En un entorno globalizado de nuevas formas de comunicación donde se imponen siglas y acrónimos tales como TIC, SMS, etc., nos hemos habituado a utilizar PRL como referencia a una de las asignaturas pendientes de nuestra sociedad, la Prevención de Riesgos Laborales.

Quizás hubiese sido bueno desde el principio el haber usado este acrónimo de una forma más moderna, con un carácter más: “PRL?”, acrónimo que nos hubiese indicado de forma más gráfica una realidad que durante mucho tiempo nos seguimos cuestionando: ¿Podemos Realmente Lograrlo? 

A pocos meses de que se cumplan 22 años de la publicación de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, da la impresión de que se pueden realizar muchas “coletillas” o “zascas” sobre la importancia del tiempo por los dígitos en sí, pero lamentablemente e independientemente del valor de la antigüedad de la efeméride, seguimos constatando con los hechos día a día que desgraciadamente el tiempo no ha conseguido aportar esa sabiduría, conocimiento y madurez que los dígitos deberían de haber representado.

O, al menos, esa sigue siendo la percepción de la siniestra tendencia de los hechos, al observar el continuo goteo de accidentes fatales, alguno de ellos grabado en directo para su espeluznante retransmisión a través de los medios de comunicación, como el recientemente acaecido en el Mad Cool Festival.

¿Qué podemos haber hecho mal o seguir haciendo, para que esta lacra social siga produciéndose? ¿Cuestiones económicas, de cultura, de avenencia al riesgo? 

En definitiva, ¿Qué? y ¿Por qué?

Está demostrado sin perjuicio de otras connotaciones, que las situaciones de crisis económica conllevan inexorablemente situaciones de precariedad laboral en muchos sectores, y obviamente especialmente en aquellos de alto riesgo, estas ineludiblemente generan un incremento en las actuaciones en condiciones inseguras.

Pero, ¿es esto realmente una percepción o una constatación de hechos fehaciente? ¿tenemos herramientas para identificar donde se encuentra la frontera entre las mal llamadas condiciones “seguras” y las denominadas inseguras?

Es aquí donde sigue encontrándose la raíz del problema, en las mal llamadas condiciones “seguras”, por una simple y elemental cuestión de confort mental, llamamos seguro a aquello que consideramos que se encuentra a nuestro alcance y que estamos capacitados para cumplir.

Cumplir, un concepto muy adaptable y adaptativo a lo que nuestro confort mental considera como suficiente, todos sabemos y somos conscientes de lo que son condiciones inseguras, lo que posiblemente no tenemos muy claro cuál es ese mínimo exigible para que algo pueda ser considerado como seguro, por lo que en muchos casos acertaremos, pero también en muchos otros como de costumbre, seguiremos encomendándonos por confort mental a la diosa fortuna.

El ser humano por naturaleza tiene tendencia a minusvalorar o despreciar esa tenue frontera entre la seguridad y la inseguridad, por ejemplo, en situaciones en las que consideramos que no hace falta el uso de un arnés de seguridad, pero también es igualmente cierto nuestro apego a convivir mejor con la ausencia de control por tercero, cómo símbolo de independencia y libertad de actuación.

Sin embargo, esta visión constatable de una cultura tradicional y muy latina, de mentalizarnos en nuestra verdad o estado de confort mental, de aquello que consideramos como «condiciones seguras”, es lo que sigue siendo la raíz del problema y en modo alguno refleja de forma fiel, los avances reales que en 22 años se han producido en cultura, filosofía y gestión de la Prevención de Riesgos Laborales en nuestro país.

Avances que no se hubiesen producido sin la involucración social y el firme compromiso de los interlocutores sociales, agradecimiento expreso por ello a los representantes de los trabajadores sin cuya aportación los lamentables hechos de la accidentalidad laboral, no serían noticias de los medios de comunicación sino estadísticas de evolución por su continua repetitividad.

A esta aportación de las Organizaciones Sindicales hay que unir la de muchas Organizaciones Empresariales comprometidas seriamente con la mejora continua de las condiciones “seguras” y su tolerancia 0 con la siniestralidad laboral, en la búsqueda diaria de la sensibilización laboral para prever y evitar incluso las actuaciones negligentes de algunos de sus trabajadores.

No pueden existir condiciones “seguras” mientras no exista un compromiso minuto a minuto de todos los estamentos de la Organización en la implantación de medidas tecnológicas y mejora de los procesos de trabajo, que faciliten un correcto acceso online e inmediato de todos los trabajadores a una herramienta que permita diferenciar esa tenue línea entre lo que, si sabemos con absoluta certeza que son condiciones inseguras, y que no podemos considerar como condiciones “seguras”.

Global Omnium dedica diariamente recursos económicos, conocimientos y especialización de recursos humanos dedicados a la implantación real de la PRL sin “?”, para invertir ese círculo vicioso, por ejemplo con la puesta en marcha del CERA (Centro Estratégico de Reparación de Averías), con lo que se ha conseguido un cambio sustancial en uno de los mayores riesgos laborales que se originan en la gestión de los abastecimientos de agua, la reparación de las grandes tuberías de la red de abastecimiento.

En el CERA, instalación dependiente de la Empresa EMIMET que presta sus servicios al Área Metropolitana de Valencia, se realiza la reparación de cualquier avería de la red de gran diámetro, de tal forma que el tramo de tubería una vez reparado se lleva “in situ” sólo para su proceso de colocación y unión a la red, minimizándose de forma considerable el acaecimiento de riesgos como el de sepultamientos por trabajos en zanjas de gran profundidad, o incluso de golpes de calor desgraciadamente habituales en época estival.

La implantación de medidas tecnológicas como la apPRL de Global Omnium, una herramienta pionera en Europa, permite la gestión online “in situ” de la Coordinación de Actividades Empresariales, la evaluación continua y permanente de riesgos y la gestión de las normas de actuación en cualquier punto de la totalidad del ámbito de actuación de la Empresa, al mismo tiempo que facilita la función de gestión y control en absoluta compatibilidad con la independencia y libertad de actuación de las intervinientes.

La frontera entre las condiciones inseguras y las condiciones “seguras” , al menos para Global Omnium es llana y simplemente una cuestión de cercanía y realidad del compromiso, que tiene que ser constatable de forma fehaciente por todos los integrantes de la Organización, para lo cual el uso de modernas herramientas tecnológicas puede y debe permitir acabar con el tópico de la ausencia de formación e información, pues podemos y debemos establecer mecanismos reales de inicio de trabajos con conocimiento absoluto de las condiciones en las cuales debe desarrollarse el mismo.

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