La plataforma Precipita explica en su web que está “especializada en promover la financiación colectiva de la ciencia, conectando a los que sí creen que podemos y debemos hacer más (…) con los que ya están comprometidos en su actividad diaria”. En otras palabras, es un portal especializado en realizar campañas de crowdfunding para financiar investigaciones científicas públicas.

 

¿Financiación ciudadana o repago?

Para María Almena, doctora en Bioquímica y participante de la Marea Granate, el crowdfunding es “un error de bulto por parte de la comunidad científica, y un lavado de manos desde los poderes públicos. Se pagan impuestos para financiar el I+D adecuadamente; pedir un aporte extra a los ciudadanos es un ‘repago’ en toda regla, además de un incumplimiento de las obligaciones del Gobierno, que hipócrita y convenientemente apoya el proyecto”. Esta investigadora cree que no se debería “fomentar este modelo, y menos con proyectos cortoplacistas, con contrataciones precarias, basadas en lo inmediato y en lo popular, visible o mediático, que es lo que fomenta el modelo de Precipita”.

pedir un aporte extra a los ciudadanos es un ‘repago’ en toda regla

Santi Rello Varona del colectivo Ciencia con futuro opina que estas iniciativas de crowdfunding para financiar estudios e investigaciones “son interesantes como herramientas para abrir la ciencia a la sociedad. A través de ellas se pueden financiar proyectos que quedan al margen de las convocatorias más grandes de administraciones públicas y fundaciones privadas: ciencia ciudadana, estudios de interés local, que afectan a colectivos muy determinados etc. Pero no debe verse como una manera alternativa de rellenar los huecos que la crisis y el desinterés nacional por la investigación ha dejado en los presupuestos de universidades y Organismos Públicos de Investigación… porque en ese caso estaríamos hablando de algo parecido al repago farmacéutico”.

Más contundente se muestra el químico Miguel Camblor de Ciencia para el pueblo, que denuncia Precipita como “una iniciativa penosa, en la que hemos visto proyectos que fundamentalmente buscan financiar precariedad laboral. La investigación pública no ha de financiarse mediante crowdfunding, sino a través de los impuestos”.

Para Pablo Giménez de la Federación de Jóvenes Investigadores es positivo el aspecto divulgativo del proyecto, pero ve dos problemas en él: el primero es que “solo se logra atraer la atención sobre investigaciones con fuerte tirón mediático, la mayoría en el sector biomédico, por ejemplo, contra el cáncer”. El segundo que “las sumas que se pueden alcanzar en la práctica totalidad de los casos será insuficientes. No se puede dejar el comienzo o continuación de un proyecto en mano de modas, debería seguir siendo evaluado con criterios científicos, donde evaluadores imparciales y familiarizados determinen la viabilidad o la necesidad de llevar a cabo uno u otro proyecto”.

 

Un modelo de financiación a repensar

Giménez recuerda que “en otros países como el Reino Unido la investigación obtiene 1.362 millones de libras de las fundaciones y del sector privado, esto es algo que no existe en España, apenas se recaudan 78 millones. Creemos que sería bueno igualarnos en este sentido con Europa y que se recaudara más de esta tercera vía (después del estado y las empresas) aunque la financiación pública debe ser siempre la prioridad”.

Pero hay iniciativas similares en otros países. Rello Varona nos habla de “con un modelo más parecido al de Precipita y que yo conozca de primera mano están https://scifundchallenge.org/ en los EEUU y http://www.rockethub.com/funding en Reino Unido (…). De nuevo, hay que tener en cuenta que en sociedades más innovadoras que la nuestra el mecenazgo y la suscripción popular están muy arraigadas complementando la inversión de las administraciones públicas o incluso igualándola, con organizaciones muy fuertes del tipo del Wellcome Trust, la Gates Foundation o la Fondation de France”.

En otros países se hacen hasta campañas específicas al modo telemaratones», señala María Almena, “aunque son entidades privadas o consorcios mixtos público-privados los que lo suelen hacer. Esta investigadora tiene la sensación “de que esto ha llegado a lo público en nuestro país sin un verdadero debate al respecto, aprovechando la mala coyuntura económica”.

Camblor, de Ciencia para el pueblo alerta que “en los países de nuestro entorno se apuesta más decididamente por la investigación. España es un país en vías de subdesarrollo desde el punto de vista científico, algo que será cada vez más patente y difícil de revertir.”.

 

Las medidas urgentes para el Gobierno

“Hace falta no sólo una mayor financiación sino más independiente de las coyunturas económicas y políticas”, reflexiona Miguel Camblor. Para este investigador “el modelo de ciencia actual requiere reformas profundas en muchos sentidos, no sólo en el de la financiación. El acceso a la carrera científica está cada vez más lejos de la igualdad de oportunidades debido al aumento de tasas universitarias, escasez de becas, obligatoriedad de máster a precios exorbitados, precariedad laboral, incertidumbre de futuro, encadenamiento (en el mejor de los casos) de becas o contratos. Hay además una evidente brecha de género que resulta intolerable”.

«Hay además una evidente brecha de género que resulta intolerable”

María Almena recalca que es necesario “una enorme mejora de la financiación pública, que eleve los presupuestos dedicados es investigación notablemente. Luego, el modelo necesita una revisión de cabo a rabo: lo más urgente en mi opinión es acabar con la contratación precaria (e incluso ausencia de contratación, que es algo gravísimo que seguimos tolerando) y la inestabilidad laboral”.

Pablo Giménez, por su parte, propone que “se debe elaborar un nuevo pacto por la ciencia tal como prometió Rajoy en su sesión de investidura, se debe trabajar para cumplir las metas de Horizonte 2020 y poder empezar a superar las políticas que nos han hecho perder una década, se debe aumentar la inversión y hay que trabajar para que los investigadores en el exilio puedan volver a España y poner todo su conocimiento al servicio de su país que es lo que la gran mayoría están deseando hacer”

Y las propuestas de Ciencia con futuro Santiago Rello Varona las sintetiza así: “necesitamos llegar al 2% del PIB y aspirar al 3% PIB entre fondos públicos y privados (empresas, pero también mecenazgo). Pero ya dentro del sector público es imperativo implementar la Agencia Estatal de Investigación cómo agente financiador estable en sus convocatorias, transparente en sus procesos y guiado por la calidad y la solidez de las propuestas a financiar. Finalmente, sin resolver el eterno problema de los recursos humanos no podremos avanzar. Hay que romper definitivamente con la endogamia universitaria (y de los Organismo Públicos de Investigación) sustentada en una gobernanza que permite el establecimiento de castas autogestionarias independientes del control público”.

2 COMENTARIOS

  1. Una verguenza en toda regla no? y es que los impuestos no pueden servir solo para pagar a golfos y golfadas, claro que si al paisanaje le parece bien pues nada aguantar

  2. Ni solución ni vergüenza! La campaña de financiación colectiva, es una iniciativa «espontánea» para asistir una situación de necesidad puntual, y no es incompatible para seguir denunciando el incumplimiento sistemático del gobierno en su compromiso con los ciudadanos de destinar y ejecutar parte del presupuesto a la I+D.

    Esto no ocurre solo con la Ciencia, sucede también con la AOD y muchos los servicios sociales. Es una estupidez debatir o condenar la función del crowdfunding cuando lo condenable es que el gobierno, apoyando esta medida, quiera desvincularse de sus obligaciones. No nos desviemos del debate principal, por favor

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