De La Pepa a la Constitución del 78

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portada-constitucion-1812Dice mi santa madre que todo me emociona, pero fue ella quien me enseño a creer, soñar y a ilusionarme por las cosas que la vida nos regala cada día. Por eso, fue igual de especial para mí cuando ella misma me entregó un ejemplar, de esos que repartían, sobre la Constitución del 78 en mi etapa escolar, que cuando mi primo Josso, amante de la cultura y la historia, me hizo entrega de una auténtica joya de biblioteca histórica: un facsímil de la Constitución de 1812.

Y como si del original se tratara –y en vez de en el Congreso de los diputados, que hoy tanta gente visita en el Aniversario de la Constitución Española, el auténtico y minúsculo librito estuviera en mi propio hogar- lo cuido, mimo y trato como si de una reliquia se tratara. Porque, en realidad, La Pepa, bien en su versión original, en un fantástico facsímil como el mío, o en un recorte del libro de historia donde por primera vez oí hablar de ella en el colegio, es eso: un tesoro histórico. Por lo que supuso, por supuesto, para el cambio del absolutismo  al liberalismo. Pero también, no nos engañemos, por su brevedad.

Y esto es justo lo contrario de lo que está pasando con la Constitución del 78. Porque con sus luces y sombras, con su complejidad, elaborada por muchos de quienes durante años y décadas defendieron el franquismo, como por quienes sufrieron la persecución y el exilio, la Constitución digo, fue un ejemplo para la convivencia y el desarrollo de un país que en un único siglo, el XX, ha pasado por regímenes monárquicos, republicanos, por una cruenta Guerra Civil y una dictadura, hasta llegar a la democracia. Mérito tendrán los personajes que protagonizaron con nombres propios la historia de España del siglo XX, pero, especialmente, el logro es de una sociedad que supo recuperar su dignidad y libertad.

Pero hoy, con profundo respeto pero sin sensibilidad por los nacionalismos de nuestro país, me temo que hacer inamovible la Constitución del 78 convertiría un ejemplo de avance político sin paragón en el mundo, a algo anticuado por inamovible. Corremos el riesgo de que nuestra  Constitución del 78, que con tantos fastos hoy conmemoramos en su 38 aniversario, se quede obsoleta.

Que, con todos mis respetos, Alberto Garzón, Pablo Iglesias y los nacionalistas, no acudan al tradicional acto en el Congreso como gesto de desafío, logrando que se hable más de ellos que si hubieran ido, (hay que reconocer que están bien asesorados por sus expertos en Comunicación), no es lo importante.

Pero sí es urgente volver a conseguir que nuestra Constitución nos represente a todas y todos. Que l@s estudiantes de hoy en día, cuando reciban en sus manos el ejemplar de la Constitución Española, se emocionen como yo lo hice con aquel gesto de mi madre.

Cualquier constitución europea se ha modificado con naturalidad en los últimos 40 años una y  varias veces. La nuestra del 78 se redacta en un momento histórico complejo y de muy difícil elaboración.  Se trata de un documento de consenso que no descontentara a determinados sectores que pudieran resultar peligrosos. Por eso hoy, como ejemplo de Democracia, tenemos la asignatura pendiente de modificar la Constitución  en su punto más complejo y que más nos separa:  la organización territorial del Estado.

Tenemos que crear un marco de convivencia que resulte inclusivo. La actual estructura del Estado es insatisfactoria para un porcentaje importante de la población española. Nos guste o no, ése es el reto. El  Gobierno y  sus socios o medio socios o lo que sean, como el PSOE y Ciudadanos, tienen la oportunidad histórica de hacerlo posible. Y para hacerlo posible hace falta el consenso de todos y cada uno de los grupos representados hoy en el Parlamento. También de los nacionalistas. ¡Es lo que hay!

 La Constitución del 78 no puede convertirse, por inamovible, en una reliquia  como lo es La Pepa para la historia de España. Ni para mi biblioteca, por mucho que me emocione.

10 COMENTARIOS

  1. Excelente y oportuna reflexión de María José Pintor. Es necesario abordar cuanto antes la reforma de una constitución que ha cumplido su cometido y adecuarla a la realidad actual española. Enhorabuena.

  2. Mari Jose acertadísimo tu artículo. Desde el principio, con el que me identifico, porque a mí también me emocionó cuando vi el ejemplar de bolsillolo en mi casa, hasta esa reflexión final de consenso y de cambio. Estoy totalmente de acuerdo de principio a fin contigo.

  3. Entiendo tus buenas intenciones, pero la reforma de la Constitución tiene que representar a la mayoría y esa mayoría no es nacionalista. El PP, el PSOE y Ciudadanos son la mayoría.

    • Esos partidos son totalmente diferentes en su concepción del contenido constitucional y, si se hace con rigor, la reforma tendrá un apoyo mayoritario. No se trata de nacionalismos, sino de realidad social. Ya va siendo hora de que desaparezca el maniqueísmo y el miedo a la realidad.

  4. Ya entiendo que tú facsímil te aporta muchas satisfacciones, pero esto de l Constitución no es un juego y no es historia, es presente. Hoy no comparto tu opinión, pero seguiré leyéndote

  5. Mientras el PP gobierne no habrá reforma Constitución, salvo que los Reyes tengan un hijo varón y haya que cambiarla para que la princesa de Asturias siga siendo doña Leonor. Vamos, por el pueblo nada de nada.

  6. Me entero por las redes que vuelves a las trincheras. Y me alegro amiga que tras tantos años de lucha por la libertad de expresión, y habiendo dejado tanto por el camino, tu regreso a la opinión sea a través de Diario16. Sé que el periodismo no lo dejaste nunca, pero necesitamos verte más visible. Enhorabuena a Diario16 por el fichaje

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