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Declaración Universal de los Derechos Humanos

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análisis

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La Asamblea General de las Naciones Unidas en 1950, invitaba a todos los Estados miembros y a las organizaciones interesadas a que observasen el día 10 de diciembre, como «Día de los Derechos Humanos», para conmemorar el aniversario de la aprobación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos por la Asamblea General en 1948, firmada en París tras la Segunda Guerra Mundial. Se cumplen setenta años, de uno de los documentos más importantes de la historia de la humanidad.

Los derechos humanos son derechos inherentes a todos los seres humanos, sin distinción alguna de nacionalidad, lugar de residencia, sexo, origen nacional, étnico, color, religión, lengua, o cualquier otra condición. Todos tenemos los mismos derechos humanos, sin discriminación alguna. Son derechos interrelacionados, interdependientes e indivisibles. El derecho internacional de los derechos humanos establece las obligaciones que tienen los gobiernos de tomar medidas en determinadas situaciones, o de abstenerse de actuar de determinada forma en otras, a fin de promover y proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de los individuos o grupos.

El término «derechos humanos» se menciona hasta siete veces en la Carta fundacional de la ONU, por lo que su promoción y protección son objetivos fundamentales y principios rectores de la Organización. En 1948, la Declaración Universal de los Derechos Humanos los situó en el terreno del derecho internacional. La Declaración, fue el primer documento legal de protección de estos derechos. Junto con el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, son los tres instrumentos que forman la llamada Carta Internacional de los Derechos Humanos.

El derecho internacional establece las obligaciones que deben cumplir los Estados. La obligación de respetar supone que los Estados deben abstenerse de restringir los derechos humanos o de interferir en su realización. La obligación de proteger exige que los Estados protejan a las personas o grupos de personas de las violaciones de los derechos humanos. La obligación de promover significa que los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar la realización de los derechos humanos básicos.

La Segunda Guerra Mundial dejó a las ciudades de toda Europa y Asia en ruinas. Millones de personas murieron, millones más quedaron sin hogar o morían de hambre. En abril de 1945, delegados de cincuenta naciones se reunieron en San Francisco. La meta de la Conferencia era crear un organismo internacional para promover la paz y evitar guerras futuras. Los ideales de la organización se establecieron en el preámbulo al Acta Constitutiva que propusieron: «Nosotros, la gente de las Naciones Unidas, estamos decididos a proteger a las generaciones venideras del azote de la guerra, la cual dos veces en nuestra vida ha producido un sufrimiento incalculable a la humanidad».

Los derechos humanos podemos diferenciarlos en civiles, políticos, económicos o sociales. El objetivo último de la Declaración, fue la promoción y la protección de los derechos humanos con un único fin: conseguir libertad, justicia y paz para todos los seres humanos: «1. Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. 2. Todas las personas somos iguales sea cual sea nuestro origen, etnia, color, sexo, idioma, religión, opinión política o cualquier otra condición. 3. Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a su seguridad personal. 4. Nadie estará sometido a esclavitud ni a servidumbre. 5. Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes».

Para Amnistía Internacional, los líderes mundiales abandonan los derechos humanos. El mundo está sufriendo las terribles consecuencias de la retórica del odio, que amenaza con normalizar la discriminación en gran escala de los grupos marginados. Según su informe, en 2017, el mundo fue testigo de un retroceso de los derechos humanos. Los gobiernos siguen reprimiendo el derecho de manifestación y los derechos de las mujeres. Desde Venezuela hasta Túnez, «presenciamos el crecimiento de un enorme descontento social, mientras a la gente se le negaba el acceso a sus derechos humanos fundamentales a la comida, el agua potable, la atención médica y la vivienda». Y desde Estados Unidos hasta la Unión Europea, pasando por Australia, los líderes de los países ricos siguieron abordando la crisis de los refugiados con una falta de humanidad absoluta, considerando a las personas no como seres humanos con derechos.

Según el Gobierno, España está firmemente comprometida con la promoción y la protección de los derechos humanos. «El ordenamiento jurídico español brinda una elevada protección a los derechos y libertades fundamentales» que son interpretados de conformidad con la Declaración Universal de los Derechos Humanos y los tratados y acuerdos internacionales ratificados por España. Esos mismos tratados de derechos humanos forman parte del ordenamiento interno y complementan el catálogo de derechos y libertades de la Constitución Española. La libertad, la justicia y la paz se fundan en el respeto a la dignidad y a los derechos inalienables de todas las personas.

España tiene todavía un camino que recorrer para convertirse en un país libre de violaciones de derechos humanos. En relación a las amenazas a los derechos humanos sobre la libertad de expresión, asociación y reunión, las reformas legislativas de los últimos años en el ámbito penal y el relativo a seguridad ciudadana ponen en peligro el ejercicio de derechos como el de libertad de expresión. Derechos económicos, sociales y culturales también están amenazados. El Estado español está limitando el derecho a la salud, que podría afectar al derecho a la vida de los colectivos más sensibles. También la vulneración del derecho a la vivienda es preocupante, con cada desalojo sin las debidas garantías. En los últimos años ha crecido la violencia contra las mujeres, poniendo de relieve la gravedad y la dimensión del problema.

AI mantiene diversas preocupaciones relacionadas con tortura y malos tratos por parte de las fuerzas de seguridad y la falta de investigaciones imparciales y mecanismos efectivos de rendición de cuentas y reparación a las víctimas. En relación a la jurisdicción universal, España ha dado un claro retroceso en la lucha contra la impunidad de los crímenes de derecho internacional, al impedir a las víctimas de graves violaciones de derechos humanos acceder a los tribunales españoles. Los derechos a la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas de crímenes cometidos durante la Guerra Civil y el franquismo siguen siendo denegados en España, que ni investiga ni colabora con investigaciones llevadas a cabo por otros países.

Los derechos humanos incluyen tanto derechos como obligaciones. La obligación de respetarlos significa que los Estados deben abstenerse de interferir en el disfrute de los derechos humanos, o de limitarlos. La obligación de protegerlos exige que los Estados impidan los abusos de los derechos humanos contra individuos y grupos. Con la obligación de realizarlos significa que los Estados deben adoptar medidas positivas para facilitar el disfrute de los derechos humanos básicos. En el plano individual, debemos hacer respetar nuestros derechos, como también respetar los derechos de los demás.

Los derechos de las mujeres y las niñas son derechos humanos. Abarcan todos los aspectos de la vida: la salud, la educación, la participación política, el bienestar económico, el no ser objeto de violencia, así como muchos más. Las mujeres y las niñas tienen derecho al disfrute pleno y en condiciones de igualdad de todos sus derechos humanos y a vivir libres de todas las formas de discriminación: esto es fundamental para el logro de los derechos humanos, la paz y la seguridad, y el desarrollo sostenible.

Proteger los derechos humanos de 7.000 millones de personas, es uno de los pilares de la ONU. La promoción y protección de los Derechos Humanos son objetivos fundamentales y principios rectores de la Organización. «La estrella polar que nos indica el camino a seguir es la Declaración Universal de los Derechos Humanos». Su universalidad significa que todos y cada una de las de personas que vivimos en el planeta somos acreedores de los derechos que la Declaración reconoce.

En 2015, Naciones Unidas suspendió a España en un puñado asignaturas sobre Derechos Humanos: Expulsiones en caliente, Racismo policial, Desigualdad de género, Violencia machista, Trata de personas, Ley Mordaza, Esterilización de discapacitados, Aborto ilegal, Centros de Internamiento de Extranjeros. Hasta 26 preocupaciones reflejaba el informe el cumplimiento del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos por los Estados Parte. Lo lamentable es que hoy suspendería de nuevo.

Considerando «esencial que los derechos humanos sean protegidos por un régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión», como dice el Preámbulo de la Declaración, me hace pensar que en España hay presos políticos.

Los derechos humanos son inalienables: «Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos». Podríamos decir que al nacer, venimos con esa Declaración debajo del brazo. Para que así sea, hagamos que se cumplan y respeten,

Nada de la «Declaración podrá interpretarse en el sentido de que confiere derecho alguno al Estado, a un grupo o a una persona, para emprender y desarrollar actividades o realizar actos tendientes a la supresión de cualquiera de los derechos y libertades proclamados» (Artículo 30).

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