Seré franco, nadie puede evitar sentir miedo cuando dos camionetas te interceptan, y de ellas, bajan personas armadas exigiendo que desciendas de tu vehículo a gritos. Llevamos más de diez años entre miles de historias sobre secuestros, “levantones”, detenciones arbitrarias y desapariciones.

No compartiré una historia de sufrimiento y dolor, por fortuna, pues de esa calle sin iluminación en donde nos interceptaron por primera vez, pudimos escapar, Pepe Camacho y un servidor, hasta una céntrica calle, iluminada y con mucho tránsito de personas el martes pasado en Huauchinango, Puebla.

En la calle Juárez, fuimos detenidos agresivamente por segunda ocasión y los para nosotros, en ese momento, supuestos agentes de la policía ministerial, volvieron a la carga:

“¡Abran la puerta, bajen del carro!”.

Ante la presencia de ciudadanos observadores y otros solidarios, así como del arribo, cada vez más numeroso, de los medios de comunicación, los judiciales fueron cambiando su versión.

Pasaron del “bájate a una revisión de rutina”, a “tenemos una orden” (para poder ejercerla); para finalmente terminar en un: “tenemos una orden de aprehensión”.

Al pedir que la mostraran, afinaron de nuevo su mensaje para indicar: “no vamos por ti, vamos por tu cuate”.

“Les queremos echar la mano, no la hagan grande”, etc.

Las frases de la extorsión y la corrupción del sistema policial mexicano.

Los agentes, quienes recibieron una desempolvada orden de aprehensión que llevaba cinco años durmiendo el sueño de los justos, fueron enviados a ejercer un acto intimidatorio a todas luces ilegal bajo el escudo protector de una “charola”.

Desconozco si sólo deseaban asustarnos, o también golpearnos o “levantarnos”, lo que sí consiguieron fue detener a José Ernesto Camacho López.

Un compañero militante de Morena, quien ante la imposibilidad material por evitar la detención, en la presencia de decenas de elementos de la policía ministerial y municipal, en un operativo que cerró la calle Juárez, que usó una grúa y al que llegaron las cabezas de ambas policías, decidió entregarse a las autoridades presentes y hacer frente a una acusación formulada hace seis años.

La cual, dice que participó en el daño a un carro por un monto de 9,600 pesos junto con tres personas más. Por esta acusación y sin recabar el testimonio de los acusados, fue girada la orden en el año 2012.

Esperaron cinco años, mientras el enojo popular crece por los malos gobiernos, mientras los huauchinanguenses están cada vez más hartos de ser gobernados por auténticos delincuentes que han hurtado cientos de millones de pesos, para por fin, cumplir con su trabajo en un operativo fastuoso e intimidatorio.

Cuando la oposición política que un servidor, junto con un gran equipo de compañeros comprometidos está estructurando un trabajo que contribuya, desde Huauchinango, al cambio verdadero, es cuando deciden hacer valida una orden bajo un delito que prescribió hace tres años.

No ocupamos una mente muy maliciosa para entender con claridad que se trató de un ataque frontal hacia la actividad política a la cada día se suman más hombres y mujeres convencidos de la necesidad de que Andrés Manuel López Obrador, sea presidente de México.

Mucho menos es desproporcionado señalar que un ataca así, amerita un buen nivel de influencia en al menos una institución: la Policía de Investigación dependiente de la Fiscalía General del Estado de Puebla.

¿Quiénes en Huauchinango están en condiciones de impulsar un operativo de esta naturaleza con el apoyo de esa fiscalía?

Esa es la pregunta que tendrá que ser respondida en breve derivado de las investigaciones que por medio de una queja, que ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Puebla interpondremos; así como de las propias averiguaciones que vaya arrojando un poder en descomposición cuyos integrantes comienzan a echar culpas unos a otros y a exhibirse en un frenesí de miedo ante la caída estrepitosa del sistema que estamos por derrocar.

Más temprano que tarde sabremos, no solamente quién empujó la torpeza en nuestra contra del martes que derivó en un día en la cárcel para Pepe Camacho; sino también, quién y quiénes, han sido responsables de los muchos crímenes sociales que todos los días desde hace mucho tiempo se viven y padecen en este país.

Y en lo que ello ocurre, nuestra tarea seguirá siendo la misma: informar, concientizar, organizar, comunicar, defender y proyectar el trabajo político que permita a Morena hacer una realidad el cambio verdadero, del que estoy seguro, Huauchinango no será ajeno.

Artículo anteriorEsa gente que sí va a misa
Artículo siguienteLa arbitrariedad mecánica de la ANECA
Conferencista, participante y delegado en múltiples eventos internacionales en Azerbaiyán, Francia, Argentina, Cuba, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua, Panamá, Venezuela, Colombia, Ecuador, República Dominicana, Perú y Brasil. Escribo en Milenio Diario y asesoré a los secretarios de gobierno de Puebla y de la Ciudad de México. Soy el único mexicano que ha presidido la Conferencia Permanente de Partidos Políticos de América Latina y el Caribe, en su apartado juvenil (COPPPAL-Juvenil). Egresé de la Facultad de Derecho de la UNAM y me he especializado en derecho electoral. A los 27 años competí por una diputación local en Puebla. Actualmente estoy convencido de la regeneración nacional en MORENA, y trabajo para ello, en Huauchinango, Puebla, donde nací.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre