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Breves recomendaciones para gestionar la vergüenza

Alberto Vila
Alberto Vila
Analista político, experto en comunicación institucional y economista
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análisis

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En principio, plantéese seriamente acudir a la Justicia. En especial si es pobre o mujer o de izquierdas o agnóstico. Actuar honestamente, eso es de tontos u honrados.  Tiene que hacer alardes de estar compungido. De demostrar que el recibir sobres en sobresueldos ha valido la pena. Que el ocupar varios cargos remunerados con fondos públicos, o ser usuario de las puertas giratorias, debe ser correspondido con una demostración de dolor. Si no tiene vergüenza en modificar las reglas de juego democrático hable en nombre de ella y sea sectario. Y si se siente en peligro, entonces dedique a las fuerzas armadas y de seguridad al control de la discrepancia interna. Ármelas aún más y deje de lado su función para la defensa del país. Conviértalas en una fuerza de ocupación. En fuerzas de seguridad del Statu Quo.

Hace tiempo se pudo observar en la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha anulado la condena a un año y cuatro meses de prisión impuesta a un brigada del Ejército de Tierra por un delito de abuso de autoridad, en su modalidad de trato degradante a inferior, contra una cabo. El alto tribunal ha estimado el recurso de apelación del defensor del brigada, el letrado Antonio Suárez-Valdés, quien alegó que no se pueden descartar “móviles espurios”, tales como resentimiento o enemistad, que resten credibilidad al testimonio de la presunta víctima. Curiosamente, el único voto discrepante ha sido el de la única juez que formaba parte del tribunal Clara Martínez de Careaga y que, al contrario que sus cuatro compañeros varones incluido el presidente de la Sala de lo Militar, Angel Calderón), ha pedido que se confirme la condena. Fue una muestra de la peculiar visión que tienen algunos magistrados de la condición femenina. Es para avergonzarse. De ser cierta la consideración que expuso el voto discrepante. La condena por ese abuso de autoridad. Pese a la declaración de testigos. Incluyó consideraciones abyectas. En cualquier caso, la obscenidad de aquella anulación queda evidenciada por el voto particular en contra de la única juez del tribunal.

El Tribunal Derechos Humanos de Estrasburgo ha sentenciado que, la condena a los jóvenes Enric Stern y Jaume Roura por la quema de fotos de los reyes en 2007 en Girona, fue desproporcionada y que sus actos no constituyeron una incitación al odio, sino que entraban dentro de la libertad de expresión y de la crítica legítima. En esta línea quedan los disparates del procesamiento a tuiteras, titiriteros y demás expresiones de opinión. En la sucesión de sentencias, como vemos, muchas de las cuales son corregidas por Estrasburgo, se avecina la decisión del Tribunal Constitucional en materia de segregación escolar. La Ley Wert, en suma. Los colegios del Opus Dei seguirán cobrando fondos públicos para proseguir con su adoctrinamiento confesional ultraortodoxo. Circunstancia posible, sospechamos, merced a la posible colaboración de miembros de la Obra en las diferentes instituciones del Estado.

Esta es la Justicia que hemos sabido mantener en esta democracia. Recordemos la vergüenza que se apoderó de la buena gente cuando en el responsable de Instituciones Penitenciarias, titubeante, explicó a Pepa Bueno, en una entrevista por la Cadena Ser, como se contradijo el voto de cinco de los ocho integrantes del comité que entendió que el grado que correspondía aplicar al señor Jaume Matas era el dos. ¿Un indulto encubierto? En cualquier caso, parecería ser que se atendió a las instrucciones recibidas desde las altas instancias del Ministerio del Interior. Hay muchos más casos, Urdangarin al tiempo. ¿Los pobres tendrán ese trato?

Si usted es una persona sincera y tiene vergüenza, descarte la idea de actuar en el marco de la política tradicional en España. Se convertirá en alguien peligroso. Debe mentir. El juez Ruz en su momento recordó al Partido Popular cuál había sido su comportamiento a lo largo de la investigación de los Papeles de Bárcenas. Recordemos que, en abril de 2013, mientras el PP todavía pagaba la defensa del ex tesorero Bárcenas, el juez pidió documentación al partido sobre los trabajos efectuados en Génova 13 por el estudio Unifica, del arquitecto Gonzalo Urquijo. El partido se limitó a entregar al magistrado su contabilidad oficial remitida al Tribunal de Cuentas. Como es obvio no era esa la documentación requerida por el juez. 

Debe incluso a estar dispuesto a mentir frente al Parlamento. Debe asumir una explicación incoherente en una multitudinaria conferencia de prensa. Debe no tener la vergüenza de mentir descaradamente. Aunque los hechos dejen en evidencia sus palabras. Altere los registros. Tampoco se ruborice. Si su partido es el PP, informara al juez de que se habían eliminado y borrados los discos duros de los ordenadores de Bárcenas y los libros de entrada a Génova 13. Qué más da. Que no es para tanto. Hay que corregir a las fonotecas. Videotecas. Hemerotecas. Estar dispuesta a explicar que esos registros en realidad no son lo que parecen. Granados mediante. Aguirre no obstante. Gonzalez aparte. Tribunal Constitucional al fin.

Si pretende denunciar a los corruptos. Pueden tratarlo como un extremista. Pueden considerarlo un sujeto peligroso. Alguien a quién hay que mantener bajo vigilancia. A quién hay que disuadir con amenazas incluso. Si es usted una persona que desea ser un cargo electo. Si, tal vez, considera posible ser un cargo designado. No debe preocuparse de tener conocimientos en la materia. Sólo basta con una infinita sumisión al líder. Además, claro, de estar dispuesto a no renunciar. Los principales responsables aún siguen en sus cargos. La incompetente ministra. El bien comido consejero. Los responsables del desmantelamiento sanitario. Todos tan felices y tan unidos. Debe ser usted una persona decidida a no renunciar. Mienta ocurra lo que ocurra. No renuncie. Búrlese de la gente. Asuma que nadie podrá obligarlo a dejar su cargo. No sienta vergüenza cuando hable de la salud pública. Las anónimas víctimas siguen incrementándose. De entre todas estas recomendaciones debemos reservar una mención especial a la expresión “dolorida” que debe asumir cuando mencione “esas cosas”. En el idioma del presidente de gobierno nos referimos a la corrupción. 

Esta gente que está saqueando España debería recordar aquel pensamiento de Albert Einstein: “La mayoría de la gente se avergüenza de la ropa raída y de los muebles destartalados, pero más debería ruborizarse de las ideas andrajosas y de las filosofías gastadas”.

Están llegando los tiempos. Le pese a quién le pese.

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