La ministra de Empleo Fátima Báñez ha planteado la necesidad de llegar a un gran Pacto de Estado sobre los horarios laborales españoles. Es cierto que ese es uno de los problemas de nuestro mercado del trabajo y que es urgente su modificación, tal y como se ha hecho en otros países de nuestro entorno. Sin embargo, no es lo único que debe ser revisado a fondo. Hay otras muchas cosas que demuestran el destrozo que ha provocado en la ciudadanía las medidas que en materia laboral adoptó el Partido Popular en la X Legislatura.

Ya han pasado cuatro años y medio desde que el Partido Popular y su Gobierno aprobaran por Decreto Ley, es decir, sin pasar por el Parlamento y del mismo modo en que se legislaba durante el franquismo, el Real Decreto Ley 3/2012, de 10 de febrero, de medidas urgentes para la reforma del mercado laboral. Cuatro años en que nos hemos ido dando cuenta de que esta ley estaba pensada para destrozar los derechos de la clase trabajadora y favorecer los intereses de una parte de la clase empresarial, de las élites empresariales.

Según el Gobierno de Mariano Rajoy lo que se pretendía era «facilitar la contratación, con especial atención a los jóvenes y a los parados de larga duración, potenciar los contratos indefinidos frente a los temporales y que el despido sea el último recurso de las empresas en crisis». Por otro lado se pretendía “acabar con la rigidez del mercado de trabajo y sentar las bases para crear un empleo estable”.

Han pasado cuatro años y la realidad ha demostrado que las intenciones eran otras y, por tanto, los resultados han afectado negativamente a la clase trabajadora porque la finalidad oculta de la Reforma Laboral de Báñez y Rajoy, lo que realmente buscaba era la depauperación de las relaciones laborales para someter definitivamente a la clase trabajadora española, una clase trabajadora que, por cierto, no se ha caracterizado por su actividad en la lucha por sus derechos.

En general, la Reforma Laboral del PP ni ha creado empleo ni ha logrado parar la destrucción masiva derivada de la explosión de la burbuja inmobiliaria. Lo que sí ha conseguido es que la clase trabajadora de rentas medias sea una especie en peligro de extinción y que la desigualdad entre cuadros sea mucho más acentuada.

La Reforma Laboral ni ha creado empleo ni ha logrado parar la destrucción masiva tras la explosión de la burbuja inmobiliaria

La población activa se ha reducido en 600.000 personas desde el primer trimestre de 2012, fecha en la que entró en vigor la Reforma Laboral. Esto nos indica que, a pesar de que los ocupados son mayores en 350.000 personas, las personas que, según la Encuesta de Población Activa, pueden optar a un puesto de trabajo en España sigue estando por debajo de antes de que se aprobara la Reforma Laboral.

Sin embargo, ese incremento de los índices de ocupación está basado en el truco del almendruco ya que los niveles de precariedad laboral se han incrementado en más de un 65% y la temporalidad es un 25% mayor que en 2012. Otro dato que demuestra que el Partido Popular juega con los datos y los manipula es la tasa de actividad que en el primer trimestre de 2012 era del 60,31% y en la actualidad es de solo un 59,28. La evolución de esta tasa nos da una idea de lo que ha significado la Reforma Laboral para los españoles:

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Evidentemente, el presunto éxito de la Reforma Laboral se sustenta sobre dos factores, en primer lugar, el aumento de las tasas de empleo a tiempo parcial que nos lleva un incremento del 15,7% desde febrero de 2012 en general y a un 62% si nos referimos a la parcialidad involuntaria, es decir, a aquellos trabajadores que queriendo tener jornada completa se tienen que conformar con un empleo a jornada parcial.

En segundo lugar, el autoempleo ha provocado que la destrucción de empleo se atempere pero a costa de que sea el propio trabajador quien tenga que crearse su propio puesto de trabajo. Con estos dos factores podemos ver que la Reforma Laboral no ha creado empleo, como se decía de manera rimbombante cuando fue presentada, sino que ha sustituido el poco que había a través de las jornadas parciales, de los autónomos y de los contratos basura.

Por otro lado, el desempleo de larga duración se ha disparado sobre todo en los grupos de edad más extremos, en los menores de 25 años y en los mayores de 50. Esto ha llevado a la generación de desmotivación entre estos parados que provoca que, con los baremos determinados en la Encuesta de Población Activa, queden fuera de la misma a la hora de contabilizarlos como desempleados. Evidentemente, esto significa que se ha expulsado del mercado laboral a un 11,4% de la población activa. Veamos la evolución de la tasa de paro de larga duración:

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Estos datos nos han llevado a que España sea segundo país de la Unión Europea en tasa de paro de larga duración sólo por detrás de Grecia y muy por delante de “grandes potencias” económicas como Croacia, Eslovaquia, Bulgaria, Eslovenia o Letonia. Hay que tener en cuenta que países como Lituania, Hungría, Polonia o Rumanía están por debajo del 3% mientras que España supera el 11%.

El desempleo de larga duración se ha disparado entre los menores de 25 años y los mayores de 50

Aquí no acaba todo. A medida que va pasando el tiempo estamos comprobando cómo la protección al desempleo decrece casi al mismo ritmo en que se está terminando el Fondo de Reserva de las Pensiones. En el año 2012 un 65% de los desempleados recibía algún tipo de prestación. En la actualidad apenas el 51% la recibe. Este hecho provoca que muchos de estos parados pase a ser carne de explotación, ya sea trabajando eventualmente sin ningún tipo de contrato ni protección y cobrando en negro, ya sea trabajando gratis con la esperanza de que ese esfuerzo se transforme en un empleo en un corto plazo de tiempo. Veamos la evolución desde el año 2012 de la protección a los desempleados:

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Respecto a la contratación, comprobando los datos oficiales tanto del Instituto Nacional de Estadística como del Servicio Estatal de Empleo, podemos constatar que la Reforma Laboral no ha incentivado la contratación indefinida, ni siquiera con las tarifas planas aplicadas por el Gobierno, ya que desde febrero de 2012 a la actualidad la tasa de indefinidos es la misma, un 4,4%.

No obstante, hay que tener en cuenta un dato: cuando fue aprobada la Reforma Laboral el total de contratos indefinidos estaba en un 9,7% del total mientras que en la actualidad apenas supone un 7%. Lo mismo ocurre con la transformación de contratos temporales a indefinidos que se ha estancado gracias a un pequeño repunte desde el año 2015.

El verdadero triunfador es el contrato temporal y precario. La temporalidad en el mercado laboral español, a la que ya era muy proclive por la estacionalidad de la creación de empleo, se ha incrementado en un 66,4%. Tal y como indicamos en un artículo anterior, el 91,4% de los contratos que se firman en este país son temporales. Por tanto, la Reforma Laboral no ha sido una herramienta para cualificar el empleo sino, más bien lo contrario, para precarizarlo.

El verdadero triunfador de la reforma laboral es el contrato temporal y precario

Pero no sólo se ha incrementado el número total de la temporalidad del empleo sino que ha disminuido la duración media de dichos contratos: de 63 días en 2012 a 48 en 2016. Esa rebaja del tiempo de vigencia de los contratos se ve en un dato que es crucial para entender lo que se está haciendo en España desde la aprobación de la Reforma Laboral: un 25% tienen una duración inferior a 7 días. Se está convirtiendo en una práctica habitual que se contrate de lunes a viernes para no pagar los fines de semana o los festivos.

Pero la precariedad del empleo provocada por la Reforma Laboral no termina sólo con el tipo de contrato o con la duración de los mismos, sino con la duración de las jornadas. Uno de los objetivos de las leyes del Partido Popular en materia laboral era la “flexibilización” de nuestro mercado de trabajo. Eso ha derivado en que uno de los mayores “éxitos” de la Reforma Laboral lo encontremos en el incremento de un 70% de la contratación a tiempo parcial desde 2012 hasta la actualidad.

En 2016 más de un 42% de los contratos indefinidos y un 35% de los temporales han sido a tiempo parcial, con la desigualdad que eso conlleva, tanto a nivel de condiciones laborales como salariales.

Otro de los efectos más dañinos de la Reforma Laboral ha sido la devaluación salarial. Desde 2012 los trabajadores han perdido un 7,3% de capacidad salarial real, teniendo en cuenta que la inflación ha sido negativa y que el pago de las pagas extras atrasadas por los trabajadores del sector público han retocado un tanto dicho dato.

Sin embargo, comprobamos que el salario medio de España se ha incrementado. ¿Qué nos dice este dato? Que los niveles de desigualdad se han acentuado: mientras las rentas altas se iban incrementando a través de los pagos de variables, el salario real de los trabajadores de rentas medias y bajas se precarizaba.

Desde 2012 los trabajadores han perdido un 7,3% de capacidad salarial real

Esto está teniendo consecuencias sobre la capacidad adquisitiva de las familias ya que según datos de Agencia Tributaria un 35% de los asalariados españoles percibía unos ingresos inferiores al Salario Mínimo Interprofesional. La Reforma Laboral ha traído de nuevo la figura del “trabajador pobre”, aquel que, a pesar de tener un empleo y un salario, dispone una renta anual inferior al umbral de la pobreza. Trabajadores pobres siempre ha habido en nuestro país, pero no en el número que ha generado la Reforma Laboral de Mariano Rajoy: 6 millones de españoles, un tercio de la población activa, son trabajadores que cobran salarios por debajo del umbral de la pobreza.

Esta situación de precariedad más propia de la posguerra española o de la europea ha sido propiciada por la Reforma Laboral a la que los empresarios se han acogido como verdaderos fanáticos para que sus beneficios netos no se resintieran a pesar de la situación de crisis y recesión económica.

Tanto desde el Gobierno como desde la patronal se ha intentado hacer ver que la devaluación salarial era fundamental para la competitividad de la economía. Lo que se pretendía era competir en base a precio lo cual, tal y como están las cosas, es imposible porque imposible es competir con países en desarrollo como China, India, Bangladesh, Marruecos o los latinoamericanos.

Lo que sí que podemos afirmar en base a las cifras del Instituto Nacional de Estadística extraídas de la Encuesta Salarial Anual, es que los salarios han sido devaluados en los niveles medios y bajos mientras que se han incrementado en los niveles altos. La consecuencia de ello es que los salarios han perdido peso en el PIB en favor de las rentas variables y del capital. Esta participación salarial en el Producto Interior Bruto la vemos en la siguiente gráfica:

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La gráfica muestra que en el momento en que el Gobierno empezó a hablar de recuperación, de brotes verdes y de ver la luz al final del túnel, el peso salarial en el PIB español se estancó en un 47,3%, mientras que el crecimiento económico se situaba por encima del 3% y el número de asalariados, según la EPA, supera el 80% de la población activa. ¿Cómo es posible tal incoherencia?

Por otro lado, la participación en el PIB del excedente de explotación —beneficios, intereses— se ha incrementado. Por tanto, las consecuencias negativas de la Reforma Laboral se han extendido a la distribución de la riqueza en nuestro país dando preponderancia a las rentas del capital frente a las rentas del trabajo. La consecuencia de la devaluación es una mayor desigualdad y la fractura total entre las rentas altas y las bajas con la eliminación total de las medias.

La Reforma Laboral ha traído la figura del “trabajador pobre”: a pesar de tener empleo dispone una renta anual inferior al umbral de la pobreza

Las consecuencias sociales de la Reforma Laboral han sido nefastas para los españoles. El Partido Popular ha ido logrando poco a poco sus objetivos: depauperar tanto el mercado laboral que los trabajadores se vean obligados a sufrir los abusos de los empresarios, tal y como advirtió Antonio Catalán, presidente de la cadena AC Hoteles, hace un par de semanas en referencia a los abusos que sufren las trabajadoras del sector hotelero: “No se puede pagar 3 ó 4 euros por habitación, aceptar eso supone un deterioro de la imagen. Los listos de la película son siempre los mismos”.

El mismo empresario afirmó que aunque hay más empleo que en 2011, los salarios son peores gracias a la Reforma Laboral culpando precisamente a los empresarios de que no se genere más empleo y de más calidad: “si este país no chuta es porque los empresarios no generan más puestos de trabajo” o que “hoy puedo despedir pagando 20 días por año y empezar a subcontratar. Es lo que hacen los que explotan a las camareras de piso y lo digo con toda las letras: explotan”. Que un empresario sea el que afirme que gracias a la Reforma Laboral se esté explotando a los trabajadores dice mucho de la normativa que tenemos actualmente.

La falta de oportunidades, la mentira enmascarada de que se está creando más empleo (cuando lo que ha hecho el PP es crear una industria de trabajos precarios en todos los sentidos con el único fin de maquillar las cifras absolutas), la explotación laboral y unos salarios más propios del tercer mundo que de la cuarta economía de la Eurozona han generado unas consecuencias sociales más propias de la posguerra que del siglo XXI.

Los datos de Eurostat son claros. Casi un tercio de la población española está en situación de pobreza o de exclusión social, exactamente 13,3 millones de personas. Si nos vamos a los grupos de edad vemos que en la franja que va desde los 16 a los 29 años la tasa se dispara hasta 36,4% y en la infancia supone un 33,4%. Si la Reforma Laboral ha traído tantos beneficios, tal y como afirma sin ningún tipo de rubor Fátima Báñez, ¿cómo es posible que más de 13 millones de españoles estén en situación de pobreza y en riesgo de exclusión social?

En lo referente al tipo de hogar las cifras son escandalosas ya que más de la mitad de los hogares monoparentales con uno o más hijos a cargo se encuentran por debajo del umbral de la pobreza. Como se apuntó unas líneas más arriba, el hecho de tener un puesto de trabajo o una pensión en el contexto actual, en la situación que ha provocado esta Reforma Laboral, no garantiza salir de la pobreza.

Según los datos de Eurostat, casi un 15% de los españoles está por debajo del umbral de la pobreza a pesar de disponer de un empleo remunerado y, de esa cantidad, un 2% sufre también privación material severa.

La Reforma Laboral ha traído una precarización del empleo y un desempleo crónico que son la causa principal de la situación de pobreza que vive la clase trabajadora. Según datos de Eurostat este empleo precario que se ha generado en España supone el factor con mayor peso a la hora de que una persona esté por debajo de los niveles de pobreza, concretamente un 77%. 3,6 millones de españoles viven en pobreza severa, es decir, que tienen unos ingresos inferiores a 334 euros mensuales.

Más de la mitad de los hogares monoparentales con uno o más hijos se encuentran por debajo del umbral de la pobreza

A continuación una serie de datos nos pone ante el espejo de la realidad que ha generado la Reforma Laboral. El precio medio de alquiler en un barrio obrero de Madrid, por ejemplo en el distrito de San Blas, Usera o Vallecas, está por encima de los 460 euros. Si tenemos en cuenta que un 22% de los trabajadores españoles cobra menos de 300 euros mensuales, ¿cómo es posible que se pueda decir que en nuestro país se vive con dignidad?

Respecto al coste de la cesta de la compra de alimentos básicos nos encontramos con que es de 33 euros semanales por persona. Una familia de tres miembros necesitaría unos 450 euros mensuales para poder comer sólo alimentos básicos.

Pero lo más grave que nos ha traído la Reforma Laboral es el retorno de la esclavitud o la semi-esclavitud en el empleo. Se estima que son más de dos millones de trabajadores que no perciben ningún tipo de remuneración sin tener en cuenta a aquellos que se han acogido a los contratos de prácticas o a las becas. Estos trabajadores acuden a sus centros de trabajo por tener algo que hacer, por sentirse útiles, por no caer en el desánimo, porque mejor hacer algo aunque sea gratis que no hacer nada y quedarse en casa y por agarrarse a la esperanza de que su desempeño dé frutos y llegue el momento en que pueda comenzar a percibir alguna remuneración.

De esta situación se aprovechan empresarios desaprensivos que ocultan los beneficios que logran para poder seguir explotando a aquellos que están desesperados. ¿Cómo hemos llegado a esto? ¿Cómo es posible que el Estado no ponga las herramientas para terminar con esta explotación? Es sencillo, porque el Estado se ha olvidado de que su obligación es proteger a sus ciudadanos.

2 COMENTARIOS

  1. Si con los datos que he leido no se le cae la cara de vergenza cada vez que dice que españa es una maquina de crear puestos de trabajo es que la decencia paso delante de la puerta de esta mujer y de su partido y salio corriendo. Que vergenza por favor que vergenza. Claro que los qu eno vivieron jamas al dia, los que no han tenido que pasar la ultima semana de mes comiendo solo pan y choriza del mercadona, los que no tienen que esconderse por la calle para no cruzarse con el casero porque el sueldo no da para pagar el alquiler, los que no saben lo que es engañar al estomago con los trucos de la abuela de cuando la guerra, no se puede esperar que comprendan que lo que estan aciendo es verzonsoso y para meterlos en una jodia celda. Gracias a diario 16 por poner las cosas en su sitio.

  2. estoy totalmente de acuerdo con lo que aqui se expone. nos estan queriendo acostumbrar a la miseria, nos estan metiendo en un mundo en l que la teoria del estado de miedo lleva a los obreros a aceptar cualquier cosas y asi conseguir que los empresarios dsaprensivos se forren a costa de la esplotacion. un analisis fabuloso. da gusto leer cosas asi.

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