Resulta bastante curioso que cuando haces cualquier crítica al Partido Socialista en Andalucía, enseguida sus hordas de enchufados, sus huestes en forma de cargos políticos apoltronados en su sillón desde tiempos inmemoriales, te tachan de dar “una mala imagen” de tu tierra, te acusan, sin ningún pudor, de ser “un traidor” a la madre patria, y de ser un cómplice de la derecha por el simple hecho de denunciar lo que crees que en tu tierra se está haciendo mal o no funciona.

Ha sido revelador lo que ha pasado en muchos ayuntamientos andaluces cuando muchas candidaturas de Unidad Popular hemos presentado mociones que instaban a la Junta de Andalucía a garantizar un 5% del PIB en los próximos presupuestos para dedicarlos a la educación pública. Ya en noviembre de 2016 el grupo parlamentario de Podemos y el de IULA-CA presentaron ante la comunidad educativa una proposición de ley que consiste en la modificación de la LEA (Ley de Educación de Andalucía), mediante la inclusión de un único artículo que recoge un gasto mínimo garantizado (una cláusula suelo) del 5% del PIB para Educación.

Lo curioso es que cuando algunos concejales hemos llevado esta misma propuesta a los ayuntamientos, hemos recibido, en algunos casos por parte del PSOE (sobre todo en los sitios donde el aparato susanista tiene mucha influencia), unas críticas bajo mi punto de vista exacerbadas, ya que se nos acusaba de “vender muy mal” la educación en Andalucía.

Resulta extraño comprobar cómo este PSOE andaluz, cuyo máximo exponente es Susana Díaz, no aguanta las críticas de nadie, sobre todo en lo que a sanidad y educación se refiere, lo que ellos han dado en llamar “las joyas de la corona”, que más que joyas se han convertido a base de despilfarro y mala gestión en bisutería barata, que únicamente conserva su valor gracias al trabajo de los profesionales de cada sector.

No aguantan las críticas. Quienes los criticamos somos “malos andaluces”. Esto no es nuevo. Recuero perfectamente cómo la ahora candidata a dirigir el PSOE a nivel nacional, la Eva Perón trianera, la Señora Susana Díaz, la “intocable”, le reprochaba en el parlamento andaluz a Teresa Rodríguez, coordinadora general de Podemos Andalucía, que en nuestra tierra “no había Mareas Blancas, ni Verdes ni Moradas”.

Pues desgraciadamente, señora Díaz, las hay. Y no es que me gusten las mareas contra los recortes, pero un hecho sí que es del todo cierto, la gente está harta y sale a la calle a protestar contra lo que no le parece bien y por eso no son traidores a la blanca y verde (por cierto, esos son los colores de las dos mareas de las que les hablo). Porque eso es precisamente lo que trata de vender el socialismo andaluz y Susana Díaz: que todo ataque a su gestión es un ataque a nuestra tierra, como si el legado de Blas Infante fuera exclusivamente suyo, y desgraciadamente los que han traicionado ese legado han sido ellos.

Pero vuelvo al 5%. En definitiva, los concejales de las candidaturas pedíamos en los ayuntamientos un 5% del PIB para educación, ya que sólo se invierte actualmente el 3,9. ¡Ojo!, sólo pedíamos el 5%, ya que el PSOE prometió en campaña de las andaluzas dedicar el 6%. Pues nos votaron que NO, y lo más curioso, en otros sitios votaron que Sí. La verdad es que esta situación no se entiende. Al final el ejército de Pancho Villa, desorganizado y sin control, de lo que nos acusaban a los de Podemos, van a ser ellos mismos, que no se ponen de acuerdo ni en lo que votan.

Lo cierto es que dedicar el 5% a educación, es decir, el establecimiento de una cláusula suelo, blinda la Educación pública frente a futuros ataques y recortes impuestos bien desde Madrid o desde Bruselas. Si el gasto educativo está blindado por ley en Andalucía dispondremos de una herramienta más para hacer frente a los recortes porque el gasto mínimo en educación tiene que estar asegurado.

Sin embargo, mientras que la administración andaluza se niega a invertir más dinero en educación, los docentes nos levantamos cada día y vemos en nuestros centros cómo profesores que se ponen enfermos no son sustituidos, por la tanto el alumnado se queda mucho tiempo sin profesor. Vemos cómo hay un deterioro en los edificios de los centros de enseñanza, goteras, humedades, etc… que se tarda una eternidad en arreglarse, entre otras cosas porque se ha recortado en los gastos de funcionamiento para los centros. ¿Hablamos de los niños y niñas que estudian en barracones prefabricados? Yo he dado clase en uno de esos barracones en junio con el aire acondicionado estropeado. Les invitaría aprobarlo a los que dicen que en Andalucía no se recorta en educación. Invitaría q que vieran al profe de informática con la caja de herramientas a cuestas recorriendo el centro de arriba abajo para arreglar las pizarras digitales. Lo dicho… esto funciona gracias a los profesionales, sino esto sería el caos.

Y podría seguir hablando y exponiendo más casos y seguro que los que me estáis leyendo conocéis el nombre de algún centro en Andalucía con algunos de estos problemas. Pues para la Junta de Andalucía y el PSOE andaluz, hablar de esto es “alta traición”.
Callarnos nos convertiría en cómplices, denunciar lo que no nos gusta tampoco nos convierte en traidores. Pero aún así, sean bienvenidos los traidores que sacan a la luz la verdad.

1 COMENTARIO

  1. La izquierda sufre (o disfruta) de hiperlegitimidad. Que sea corrupción, incompetencia, arrogancia, sabiondismo exacerbado, son LA VERDAD. A la izquierda solo le pasa a veces, que uno de ellos se pasa un poco, pero que es una excepción. Un corrupto de izquierda es siempre una excepción… y que seguramente, su corrupto, su ladrón, su mentiroso o su incompetente, no le faltaban bienas intenciones…!!! O mejor: que si alguna culpa tiene, será por influencia o por alguna trampa de otro que no es de izquierdas… E lo argumentan maravillosamente bien. La estrategia de la argumentación y de la propaganda es más facil si eres bueno. Y los de derechas son el contrario de los buenos. O sea los de derechas son el contrario del Che, de Castro,de Estalín, de Lenin, de Chavez, de Maduro, de Mao, de Pol Pot, del de Corea del Norte… etc. y de muchas otras «excepciones» producidas por las utopías y las diversas ideologías de izquierda. O sea, todas estas «excepciones» solo confirman la regla de la bondad y de la pureza de la izquierda, mientras que los de derecha no tienen excepciones: son todos malos. Y está absolutamente prohibido a la izquierda, reconocer el mínimo valor y dignidad a un dirigente o a una acción que venga de la derecha.

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