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Cataluña: El día más difícil está por llegar

Óscar Iglesias Fernández
Óscar Iglesias Fernández
Profesor de Sociología de la UNED
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análisis

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Que vigentes están las palabras de Azaña cuando dijo que “a pesar de cuanto se hace por destruirla, España subsiste”. A lo que hay que añadir, que a pesar de las dificultades actuales, de la tristeza de las imágenes de ayer, del fracaso de las políticas rupturistas de los separatistas y del inmovilismo del gobierno, subsistirá.

Es difícil comprender como un gobierno elegido democráticamente, como el de la Generalitat, no solo ha decidido instalarse en la ilegalidad sino que azuza a los ciudadanos para que hagan de parapeto y escudos humanos frente a su irresponsabilidad e ilegalidad. Es cierto que las emociones condicionan nuestra percepción y nuestras acciones. Y también, que las personas no percibimos la realidad tal como es, sino a través de nuestros modelos de pensamiento y mentales.

Hasta ahí, podemos estar de acuerdo y ver la situación de lo que está pasando en Cataluña de manera diversa. Pero lo que no se puede olvidar es que somos responsables de nuestras acciones. Y así, frente al llamamiento a la ilegalidad de la Generalitat, los ciudadanos deben tomar conciencia de sus acciones y de las consecuencias que les puede acarrear tanto individual como colectivamente. Deben ser conscientes de que están participando en la ruptura de la convivencia de la sociedad en la que habitan.

Vivimos en una democracia, y aunque Puigdemont y Junqueras, en su huida hacia el abismo, no lo digan, los ciudadanos y ellos tienen que cumplir las leyes. Así se establece en el artículo noveno de la Constitución cuando dice que “los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico”.

Por ese motivo, frente a intereses particulares o partidistas, frente a la quiebra del ordenamiento democrático por parte del gobierno de Cataluña, debe primar el interés general. Y ese interés general es lo que el Estado ha defendido el domingo en Cataluña, y lo que tendrá que defender si persiste la sinrazón de la secesión.

Más y mejor democracia es lo que se necesita en España

Si Puigdemont y Junqueras quieren lo mejor para Cataluña tienen que asumir la legalidad democrática y volver a las instituciones, que es el lugar donde en democracia se pueden cambiar las normas y las leyes. Lo demás, decir que van a la declaración unilateral de independencia, será incrementar una frustración y una ruptura que tardará mucho tiempo en ser superada.

Si muchos de los que han salido a la calle quieren lo mejor para Cataluña, tienen que formar parte de la solución y no del problema. Tienen que ver que pueden hacer por restaurar la convivencia que el secesionismo ha destrozado.

En una democracia, los ciudadanos son iguales ante la ley. Y no como pretenden los secesionistas unos más iguales que otros, según si su opinión coincide con ellos. España es una democracia asentada y para seguir siéndolo el Estado debe hacer cumplir la ley. Porque de lo contrario, sin ley, estaremos ante la arbitrariedad y la ley del más fuerte.

Ley y conciencia de la necesidad de mejorar la democracia en España, son los dos elementos imprescindibles, junto al diálogo y el acuerdo, para resolver una realidad donde muchos ciudadanos no se sienten cómodos con el modelo territorial español.

Más y mejor democracia es lo que se necesita en España. Para ello, habrá que acordar una evolución de nuestro ordenamiento constitucional. Ese es el camino. Lo demás, a corto plazo, será obligar al Estado a actuar para garantizar la democracia.

Desgraciadamente, escuchando a Puigdemont y a Junqueras, el día más difícil está por llegar.

 

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