¿Posee el excomisario José Manuel Villarejo un inmenso fichero sobre los “vicios y virtudes” de la clase judicial española? ¿Es esa la “traca final” con la que siempre amenaza el agente encubierto de la boina calada? El polémico policía, actualmente en prisión por el caso Tándem, ha enviado una carta desesperada al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la que amenaza con seguir tirando de la manta. En su misiva, el excomisario especializado en las cloacas del Estado confirma la existencia del “archivo Jano” o Control Integral Central (CIC), un gigantesco y misterioso fichero ‘top secret’ que en su día llegó a contener “casi un millón de fichas individuales con datos personales y privados de vicios y virtudes de las personalidades más relevantes de España”. Entre esa ingente información estaría uno de los subarchivos más sensibles, el conocido como “Control de Togas”, una especie de inmenso banco de datos sobre la vida privada de la clase judicial española.

En su carta, Villarejo lamenta que se le presente como el “enemigo público número uno del país”, la víctima de una supuesta campaña de desprestigio que habría sido instigada por el general Félix Sanz Roldán, director del Centro Nacional de Inteligencia. Según el excomisario encarcelado, el máximo responsable del CNI arremetió contra él para destruirlo al sentirse traicionado porque no cumplió con el trabajo que le había encomendado: recuperar toda la documentación en poder de la princesa Corinna, la “amiga entrañable” del rey Juan Carlos.

“Esos documentos, según se me comunicó, afectaban gravemente a la seguridad del Estado. Los integraban, entre otros, el ‘archivo Jano’ o CIC (Control Integral Central) (…) La realidad es que contiene los datos más sórdidos y oscuros de aquellos cuyas decisiones en un momento determinado puede convenir que se adapten a los intereses de quienes las poseen. Así, por ejemplo, uno de los subarchivos, llamado ‘Control de Togas’, afecta como puede suponerse de forma directa al mundo judicial”, asegura Villarejo. La historia que cuenta el excomisario es que en un principio consiguió ganarse la confianza de Corinna, pero finalmente no pudo culminar su misión, por lo que Sanz Roldán desencadenó un “infierno” contra él y su familia. “Conocer incluso de quienes presumen de amistad conmigo en el actual CNI que su director ha procurado mi destrucción por todos los medios no puede resultar más doloroso para quien ha entregado su vida entera al servicio de España”, añade.

Villarejo afirma que para defenderse tendrá que “explicar por qué se ha permitido que se amenace a determinados jueces de la Audiencia Nacional con datos de su intimidad para que dejen de investigar temas que afecten al CNI” o “por qué se ha permitido” al general Sanz Roldán “que trabaje en contra de los intereses nacionales y a favor de potencias extranjeras como Venezuela”. “O por qué razón y quién ha permitido que se filtren datos contra nuestros monarcas. O hasta dónde llega la propia conexión y tutela del director del CNI respecto de la Fiscalía Anticorrupción. O por qué se ha protegido a magnates mediáticos independentistas. O por qué se ha permitido que en Cataluña el CNI dejara de informar sobre cuestiones trascendentes como los movimientos bancarios en el extranjero de determinados políticos separatistas”, relata Villarejo en su misiva a Pedro Sánchez.

Las acusaciones de Villarejo deben ponerse siempre en cuarentena, ya que provienen de un siniestro personaje que al verse acorralado ha decidido poner en marcha el ventilador con todas sus consecuencias. Resulta evidente que el excomisario está dispuesto a todo con tal de salir de la cárcel, una situación personal que él mismo califica de al borde de la desesperación. Sin embargo, mal haría el Gobierno en mirar para otro lado ante acusaciones tan graves que afectan a uno de los pilares básicos de cualquier democracia: el poder judicial. Las denuncias del agente secreto deberían ser investigadas hasta el final, hasta que se aclare todo este inmenso embrollo en que se ha convertido el caso Villarejo. Si es cierto que magistrados de altos tribunales están siendo chantajeados por agentes de los servicios secretos españoles nos encontraríamos ante uno de los mayores escándalos desde la instauración de la democracia.

Ese ‘Control de Togas’ supuestamente incluido en el misterioso ‘archivo Jano’ sería algo muy peligroso, letal habría que decir, ya que estaríamos hablando de una Justicia maniatada y amordazada por una mafia policial en la sombra. De confirmarse la existencia del colosal fichero, España habría dejado de ser un Estado de Derecho para convertirse en un Estado policial. La existencia de esos documentos que hablan de la vida privada de jueces y magistrados, de sus supuestos “vicios”, como dice sarcásticamente Villarejo, explicaría muchas cosas, entre ellas ciertas resoluciones judiciales polémicas que se han dado en los últimos años y ciertos comportamientos extraños de una parte de la clase judicial. Ese ‘Control de Togas’ no solo sería un monstruoso Gran Hermano que estaría vigilando día y noche a los magistrados, chantajeándolos, teledirigiéndolos, modificando sus voluntades y decisiones y amenazándolos con arruinar sus vidas en el momento en que dicten una resolución contraria a determinados intereses. “Señor presidente, en mi defensa no tendré más remedio de forma inminente (…) que explicar por qué se ha permitido que se amenace a determinados jueces de la Audiencia Nacional con datos de su intimidad para que dejen de investigar temas que afecten al CNI”, advierte el excomisario en su carta.

El agente infiltrado añade que la “obsesión enfermiza” del general Sanz perjudica al país. “No puedo hacerme responsable del riesgo que se está ocasionando y se va a ocasionar a la estabilidad de las más altas instituciones de España con la construcción de una suerte de causa general contra mi persona basada en interpretaciones mendaces y fragmentarias de piezas aisladas de información”, apunta, y añade: “Quizá permanezco encarcelado para que no pueda contar la realidad de los hechos tan graves que conozco”.

Pero las acusaciones no quedan ahí. Villarejo denuncia además una presunta conexión y “tutela” del responsable del CNI con la Fiscalía Anticorrupción ‒que ejerce la acusación contra el excomisario en el caso Tándem‒, así como una supuesta protección a “magnates mediáticos independentistas” y que los servicios secretos han dejado de informar en Cataluña sobre supuestos movimientos bancarios en el extranjero de políticos separatistas.

Finalmente Villarejo recuerda que desde 1972, prácticamente cuando ingresó en la Policía Nacional, participó en los “servicios secretos” hasta que en 1993 el Ministerio del Interior le propuso oficializar su situación como agente infiltrado. Para tratar de conmover a Sánchez, Villarejo tira de currículum al recordar que fue él quien se infiltró en las finanzas de ETA en América Latina, “desbaratando sus negocios”; quien captó “operarios” para “poder intervenir las comunicaciones de los etarras” en Cuba; y quien logró ganarse la “confianza” de traficantes de drogas y armas y de personajes como Abu Abbas, Khashoggi y Oubiña, “consiguiendo que colaboraran aportando en ocasiones información vital para la seguridad del Estado, a sabiendas o no”.

“Señor presidente no pretendo mejorar mi imagen ante usted, porque en alguna ocasión se ha pronunciado sobre los hechos que se investigan en mi caso fijando por anticipado (…) una sentencia condenatoria”, se lamenta el excomisario. De modo que para demostrar su inocencia Villarejo asegura que presentará “batalla judicial hasta destapar la verdad” y desvelará “aquella que, incluso los actores con intenciones aviesas y planes irresponsables que propiciaron en origen esta temeraria causa, saben en su fuero interno que deberían permanecer siempre en la penumbra”. El terremoto, lejos de amainar, arrecia. Y el Estado se debilita cada día que pasa por su silencio y pasividad que parecen dar la razón al excomisario. Ya solo cabe aplicar una medicina eficaz para contener el cáncer Villarejo que corroe los órganos vitales del Estado: luz, taquígrafos y si son ciertas las acusaciones del agente infiltrado depurar responsabilidades desde el último policía de la escala básica hasta las más altas instancias del Estado. Caiga quien caiga.

2 COMENTARIOS

  1. La formación ética e intelectual de muchos, demasiados, jueces, fiscales, deja mucho que desear. Habrá que revisar, analizar y rehacer las materias que empollan, pues muchos no tienen criterio propio, capacidad para tenerlo, ni lúcidas argumentaciones, evidentes, de cartilla, en la aplicación de las leyes, de ciertas leyes. Un tonto puede joder un pueblo, un juez todo un país.
    Numerosos jueces y fiscales, aprendices de dictador, no sólo están sentenciando con patología ideológica, interesada y con deshonor, están secuestrando la libertad de ciudadanos inocentes y los están sitiando, acorralando, en celdas del Estado. Otros muchos, defensa propia, han tenido que exiliarse, huir a países europeos para impedir tan crueles raptos, y pedir amparo legal a jueces más democráticos. Sería un ilustrado fallo, incluir el estudio obligatorio de filosofía en todos los cursos de derecho, que los haría más justos, empáticos, decentes, objetivos, honestos y sabios. La justicia, sin duda se quitaría la venda y se podría poner gafas de sol. Será, espero, esperamos, una muy sabia decisión incluir esta materia en todas las escuelas y carreras. Extracto: «La filosofía es un estudio que busca comprender los misterios de la existencia y la realidad. Trata de descubrir la naturaleza de la verdad, el conocimiento y de encontrar lo que tiene un valor e importancia básica en la vida. También examina las relaciones entre la humanidad y la naturaleza, entre el individuo y la sociedad. Surge de la maravilla, la curiosidad, el deseo de conocer y comprender. La filosofía es, pues, una forma de investigación: un proceso de análisis, crítica, interpretación y especulación». «El estudio de la filosofía realza, de una manera que ninguna otra actividad lo hace, la capacidad de resolver problemas. Ayuda a analizar conceptos, definiciones, argumentos y problemas. Por otro lado, contribuye a la capacidad del ser humano para organizar ideas y problemas, para tratar cuestiones de valor y extraer lo esencial de la información. Así mismo distingue las diferencias finas entre puntos de vista y descubre puntos en común entre posiciones opuestas». Por todas estas cualidades y más, que permiten un mejor desarrollo y conciencia de los individuos, lo primero que hacen las dictaduras es controlar la educación y perseguir a los buenos pedagogos, y entre muchas prohibiciones, cómo no, la filosofía.

  2. Pero a estas alturas, alguien cree que el Sr. Villarejo, por su cuenta y con sus medios ha sido capaz de hacer todo lo que se le achaca y lo que parece que todavía no ha aparecido ? Ha necesitado cobertura, connivencia y complicidad (además de medios económicos), de las más altas instancias de los cuerpos de Seguridad del Estado y de la Inteligencia Nacional. Venga Sres. ! Que no acabamos de caer del guindo ahora !

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre