Ernesto Guevara le pedía a sus hijos en una carta que les escribió antes de marcharse de Cuba que ‘sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.’, y si algo quedaba por probar del revolucionarismo de café de la ex Presidente de la República Cristina Fernández es el accionar que tuvo durante el escrutinio de las última Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) disputadas el pasado 13 agosto.

Porque digámoslo claro, Cristina Fernández tiene razón, los resultados del escrutinio provisorio no son fiables, como no lo fueron fiables en el pasado y así lo probamos dos años atrás cuando enumeramos algunas de las irregularidades detectadas durante las PASO 2015 (Material disponible en https://mega.nz/#!UwcSBJbZ!lCHGBWJj9g9iCjUTyKGFAe6AEPdi301G7kG1q5_U0xo), y en ese entonces la ex Presidente no dijo nada. Sólo alzó la voz cuando el resultado del escrutinio provisorio, que por cierto no tiene ningún valor legal y sólo sirve de referencia, ponía en duda su performance electoral.

La ex Presidente no tenía interés en que se conocieran los resultados correctos de la elección, Cristina Fernández no quería que se dijera que no había sido la candidata más votada.

Para evitar suspicacias aclararemos las cosas desde un inicio. Con la información que disponemos estamos convencidos que Cristina Fernández ganó las PASO de Unidad Ciudadana, lo cual es obvio puesto que era la única opción posible de voto en la candidatura a Senador Nacional de dicho sector, pero además en esta categoría la fuerza a la que representaba fue la más votada en la Provincia de Buenos Aires, aunque por ahora los datos oficiales digan otra cosa (Material disponible en https://mega.nz/#!ps1yzBwD!UI2agUr7fg-FzSDuhD6FanuxJyhp0gbBnD0efl4Wq-U).

Históricamente el escrutinio provisorio conocido el mismo día de la elección nos daba una idea, bastante grosera, del resultado de las elecciones, pero como en general generaban certidumbre, aunque no precisión, o se los cuestionaba en demasía. No importaba hacer las cosas bien. Cuando el sistema se pone a prueba y los resultados que genera son extremadamente parejos, cualquier error se magnifica porque tiene un impacto que puede cambiar lo sostenido para uno u otro lado.

Por eso es importante intentar echar luz sobre los hechos con el fin de aportar a su corrección de cara a los comicios de octubre próximo. Porque como decía Leandro Alem, ‘En política, como en todo, se hace lo que se debe, y cuando lo que se puede hacer es malo, ¡no se hace nada!’ Porque no sirve alzar la voz sólo cuando somos damnificados directos, es necesaria alzarla incluso cuando nos vemos favorecidos circunstancialmente, por aquello de ser capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo.

Lo ocurrido el pasado 13 de agosto pone de manifiesto que el sistema de elección, control de las elecciones y escrutinio de las mismas es anticuado, oscuro y poco fiable, en consecuencia es necesario analizar alternativas que puedan hacer de las elecciones una verdadera fiesta de la democracia en la que la ciudadanía decida y el resultado se ajuste a tal decisión. Hay quienes creen que la mejor alternativa es el voto electrónico, otros se inclinan por la boleta electrónica y algunos por la boleta única, cada uno de ellos tiene sus pro y sus contra, lo que queda claro en cualquier caso es que es necesario e imprescindible que los ciudadanos que sean parte del engranaje electoral estén preparados y capacitados para afrontar la tarea que les fue encomendada, hoy no es así, y hoy estamos pagando las consecuencias, porque más allá de la denunciada manipulación en la carga de la información en el Correo, situación que no nos consta, hay una serie de irregularidades de base que hacen que dicha situación pase a un segundo plano porque el problema no es qué se hace o cómo se presenta la información, el problema central es la información en sí misma.

Como se ve, el problema es más grave, mucho más grave que lo que se cree, y excede a la viveza criolla de pretender tapar el sol con un dedo o demorar la presentación de datos que más temprano que tarde se conocerán, el problema es que el escrutinio provisorio no es fiable, y cuando la elección es disputada y pareja, se presta a numerosas sospechas.

Eso es lo que se debe modificar si se quiere actuar con trasparencia, Cristina Fernández tuvo la oportunidad durante 8 años y la desaprovechó, a Mauricio Macri le quedan 2 años para demostrar que es diferente.

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