Por escuchas y consejos, sabía que Conil de la Frontera era un lugar apropiado para pasar unos días de vacaciones con los amigos. He podido comprobar que te da opción a planes de todo tipo, desde fiesta loca hasta la tranquilidad que transmite el rugir del Atlántico cuando choca con la orilla de la playa, un magnífico escenario para tomar un helado o vivir el romántico amanecer de las noches de verano. Te anima a pasear y conocer sus blancos rincones y bellos monumentos, junto a los que puedes escuchar chirigotas callejeras entonando el tres por cuatro más carnavalero o el alegre cante de la voz que, acompañada de palmas y guitarra, entona un tanguillo gaditano.

Ayer me levanté con antojo de tapear y conocer las clásicas tabernas y las delicias marinas de esta zona gaditana. Al mediodía, salí en busca de algún bar en el que poder tomar unas tapas y algún vino casero, que se me había antojado. Cierto es que encontré muchos, variados y buenos aperitivos, a cual más maravilloso, como la tosta de salmón marinado con salsa de yogurt que comí junto al paseo marítimo, que era una verdadera explosión de sabores y sentidos diferentes en el paladar.

No podía perder la oportunidad de probar vinos que por la zona pudieran fermentarse. Decidido a tomar el alcohólico caldo de la uva pisada y reposada, pedí al camarero un vino de pitarra. Cuando vi su cara de inexpresión reformulé mi pedido, – un chato de vino de pitarra, por favor. El camarero no cambió la cara, pues no le aclaré lo que quería, sino que más bien lo había liado aún más.

El muchacho no supo cómo servir mi pedido y me dijo con agradable acento gaditano: – ¡qué cosas más raras me piden ustedes! Cuando le expliqué que era el vino de pitarra me aclaró que no tenían, a la misma vez que yo le descifré lo que para él era un enigma.

Debo reconocer que me llevé un enorme disgusto, dos en realidad. Primero, por no beber el caldo que deseaba y, segundo, por descubrir que términos tan comunes para mí, son enormes desconocidos por estas blancas tierras de la antigua frontera con el Reino de Granada.

Ya lo saben, si van a Conil no pidan vino de pitarra. Bueno, quién sabe, puede que aquel camarero le entrara la curiosidad por pisar su propio vino y acabe siendo un productor afamado.

 

4 COMENTARIOS

  1. Cuando vaya a una tierra , pida caldos de la zona, y no pretenda que un camarero conozca todos los vinos de España, el hecho de que conozca los vinos de su tierra, no lo hace mas sabio en otros sitios, si no se cierra a nuevos conocimientos llegara a escribir buenos artículos y ser mejor persona.

    • Juan Pedro, si tan buen conocedor es usted de vinos, debería saber que la pitarra se sirve hasta en Gibraltar. Por otra parte, ¿cómo es usted capaz de saber la calidad humana del autor? ¿A leído todos sus artículos? Tiene usted pi ta de ser un papanatas.
      Señor Pérez, le felicito, de nuevo una lectura agradable e innovadora.

  2. Juan Pedro, es usted un papanatas. Qué sabrá usted de la forma de ser del autor como para afirmar que no es buena persona. O, ¿ha leído todos sus artículos para saber qué tipo de escritor es? Si tan valiente y buen conocedor es, aunque no sepa que vino de pitarra hay hasta en el Peñón, debería escribir y, si puede ser, usando bien la puntuación.

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