Argumentan los magistrados de la Audiencia Nacional que han condenado a la tuitera Cassandra Vera a un año de prisión y siete, siete, de inhabilitación, Juan Francisco Martel, Carmen González y Teresa Palacios, que sus chistes y opiniones son un «desprecio, deshonra, descrédito, burla y afrenta» a las víctimas del terrorismo. Considerando, pues, que la mano derecha del dictador sanguinario Francisco Franco fue una víctima del terrorismo.

Curioso argumento el de la Audiencia Nacional. Para ellos, pues, los maquis que luchaban en Francia contra la invasión alemana también lo eran. Igual que José Martí y Antonio Maceo que perdieron la vida luchando contra el ejército colonial español. O el libertador Simón Bolívar. O Ho Chi Min.

Carrero Blanco, a pesar de la Audiencia Nacional, no fue una víctima del terrorismo, aunque fuera volado por ETA. Carrero Blanco fue uno de los responsables de más de medio millón de muertos en España y otro medio millón de exiliados, al dar un golpe militar contra el régimen democrático y constitucional de la II República. Además fue el responsable -entre otros, claro está, que son los que intentan cambiarnos la historia- de que el Estado español sea la vergüenza mundial por los desaparecidos en las cunetas. Y del expolio de las fortunas y propiedades de innumerables republicanos asesinado o exiliados. Por si eso no fuera poco, fue uno de los responsables de los asesinatos de la Guerra del Rif, en la que el glorioso ejército español fue el primero en masacrar a la población civil rifeña con gases tóxicos. Fue, también, gracias a él que durante muchos años padeciéramos la brutal represión franquista, y fue valedor de criminales de guerra nazis a los que protegió tras la guerra para evitar que cayeran en manos aliadas. Calificar, pues, a este verdugo de personas e ideas como víctima es no sólo una incongruencia sino una maniobra hipócrita y cínica del gobierno de la derecha española que intenta legitimar una dictadura sangrante e ilegítima.

Las víctimas somos los que padecimos su represión, los casi 150.000 compatriotas que aún hoy están enterrados en las cunetas de nuestras carreteras, los exilados, los expoliados. Los asesinados después del golpe militar, los obreros de Vitoria, Miquel Grau, Guillem Agulló, Puig Antich, los abogados de Atocha y Ricardo García Pellejero y Aniano Jiménez Santos asesinados en Monte Jurra.

La sentencia de estos tres magistrados, en consonancia con ministros deleznables democráticamente como Catalá, Fernández Díaz o Zoido, bajo el mando de los no menos deleznables Rajoy y Soraya Sáez de Santamaría, es un episodio más de la deriva de un gobierno que quiere devolvernos a la época más abominable del franquismo eliminando un régimen de libertades que nos habíamos ganado. Los terroristas no son -a pesar del PP y del PSOE que aprobaron la ley que permite estos desaguisados hace 17 años y que ratificaron y aumentaron hace dos- los que se expresan libremente. Terrorista fue Carrero Blanco y sus adláteres, y por mucho que lo intenten, los magistrados, la derecha mediática, y algunos cuerpos del Estado no podrán cambiarnos la Historia.

La sentencia viene a ponernos de manifiesto la mentira de la Transición. No es, ni era creíble, que pasáramos de una dictadura a una democracia manteniendo a los mismos jueces, los mismos policías, el mismo ejército, el mismo rey y la misma oligarquía que padecimos durante la dictadura.

A mí no me gustan los chistes sobre Carrero Blanco ni sobre cualquier otro sanguinario represor. Pero no por si es enaltecimiento del terrorismo que no lo es. No por si es una humillación a sus familias porque no cabe la humillación a los que no son víctimas sino verdugos. Sino porque no me gusta banalizar a los fascistas y al fascismo. Y, un servidor, como muchos otros brindamos el día del vuelo de Carrero Blanco con cava catalán. Igual que lamentamos que la justicia española -para nuestra vergüenza y para la vergüenza democrática española- no juzgue a Utrera Molina, Martín Villa o Billy el Niño por sus responsabilidades. O que continúen impunes tantos crímenes fascistas. Y que se permita -sin que sea delito- a excrecencias abyectas del franquismo, utilizando los medios de comunicación, a que se niegue o justifique la dictadura en un intento de cambiarnos la Historia y de convertir una época repugnante y atroz en algo respetable.

Artículo anterior«Trato sin truco»
Artículo siguienteEl error de Emiliano
Vinculado desde muy joven a la CNT y a diversos movimientos de izquierda, es militante de Los Verdes desde finales del siglo pasado. Ha sido concejal en Dénia, Presidente de Los Verdes del País Valenciano y, actualmente, Presidente de la Federación de Los Verdes. Filólogo y escritor, ha ejercido su magisterio en diversas escuelas e institutos del País Valenciano y de Cataluña, así como también en la Universidad Nacional de Educación a Distancia y en el Instituto de Ciencias de la Educación de las Universidades de València y Alacant. Ha sido Inspector Educativo y Director Territorial de Cultura en Alacant. Premio XXV d’Abril en Benissa con un libro de cuentos, Premio Educación y Sociedad del Ministerio de Educación por su libro de texto A debat, ha publicado una treintena larga de libros de texto para la enseñanza del valenciano, libros de cocina tradicional valenciana e innumerables colaboraciones periodísticas.

4 COMENTARIOS

  1. En el blog Coral, dice Lombardo: «En el Uruguay de entonces, la dictadura retorcía y manipulaba la legislación,… que donde no había delito, los creaba. Cualquier opinión contraria la consideraba delito bajo la figura de » ataque a la fuerza moral de las Fuerzas Conjuntas».
    Como ahora no hay terrorismo, se lo inventan.

  2. No comparto la ideología franquista de Carrero Blanco pero nunca haría chistes sobre su asesinato por sicarios terroristas de E.T.A., tampoco permitiría bromas sobre los 5 abogados comunistas asesinados por pistoleros neofascistas pese a no compartir su ideología comunista.

    • No entiendo qué importancia tiene si compartes la ideología franquista o comunista, si te hacen gracia o no ciertos chistes, ¿eso qué más da? Cada uno tenemos nuestra ideología y nuestro sentido del humor, solo faltaría, pero de lo que trata la libertad de expresión es precisamente de permitir que se digan las cosas QUE NO NOS GUSTAN.

  3. Honestamente creo que es un error el minimizar los asesinatos de ETA durante el franquismo. El franquismo fue como fue pero no por ello los etarras dejaron de ser unos sicarios asesinos. Torturados por ETA, palizas y destornilladores en los ojos https://shar.es/1QtNaV vía @gaceta_es Estos trabajadores gallegos (yo soy gallego) fueron torturados y asesinados el mismo año que Carrero Blanco.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre