Los bufetes de abogados avisan: desde primeros de año, la actividad mercantil que se desarrolla en su sector ha descendido notablemente. De enero a abril, de un 8 a un 10%, llegando al 20% en algunos casos.

Los despachos de abogados son uno de los termómetros que miden la actividad económica porque en ellos se negocian y tramitan operaciones de la envergadura como las opas, fusiones, adquisiciones y todo tipo de operaciones mercantiles. Así pues, no es de extrañar que hayan saltado las alarmas.

El mercado de capitales parece haberse paralizado, no hay salidas a bolsa, los fondos de inversión no anuncian grandes operaciones. Ni la batalla de Abengoa, ni la entrada de Siemens en Gamesa parecen haber animado una actividad que atravesó por momentos muy duros entre 2008 y 2013 debido a la crisis económica.

Fue a partir de dicho ejercicio cuando empezó a notarse cierta reactivación. Comenzaron a producirse cifras de crecimiento en las facturaciones de los bufetes aunque sin alcanzar los dos dígitos anteriores a la crisis.

Los despachos no se ponen de acuerdo acerca de las causas de esta paralización. Para unos se debe a la incertidumbre internacional y al miedo de que se produzca una tercera recesión. Argumentan el hecho de que la paralización no sólo se está produciendo en España sino en toda Europa

Otros despachos buscan las causas en la incertidumbre política. Señalan que cada vez se exige más cautela en los contratos. Sobre todo porque no se sabe bien quien va a ser el partido que va a gobernar. A sus clientes no les gusta nada el actual parlamento “demasiado fragmentado”, que exige actos, “que en ocasiones pueden ir en contra de los inversores”.

Esta atonía no es del todo uniforme si se analiza por sectores. Hay algunos, como el inmobiliario, donde los inversores son conscientes de que no van a encontrar productos y servicios más baratos. Por eso se lanzan a poner dinero en ellos a sabiendas de su segura recuperación.

Con la crisis, los despachos de abogados han experimentado una gran transformación. Se les cataloga más como empresas de servicios, unidades de gestión jurídica, y sus profesionales ya no esperan a que los clientes acudan.

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