Incendio

Las campanas de la iglesia tocaban a arrebato. Clin, clan, clin, clan, clin , clan,…

En la oscuridad que envolvía el horizonte, un potente resplandor teñía de rojo y amarillo la boca de la caverna nocturna culminando en una diadema de millones de chispitas rojas que se comía la noche…

Los vecinos acudieron raudos, cargados con cubos, palas, azadones, garias e incluso algunas mantas viejas con las que sofocar el tremendo incendio que se estaba comiendo el Monte Nuevo.

En la cálida noche de verano, Farfullas y sus hermanos, sentados tranquilamente en el banco de hierro, de esos que regalan las Cajas de Ahorro y que el Ayuntamiento había colocado junto a la puerta de sus casas, rebanaban una sarta de sabadeñas y dos hogazas de pan que acompañaban con un porrón de clarete de Ribera situado estratégicamente debajo del banco.

Modesto, que corría desesperado hacia la plaza cargado con una pala de sacar arroyo, les preguntó si no pensaban echar una mano. Farfullas sin soltar la navaja y con la boca llena de chorizo y pan, emitió un sonido gutural que el pobre Modesto no supo distinguir si era un sí, un tal vez, un ahora vamos o un simplemente nos da igual que se queme todo.

Los vecinos tras concentrarse en la plaza, se organizaron en pelotones que rápidamente rodearon la Cascajera, dónde se concentraban las llamas, para intentar cavar cortafuegos y que no se extendiera al encinar ni llegara a los rastrojos que daban a las tenadas.

Una hora más tarde, el fuego había consumido casi la totalidad del monte bajo de la Cascajera pero no se había extendido. Sin embargo, al otro lado del río, a unos cien metros del paraje donde estaban los vecinos concentrados, de un nuevo resplandor rojizo y amarillo, comenzaron a saltar nuevas chispas que rompían la noche.

Los vecinos se dieron cuenta que alguien estaba intentando quemar el pueblo. No había rastro del alcalde, al que nadie había visto, ni del alguacil que siempre estaba, como dios, en todos los sitios y cuando no se le necesitaba.

Modesto y sus vecinos, pensaron que si no ponían coto a aquello, los pirómanos acabarían prendiéndole fuego a todo el término municipal. Así que soltaron los trastos y corrieron en dirección a la carretera, por dónde obligatoriamente tendrían que volver los que estaban incendiando la ribera.

Con el resuello quemándoles los pulmones, llegaron tarde a la curva. A lo lejos iban difuminándose ya las luces traseras de un coche. Pero se dirigían al pueblo. Así que Farfullas y sus hermanos, deberían saber quién iba en el vehículo. ¡Si es que estaban aún cenando en la calle! De lo que a Modesto, no le quedaba ninguna duda porque a esos no les levanta de un porrón, ni aunque se les caiga la casa encima.

A su altura llegaron un numeroso grupo de vecinos que venían del primer foco y se dirigían a apagar el segundo. El rescoldo marchitaba entre las carrascas de la Cascajera y los cortafuegos habían servido para contenerlo. Ahora lo importante era apagar la ribera. Se dirigieron hacia allí dónde Mauricio, con una pequeña motobomba enchufada al cauce del rio, intentaba sofocar las llamas que quemaban la hierba y los manzanos.

Por la mañana, el fuego había calcinado la media hectárea de monte bajo de La Cascajera y cuatro hectáreas de frutales en la Ribera. Justamente dónde el Alcalde no tenía ninguno.

La Guardia Civil detuvo a Modesto y sus acompañantes acusados de denegación de auxilio. A Farfullas y sus hermanos, nadie les acusó de lo mismo. Además, negaron haber visto entrar ningún coche por la carretera de la Vega. El Alcalde ni dio señales de vida, ni tuvo que demostrar su ubicación durante el incendio. El Alguacil dijo haber estado durmiendo y no enterarse de nada y en el atestado de los agentes forestales de la Benemérita se remarcó que los culpables de la quema de las cuatro hectáreas de manzanos habían sido Modesto y sus convecinos porque en lugar de dirigirse a apagar el fuego, se fueron a la carretera a buscar a los presuntos pirómanos. Según ese mismo atestado, el fuego tenía causas desconocidas o naturales porque es normal, que cuando hay calor y hierba seca, se produzcan incendios.


Cabareteros de la información

Desde la llegada de Trump a la jefatura del Imperio, periodistas, cabareteros de la información, juntalíneas y otros mercenarios del gremio de la desinformación, andan a la gresca con el fantoche fachorro por empeñarse en demostrar que todos ellos son unos vendidos, que inventan, desinforman y manipulan contra él.

Lo primero que llama la atención es que, si por un lado intentan hacernos ver que el Presidente del Imperio es un desequilibrado (populista lo llaman por similitud a sus intereses de desprestigio) por hacerles la vida imposible, no dejarles hablar, no responder a su preguntas y otros vilipendios, por otro, siguen ahí, día tras día, rueda de prensa tras rueda de prensa, comunicación tras comunicación, como si el Pocero de Nueva York tuviera algo interesante que decir. Al igual que sucede aquí con el partido que desgobierna y con el indolente Presidente que da mítines camuflados de ruedas de prensa, a través de un plasma de TV, lo lógico es que si tanto les molesta a los de la prensa sus mampresarías y sus métodos, el gremio de la desinformación y adoctrinamiento general de la población, pasara olímpicamente de ellos y les dejaran solos en sus divagaciones. Pero no, insisten en darles cancha y en publicitar sus insidias.

Claro que si uno repasa actuaciones, publicaciones, discursos, charlas, tertulias y otros espectáculos de los #vertimedios españoles, no me extraña que el Pocero pelirrojo haya encontrado una enorme grieta con la que minar la escasa credibilidad de la que goza hoy en día la prensa. En España han sido y son conniventes con el austericidio y en el deterioro y empobrecimiento general de la población y se han convertido básicamente en diarios de AVISO que no luchan por la verdad, que no hacen preguntas incómodas y que únicamente transmiten las conveniencias de quienes gobiernan. No hay mucha diferencia entre ellos y aquellos carteles del oeste americano del “Reward”.

Desde que los inscritos en PODEMOS en un número importante, tantos como 150.000, participamos en la decisión de encumbrar la estrategia del no servilismo, de hablar como habla la gente de la calle, de no amilanarse, ni entrar en el “formalismo” de la maquinaria institucional que acaba aplastando cualquier iniciativa de disensión, los #Vertimedios españoles se han empeñado en una campaña de adoctrinamiento en el que intentan convencernos de que en esa estrategia, quien gana es Rajoy y no todos los españoles. Así hemos asistido a la publicación de titulares tan asquerosamente indecentes como ese que decía “Iglesias asalta el liderazgo” mientras que para referirse al Indolente decían “Rajoy gana por mayoría”. ¡Hasta en una viñeta de Gallego y Rey se dibujaba un círculo morado partido en dos que servía de mecedora para Rajoy!

Asistimos abochornados ante la entrega de 2.225 firmas de trabajadores de RTVE que solicitan libertad de información y que este medio deje de ser “un instrumento de propaganda partidista o gubernamental», sin que la mayor parte de esa #prensatrol hayan hecho ni una sola referencia a ese asunto.

Ojipláticos y enrabietados asistimos la semana pasada a la confección y difusión de un argumentario contra los estibadores por luchar por sus condiciones laborales y en contra de un despido simulado que acabará con sus trabajos en tres años y que introducirá las mismas miserias en el sector que las que han acabado empobreciendo al resto de trabajadores. Ya lo hicieron con los controladores aéreos a los que criminalizaron, desprestigiaron y sembraron tanta cizaña, que acabaron agredidos en el hotel de Madrid que les servía de base. Da igual si el trabajo es duro, peligroso, con una mortalidad superior a la de la policía y de complicada resolución. El argumentario dice que hay que insistir en su presunta endogamia y en sus altísimos salarios. (Claro que obvian compararlos con los de muchas de esas estrellas radiofónicas o televisivas que tanto abogan por salarios más restrictivos y que dan mucho jabón a los fantoches del liberalismo y caña a quién no se pliega a sus intereses). Eso sí, si hay una imagen de un Guardia Civil que tiene que quitarse de en medio saltando por encima de un guardarrail para no morir atropellado, lo convierten en una heroicidad.

Impávidos nos quedamos cuando vemos que se siguen ejecutando desahucios a familias con menores en los que los activistas acaban con brechas en la cabeza y a los que no se les dedica ni una sola línea, minuto televisivo o de radio.

Tenemos que soportar que el periódico global manipule la bronca en el Congreso de los Diputados hasta el punto de “hacer ver” que fue de la boca Iglesias de dónde salieron las macarras palabras de “¡Quieres que vaya o qué!” en lugar de la de su verdadero autor el diputado pepero Angel Luis González. O del Confidencial que es adivino y sabe traducir los gestos en palabras. O la machista, asquerosa e indecente portada de Tiempo, en la que además de insinuar que Irene Montero está ahí por ser “la novia de”, la llama “Yoko Ono” en el sentido más peyorativo posible.

Porque el fin, es inculcar que somos nosotros, que es PODEMOS el culpable de que siga en el gobierno el personaje más mediocre de la historia de España. Aunque en realidad, los culpables son todos ellos, con sus manipulaciones, sus catecismos, sus métodos para adoctrinar al ciudadano, sus medias verdades, sus falsedades, sus indecentes insinuaciones y sobre todo con su forma de esparcir miedo y crear psicopánico, los que intentan, por todos los medios que no se mueva ni una sola piedra de este sistema empobrecedor, injusto y plutócrata. No quieren hablar del fundamental cambio que se está produciendo en Madrid dónde no solo se rebaja la deuda si no que se invierte siete veces más en políticas sociales. No quieren dar a conocer la indecencia de contratos que ahogan a la administración y que casi son irreversibles. No quieren informar de las actitudes mafiosas de algunos. Solo quieren que ignorantes y analfabetos políticos mantengan con su voto la corrupción y la pobreza.

Siempre tienen en boca aquello de “matar al mensajero”. Pero el que miente no es mensajero sino soldado enemigo.

 

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Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.

5 COMENTARIOS

  1. «Matar al mensajero», o cuando no, la consabida «libertad de expresión» en la que caben la manipulación, los silencios, o el sobredimensionar la vacuidad o la banalidad. Vale todo, incluso la mentira. Y sale tan tan barato que así seguimos, alimentando el analfabetismo político y el embrutecimiento.
    Muy oportuno este asunto, Jesús. Y bien cocinado, como ese habitual.

  2. Lo que más me fastidia es que el 90% de ellos (o todos) viven de la publicidad institucional. Es decir q aunque no los leamos, oigamos, o veamos, viven de nuestros impuestos porque los bocachanclas de los que desgobiernan, han decidido que hay que tener medios de adoctrinamiento, difusión de sus idioteces y aborregamiento general.

  3. Así es. Hoy más que nunca, se cumple aquella pregunta que Napoleón hiciera a un grupo nutrido de poderosos que le reclamaban «reformar» la máxima de la Revolución «un hombre, un voto», dado que, como era obvio, les inquietaba: «¿Pretendeis decirme que no tenéis MEDIOS para convencer a los pobres que os voten a vosotros, los ricos…?»

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