Foto: ACNUR.

Desde este lunes, día del inicio del desmantelamiento de la “selva” de Calais, ya son más de 4000 los migrantes evacuados. Cada uno de ellos ha escogido un brazalete cuyo color representa una región francesa, una elección realizada al azar en la mayoría de los casos –la geografía de un país no se aprende de un día para otro–, para luego subirse a uno de las decenas de autobuses escoltados por la policía.

Las lágrimas de emoción se han dejado ver entre los refugiados afganos, sudaneses, eritreos, sirios y muchos otros procedentes de regiones del mundo afectadas por conflictos armados. Una emoción debida al cansancio pero también a la esperanza de salir de un campamento de aspecto post-apocalíptico.

En la noche del martes al miércoles se han declarado varios incendios en el campamento. La prefecta de la región de Pas-de-Calais, cuyas funciones consisten en ejercer la autoridad del Estado en la región, Fabienne Buccio, ha querido quitar hierro al asunto explicando que estos incendios no tienen una intención criminal sino son más bien “una tradición” entre los migrantes afganos. Según ella, es habitual que quemen sus tiendas al marcharse y recordó que “la inmensa mayoría de los refugiados han huido de situaciones dramáticas en sus países y que sencillamente tienen ganas de tener una vida normal”.

Ya son más de 4000 los migrantes evacuados de Calais

Por otra parte, un bombero explicaba a la agencia AFP que él y sus compañeros habían recibido “pedradas” mientras intervenían escoltados por policías antidisturbios. Las dos versiones podrían explicarse por el hecho de que si bien la inmensa mayoría de los refugiados acceden voluntariamente a la evacuación hacia un centro de acogida temporal, algunos prefieren quedarse para tratar de cruzar la frontera en dirección a Inglaterra.

 

Los menores no acompañados, a la espera

Entre los pasajeros de los autobuses no se encuentran menores no acompañados. El gobierno francés sigue coordinando el tránsito de estos menores en la frontera con Inglaterra. Por ley, los refugiados que sean menores y que se encuentren solos, pueden acceder al asilo en Inglaterra con el fin de reunificarse con sus familias ya presentes allí. De los 1300 menores censados en el campamento, más de 200 ya han podido pasar a Inglaterra.

1100 MENORES NO ACOMPAÑADOS SIGUEN ACOGIDOS EN MÓDULOS PREFABRICADOS

Los demás esperan en el Centro de Acogida Temporal, una serie de módulos prefabricados que se asemejan a contenedores de obra. Más allá de ofrecer condiciones mínimas de salubridad, este “centro” se considera un lugar seguro para los menores. Acompañados por la organización France Terre d’asile (Francia Tierra de asilo) a lo largo de todo el proceso, estos menores serán luego entrevistados por una delegación franco-británica en la que se decidirá si pasarán la frontera o si serán acogidos definitivamente en Francia.

 

Un 36% de peticiones otorgadas

La evacuación de los migrantes a los casi 300 centros de acogida temporal repartidos por el territorio francés es solo la primera etapa de un largo proceso. Una vez allí, los refugiados podrán pedir el asilo en suelo francés. Permanecerán una media de 3 meses en estos centros para luego ser acogidos en Centros de Acogidas de Solicitantes de Asilo o en alojamientos de urgencia si los primeros se ven saturados.

En los 14 meses que suele durar la gestión de cada solicitud, cada migrante recibe unos 7 euros diarios para sus gastos personales. De media, en 2016, solo el 36% de los demandantes de asilo han recibido el estatus oficial de refugiados, el cual les otorga los mismos derechos y obligaciones que cualquier ciudadano francés. El resto, es decir la mayoría, debe salir del territorio francés pero, en teoría, no puede ser expulsado a su país si corre peligro.

La evacuación de Calais es solo una primera etapa de un proceso por el que cada migrante deberá esperar un año y medio para saber si podrá ser considerado un ciudadano de a pie en suelo francés. Y mientras tanto, centenares de migrantes llegan cada día, para los que llegan con vida, a las costas del Sur de Europa en busca de una ayuda que en muchos casos consiste en asegurar su supervivencia.

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