Vino Jerez y Rioja, sin cava catalán. Gambas de Huelva, queso manchego y mucho jamón de la tierra; nada que huela a mahometano. Ni siquiera turrones sospechosos de los paisos catalans, sólo mantecados de Estepa.
Comida de Navidad de VOX. Hotel Palace de Madrid.
El novelista octogenario Pérez Dragón está rodeado de novias jovencitas; achispado de vino, se levanta para brindar copa en mano y dice a la concurrencia:
─¿Quién hay aquí que sepa escribir MI próxima novela? Yo con tanto sarao no tengo tiempo. Le prometo que será una novela premiada. Aunque no puedo prometerle que su nombre figure en la portada: Porque figurará EL MÍO.
El torero Morente del Pueblo le dice:
─Lo veo difícil, amigo Hernando. Aquí no hay ningún NEGRO.
Yo estoy infiltrada de camarera. Llevo a la mesa una bandeja de copas de vino. El torero Morente del Pueblo me mira de arriba abajo y dice:
─¡Guapa, a ti te daba de comer rabo de toro!
Mi bandeja de copas de vino pierde el equilibrio y se derrama entera sobre Morente. Se pone perdido de vino y cristales. Y salpica a todos los cercanos. Vaya alboroto.
─¡Me cago en mi padre! ─se levanta Morente hacia mí.
─¿Qué pasa? ─le digo en su cara.
Se acerca brioso el gran líder, Pelayo Partal, y dice:
─¿Qué ocurre aquí?
─Mira cómo me ha puesto esta tía ─le dice Morente─. Quiero que la despidas.
─Imposible. Viene recomendada.
─¿Recomendada por quién? Nunca la he visto.
─Está demasiado buena para echarla así como así. Lo siento, Morente.
─¡Me cago en mi vida!
El torero se revuelve y suelta un puñetazo a su líder. Los guardaespaldas se le echan encima. Se lía una buena en todo el salón.
Aprovecho para lanzarle al líder la bandeja a la cabeza, a lo discóbola. Pelayo se desmaya en el suelo. Entre la confusión, la gente grita:
─¡Es un atentado contra Partal! ¡Que venga la Guardia Civil!
Algunos guardaespaldas sacan sus Smith & Wesson y disparan al aire. Confusión y marabunta. Mesas volcadas, invitados de esmoquin por el suelo, señoronas histéricas, camareros desesperados. Me voy escurriendo entre el gentío.
El periodista Damián Swartz dice:
─¡Que le vais a dar a los nuestros! ¡Tenemos que ir contra los rojos!
