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Buscando a la mujer de su vida

Ernesto Ayala Tejedor
Ernesto Ayala Tejedor
Crítico de arte y literatura
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análisis

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Llega a mis manos a través de un modo poco habitual un libro firmado por a quien hace ya más de dos lustros califiqué como el escritor más imaginativo y brillante de su generación, cuando se convirtió en el primer autor en la historia de la literatura en haber escrito un cuento al día durante un año, Javier Puebla. Hermosa hazaña. En este nuevo libro el autor no muestra su cara, en la imagen de contra es solo una silueta negra con un sombrero.

Leí con agrado del mismo narrador la novela de corte histórico EL HOMBRE QUE INVENTÓ MADRID.

hace unos meses, y ahora por gentileza de una amiga común, María Tamayo, me he encontrado con un ejemplar «sólo para los amigos» de su nueva publicación. Se da la peculiaridad que el texto se venderá en muy pocas librerías o directamente en mano a través de los socios de la editorial HM quien haciendo las veces de traficantes de libros irán colocando los ejemplares entre allegados, conocidos o incluso desconocidos a quienes se les ofrece -me contó  María- del mismo modo que si fuera una sustancia prohibida o ilícita; así le llegó a ella: en una terraza de un bar de Malasaña y ofrecido por el propio autor. La imaginación y el brillo campando de nuevo por el ojo de la diana de la España literaria que es la ciudad y villa de Madrid.

VUELVE A BUSCARME es más un librito que un libro, más una nouvelle que una novela o que un cuento, en él se narra la peripecia de Eduardo Mateo en busca de su mujer ideal, de aquella cuya cara le gustaría a él que tuviese y ha ido componiendo con paciencia y habilidad con el apoyo del imprescindible artilugio moderno que era el ordenador, aunque a día de hoy ya es más la tableta o el teléfono inteligente. Estamos ante una narración susceptible de ser calificada como sentimental o romántica, que se alza sobre las olas de la creatividad y el ingenio. Nada asombroso sería que de la historia sobre la que hablo se acabase haciendo una película, pues es muy visual.

El ejemplar que me regaló María, con la contra en blanco excepto la silueta de un hombre con sombrero ya mencionada, tenía en su interior una tarjeta de visita, a modo de marcapáginas, y en la que está impreso el siguiente microrrelato del propio Javier Puebla:

 

Robar Una Sonrisa

Conozco un antídoto. Contra la depresión. Contra la tristeza. Contra cualquier cosa. Robarle a una mujer una sonrisa.

En suma, y adueñándome de las ajenas palabras: Vuelve a buscarme es un pequeño libro delicioso, capaz de robarle una sonrisa a cualquier mujer.

Aunque también a mí me la robó esa sonrisa, lo cual me hace cavilar que lo de los robos de sonrisas poco que ver tiene con la cuestión de nuestros sexos.

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