independencia, pero creen que ya en un ­contexto de materialización de la desobediencia después del 1-O, su liderazgo “queda diluido emergiendo, al mismo tiempo, nuevos espacios de autoorganización popular”: los CDR.

Además, en la ponencia política ponen en duda el discurso de “la revolución de las sonrisas”. Este lema, adoptado por las entidades soberanistas para remarcar el carácter pacífico del movimiento independentista, “no ha servido para aquello que íbamos a hacer” y, según consta en el texto, no preparó a la gente a la hora de encarar “las dificultades” de la implementación de la república ni “hacer frente al embate represivo del Estado”. Todo estos factores han hecho que parte de la militancia de la ANC, “ante el enfriamiento y falta de liderazgo y adaptación de la organización a la nueva situación”, haya acabado volcándose en los CDR.

Tampoco gusta el papel del PDECat y ERC. Del primero concluyen que “se ha acabado la fase de dirección del proceso por parte de la derecha política catalana”. En cambio, acusan a Esquerra de rechazar “sistemáticamente” posicionarse en favor de las izquierdas en situaciones clave, como el de la investidura y los dos debates sobre el presupuesto. Además, critican a ERC por querer adjudicarse el centro político, algo que ha hecho que “haya renunciado” a políticas de “transformación” o de “reversión de recortes”.

En la ponencia, la CUP evidencia que su apuesta es el despliegue de la república y se rechaza explícitamente los “proyectos políticos basados en imposibles como un referéndum pactado”. En este punto, los cuperos avisan que si JxCat y ERC no priorizan la “materialización” de la independencia, el grupo parlamentario de la CUP “tendría que optar por una táctica de boicot” en el Parlament, con el objetivo de “desenmascarar el verdadero programa autonomista de algunos autodenominados independentistas”.

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