Hace un par de calurosos días me encontré con una persona que me dijo la siguiente frase: “ya no hace cortos, hace cine”. Esta afirmación me indignó porque creo que tristemente es un pensamiento muy expandido entre los cinéfilos. Muchas veces parece que el cortometraje es el hermano pequeño y no deseado del séptimo arte.

Tengo que ser sincero y confesar que cuando yo mismo comencé a dirigir cortos me sentía en inferioridad, la palabra cortometrajista me sonaba fatal cada vez que la escuchaba. No sé porque motivo pero al escuchar esa palabra me veía cómo el adolescente que hace cortos con la cámara de video de su padre. Fue mi amigo Luis Francisco Pérez el que me enseñó a llevar con orgullo el ser cortometrajista y a valorar el maravilloso mundo de las películas pequeñas. Un mundo amplio y variado en el que tiene cabida todo tipo de cine. Hay cortos que suplen su falta de medios con ingenio y originalidad. Otros cortos poseen una factura técnica que nada tiene que envidiar a los largometrajes de presupuesto. Un ejemplo de esto último es Aquel no era yo de Esteban Crespo (nominado al Oscar 2014).

He tenido la suerte de que mis cortos han sido seleccionados en varios festivales y eso me ha permitido descubrir muchas joyas. He visto películas pequeñas que condensan más cine en pocos minutos que el que se puede encontrar en muchos largometrajes. Me gustaría destacar la gran labor que realizan los festivales de cortos promocionando este formato y dándole visibilidad. Todos estos festivales acercan un cine diferente a lugares a los que no suele llegar este tipo de propuestas, promocionan los cortos y crean una red de directores. Una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida fue cuando tuve la suerte de ser jurado en el Kratkofil Film Festival que hasta este año se celebraba en Banja Luka (Bosnia); una semana imborrable en mi memoria. A pesar de su gran trabajo muchos festivales se encuentran prácticamente solos en este viaje. Ojalá estos festivales reciban algún día la ayuda necesaria por parte de las administraciones y puedan continuar con su gran labor cultural, y así no tengan que desaparecer cómo le ha ocurrido a mi querido Kratkofil Film Festival.

Una gran variedad de directores de largometraje han comenzado su carrera en el mundo del corto, algo que ha hecho que se vea el cortometraje cómo un primer paso que te permite dar el salto al largo. De Roman Polanski a Paul Thomas Anderson, muchos comenzaron haciendo películas pequeñas. Es cierto que un corto permite a muchos directores aprender, experimentar y encontrar un estilo. Hay cortos que también han servido como carta de presentación de un proyecto; las películas THX, Posesión infernal, Boogie Nights o Whiplash fueron originariamente cortometrajes. Todo esto demuestra que el corto es un formato en el que hay más libertad y en el que se pueden ver películas distintas y arriesgadas. Se agradece que muchos cortometrajistas que han realizado largometrajes vuelvan al formato corto para seguir contando historias. Directores cómo Javier Fesser, Nacho Vigalondo, Borja Cobeaga, Isabel Coixet, Vicente Villanueva o Roberto Pérez Toledo han demostrado que hay historias que se cuentan en 90 minutos y otras en 10. Eso no implica que ninguno de los dos formatos sea peor que el otro. Si lo piensas, ¿Cuántos largometrajes son obras fallidas porque alargan una buena idea hasta el infinito?.

El corto español goza de una muy buena valoración fuera de nuestras fronteras; no hay festival internacional en el que no encuentres un corto español cómo mínimo. Hace sólo un par de meses el corto español Timecode de Juanjo Giménez ganó el Gran Premio en el Festival de Cannes. Toda esta difusión del corto español se debe en gran medida al trabajo que realizan las distribuidoras de cortometrajes cómo Freak, The House of Films, Jóvenes Realizadores o Marvin & Wayne.

En el panorama actual del cortometraje nacional hay una gran variedad de directores que demuestran que el audiovisual español está más vivo que nunca. Algunos de estos directores ya han realizado su primer largometraje o están en proceso de hacerlo. Me gustaría que todos los directores que ahora están dirigiendo largometrajes vuelvan en algún momento al formato que les dio a conocer. Es complicado hacer un listado de los mejores cortometrajistas de los últimos años pues hay mucho talento, aún así voy a intentarlo. Para este humilde cinéfago los cortometrajistas a destacar en España son: Alex Montoya, José Manuel Carrasco, Alauda Ruíz de Azua, Eduardo Casanova, Mikel Alvariño, Manuela Burló Moreno, León Siminiani, Leticia Dolera, David Galán Galindo, Pablo Arreba, Jota Linares, Nico Aguerre, Oscar Bernacer, Juanjo Rueda, Pedro González Kühn, Víctor Carrey, Marina Seresesky, Martín Rosete, David Esquivel, Rubin Stein, Xacio Baño y Gerardo Herrero. Recomiendo a todo el mundo que busque en internet (otra gran arma que permite promocionar el corto) el trabajo de todos estos cineastas.

Yo creo que el cine es cómo la vida, los buenos momentos no vienen definidos por el tiempo que duran.

 

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Licenciado en Comunicación Audiovisual, ha sido analista de guiones y también ha trabajado en el departamento de dirección en cine, televisión y publicidad. El trabajo como ayudante de dirección le ha permitido trabajar con directores y directoras de amplia trayectoria dentro del mundo audiovisual. Juan ha cosechado varios premios y más de doscientas selecciones en festivales nacionales e internacionales con sus cortometrajes como director y guionista. Durante un año se mantuvo en la cartelera madrileña la obra de teatro El día que decidí olvidarte, con texto y dirección suyos, una experiencia de la que guarda gran recuerdo. Actualmente, trabaja principalmente como realizador de publicidad para marcas como Bosch, Yves Rocher o Fundación La Caixa, a la vez que busca financiación para sus proyectos de largometraje.

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