Vivimos en el mundo de los teletipos, donde todo tiene que caber en 140 caracteres y se tiende a reducir todo a buenos y malos, a héroes y villanos.

Precisamente esto es lo que está ocurriendo en la política en general y en el Partido Socialista en particular. Una pelea entre héroes elevados a los altares y villanos capaces de todas las maldades imaginables. El problema es que, normalmente, el héroe no es tan héroe y el villano tampoco suele ser tan villano.

Lo que sí está claro es que el espectáculo está siendo cuanto menos bochornoso. Unos buscarán culpables en un lado, otros en el otro, pero ni se puede seguir por ese camino, ni se puede seguir dando el espectáculo.

El lunes escuchaba con interés las entrevistas a la Presidenta de Andalucía, la gran villana de la historia, y hubo muchas  cosas que me parecieron interesantes.

En primer lugar, no termino de entender esa personalización en ella de todos los males de la situación actual . A nadie se le escapa que, además, de mujer de esas que ni piden explicaciones ni permiso, es andaluza. Habrá quien a estas alturas pensará que estoy recurriendo al recurso de siempre del machismo, pero antes de que se escandalice, debería pararse a pensar cómo hemos tratado a las mujeres que, como ella, se han dedicado a la política con nombre propio y sin admitir tutorizaciones. Con un poco de memoria se acordará de los ataques que tuvieron que sufrir las mujeres que ocuparon puestos en los Gobiernos de Zapatero y particularmente Bibiana Aído y Leire Pajín a las que les hicieron la vida prácticamente imposible a base de ataques constantes. También recordará como a esos Gobiernos se les llamaba despreciativamente “rosas” por el hecho de ser paritarios. Ejemplos más recientes los podrá encontrar en Carme Chacón que también tuvo que enfrentarse a los ataques de los que no perdonan a las mujeres que ocupen los espacios que consideran suyos.

En el caso de Susana Díaz, se suma el hecho de ser Andaluza y esto que puede parecer baladí no lo es en absoluto. Comparto lo que decía la Presidenta, en esta España aún existe un norte que mira con superioridad al sur. Sigue siendo una asignatura pendiente, mirar al otro con respeto y sin tanto estereotipo y tanta prepotencia.

Pero más allá de la persona, de encontrar explicación a  por qué para algunos es la mala de la historia, dijo cosas que como mínimo deberíamos pensar.  

La más importante fue la necesidad de hacer una reflexión y de construir un proyecto que vuelva a ser alternativa.  Por mucho que algunos estén enquistados en la bronca, los problemas del PSOE no son de ahora. Lleva años desconectado de la ciudadanía y en una hemorragia de votos. El culpable de esto no es Pedro Sánchez, como tampoco lo es Susana Díaz que, por cierto, preside lo que se ha convertido en la aldea gala del socialismo español. El culpable es un Partido que se ha negado sistemáticamente a analizar por qué perdía votos, por qué no ganaba elecciones, por qué sus votantes ya no se sentían identificados. Siempre encontraba la forma de justificar que algo había ganado.

También tiene la culpa quien creyó que los problemas internos del Partido eran los problemas de los ciudadanos y ciudadanas y quien se empeñó y se sigue empeñando en guerras internas.

Creo, como ella, que en el PSOE no hay compañeros buenos y malos, hay personas con diferentes opiniones y esto tampoco es nuevo.

Si hay algo que siempre he admirado en la gente que formaba parte de esta organización centenaria, era su diversidad y, sobre todo, el respeto al que pensaba diferente. La historia del PSOE ha dado para muchos procesos en los que la mayoría se han posicionado, han discutido y han defendido su posición. Lo que no había pasado hasta ahora es que esa toma de posición se convirtiese en una tromba de acusaciones o directamente de insultos que hacen muy difícil mirar al otro al día siguiente y seguir viendo a un compañero.

Desde que empezó la última crisis del Partido Socialista, el ambiente se ha vuelto en muchas ocasiones irrespirable y la mayoría han dejado de entender que no existen verdades absolutas. Nunca ha existido una sola forma de pensar, ni una única voz.

Tampoco había pasado nunca que no se respetasen las decisiones tomadas democráticamente por un órgano del Partido y nuevamente vuelvo a coincidir con la Presidenta, la primera regla de una democracia es respetar el resultado.

No me cabe duda que el Partido Socialista se recuperará, a pesar de muchos que están encantados viendo el espectáculo de despedazamiento desde la barrera. Como decía Susana Díaz el PSOE tiene que volver a ser una alternativa de gobierno y no sólo de la izquierda. No será posible mientras sigamos en la dinámica de héroes y villanos. Aquí no sobra nadie.

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