Ayer, miércoles, este diario publicó una entrevista en exclusiva a Carles Puigdemont.

Hemos sido el único medio no catalán que ha podido entrevistarle desde que llegó a Bruselas.

Hoy, me veo en la obligación de expresar públicamente mis conclusiones al respecto y explicar alguna que otra cuestión que me parece fundamental.

Diario16 echa a caminar hace un par de años, defendiendo dos cuestiones fundamentales: la ética y el compromiso social. Eso es lo que se pide a los colaboradores de esta casa. Y a sus trabajadores, mantener el rigor ético e informar con los criterios del periodismo serio. Lo intentamos, a veces con errores, pero siempre aprendiendo de ellos.

Ayer se cometió un error. Un grave error. Sé que no es frecuente que desde dentro de un medio esto se diga. Pero considero fundamental que se sepa que un medio lo formamos todos los que trabajamos en él, y además, todos los lectores que nos dan la razón de trabajar día a día para informarles y ofrecerles opiniones distintas y libres.

Junto a la publicación de la entrevista, que tenía formato de vídeo y que no ha sido retocada ni editada (salvo para fragmentarla en tres bloques de 30 minutos y facilitar así su visionado) se añadió un texto.

En el texto se venía a decir que lo contenido en la entrevista no comprometía la línea editorial del medio y una serie de cuestiones que, tanto a mi como a mis compañeros, nos pilló por sorpresa. Justamente antes de publicarlo conocimos de su existencia y manifestamos nuestra disconformidad. Es obligado que lo diga. Porque es la verdad.

Esta advertencia por la que el medio se desmarca de las opiniones y manifestaciones vertidas en la entrevista muestra claramente el temor que se tiene en España de ser señalado como «afin al independentismo». Entiendo los miedos. Pero no los comparto. Porque en esta casa venimos haciendo un periodismo diferente al de los miedosos, al de los súbditos y al de los cobardes. Y por eso esta es mi casa.

Ese texto resultó ofensivo en muchos niveles: para los lectores, en primer lugar. Para el entrevistado, por supuesto. Y para la entrevistadora, yo, también. ¿Desde cuando hacer una entrevista supone comprometer al medio en las opiniones vertidas por quienes la realizan?

Bien: entiendo que el medio quiere dar a entender que mi manera de entrevistar a Puigdemont no es representativa de nuestra línea editorial. Prefiero pensar eso a considerar que ese toque de atención va hacia la opinión de Puigdemont, que al fin y al cabo contesta lo que  considera en su ejercicio de libertad. Lo cierto es que aquí cuando cualquier hace una entrevista nadie le dice lo que debe o no preguntar. Y en esta ocasión no debía ser diferente.

Lo cierto es que yo también le pregunté lo que consideré interesante. El periodismo consiste en informar y en esta pieza se da muchísima información fundamental para quienes la quieran ver. Entiendo que no es justo ni necesario acorralar al entrevistado y teniendo en cuenta las circunstancias, las preguntas se plantearon de manera abierta, suave y profundamente respetuosa: no solamente con él, sino con el contexto y la incidencia que tendría lo que se dijera en la actualidad.

Supongo que alguien habría estado más contento si hubiera intentado poner a Puigdemont en encrucijadas e, incluso, avasallarlo de alguna manera. No fui con esa intención a Bruselas. Y si hubiera sido ésa la manera de funcionar, no habría hecho la entrevista porque éticamente no compartiría ese planteamiento. Aprendí en la universidad que la justicia ha de adecuarse a las circunstancias. El contexto no está para jugar con los límites.

La entrevista tuvo como objetivo que Puigdemont rompiera las barreras informativas que se han implantado contra su mensaje en España. La entrevista tiene un compromiso democrático para tratar de facilitar mensajes políticos claros, sin censura ni manipulación de ningún tipo. Y por supuesto, sin poner el foco en cuestiones que pudieran después sacarse de contexto y utilizarlas para desinformar.

En conclusión: considero que nos equivocamos, como así lo dije antes de publicarlo, y ahora constato (por las opiniones que nos han llegado y por los artículos que han sido publicados), con la publicación de ese texto. Nunca un medio debe pedir perdón por entrevistar a nadie. Ni siquiera por hacerlo de una manera poco agresiva, o incluso cercana y empática. Jamás he visto pedir disculpas cuando a los entrevistados nos acribillan, se manipulan nuestras declaraciones y se tergiversa todo saltándose las reglas más básicas del periodismo.

Jamás he visto tener que aclarar nada cuando se ha entrevistado a personas de todo tipo y condición. Será el lector el que juzgue.

Me sorprende en este caso, y me entristece, que tengamos que pedir perdón por hacer una entrevista sin edición ni filtros. Y no quiero pensar que en España tenemos que pedir perdón por entrevistar a Puigdemont. 

Es más, ha habido muchos periodistas muy conocidos que me han felicitado personalmente. Porque sus medios no quieren darle voz a Puigdemont y ellos estarían encantados de poderlo hacer.

Uno de ellos, presentador de uno de los programas más vistos por las mañanas en una cadena privada me pidió que le preguntase al entrevistado por qué no concede entrevistas a los medios españoles. La respuesta no podía ser más certera: porque no quiere que sus palabras se saquen de contexto, se manipule, y encima, saquen ingresos por publicidad a costa de destrozar un proyecto político.

No tuve nada que ver con el texto. Pero pido disculpas, porque también formo parte de esta casa, a todos los lectores, que con razón, han sentido insultada su inteligencia por ello.

Y en vista de que aquí podemos hablar y expresarnos, esta es mi opinión. Libre. En mi propia casa. Para que ustedes sepan que estas cosas, hasta en las mejores familias, también pasan.

20 COMENTARIOS

  1. No he leido la entrevista, pero creo que Puigdemont vuelve a jugar al victimismo, diciendo que sus declaraciones serían manipuladas y sacadas de contesto. No ha sido el caso al parecer con esta y no sé por qué iba a serlo con otras, pero creo que se deben respetar las declaraciones, opiniones, etc de personas serias y responsables y no de un Sr. que si fue presidente es por que lo nombró Mas, que no ha ganado las elecciones autonómicas y que tiene que tirar de otros partidos para considerarse presidente, en el exilio, huido de la justicia. Vamos que las palabras son respetables en función de la respetabilidad de quien las pronuncia.

    • No he leído la entrevista, pero creo… Pues mejor léela y luego ofreces tu opinión. De lo contrario, es una opinión no fundada, lo que vendría a ser una mera creencia prejuiciosa sin base argumental. Un saludo.

      • Discrepo con usted Sr. Gonzalez. Los medios nacionales SI manipulan cuando se trata de Cataluña, he seguido el procés en todas las televisones y nunca había constatado con tal realidad las líneas que sigue cada TV, vea usted las protestas de muchos periodistas de la 1.
        A Puigdemont lo nombró más, pero fue ratificado el 21D contra todo pronóstico.

  2. Qué poco conoces Catalunya, Puigdemont y todo el proceso. Tu opinión demuestra que los 70 millones de euros que SSS paga a los mass mierda españoles no van a la basura y convencen con mentiras a gente como tú. Mira la entrevista y luego opina. Qué es mucho más digno Puigdemont que cualquier político español.

  3. Esta bien pedir perdón…. sobretodo cuando se inicia un articulo de la forma en qué se hizo. No hay que disculparse por entrevistar a una persona en concreto.

  4. Me parece muy bien que pidas perdón por esa nota…; pide perdón, también, por el mal uso que haces de los signos de puntuación, y por la más que deficiente redacción.
    Por lo demás…, ¿qué nos importa ya lo que diga ese personaje?…
    Un saludo.

  5. Chapeau, Beatriz Talegón! Por eso muchos te seguimos. Periodistas como pocas. Gracias por tu compromiso con la verdad. Un abrazo desde el anonimato.

  6. Está bien pedir perdón pero por lo que realmente se ha hecho y no por lo que no se ha hecho. Bea ha querido hacer un ejercicio de honestidad y transparencia, pero le ha salido a medias. Las críticas no necesitaron ver la entrevista porque lo criticable era el texto previo. Por eso mismo, escudarse en un perdón por no haber sido agresiva con el entrevistado eclipsa el verdadero motivo por el que debería haberlo pedido, que es por el hecho mismo de haber entrevistado a quien lo hizo. Nadie critica el trato dispensado a Puigdemont o el sesgo que no hubo, sino haberse puesto la benda antes que la herida para evitar ser criticada por entrevistar a un poco menos que apestado. Bea, no has acabado de decir toda la verdad, por tanto el perdón te lo acepto a medias. Si se es valiente para entrevistar a un elemento tan peligroso también hay que serlo para saber disculparse por ello y no por otras razones que no vienen al caso. Si te lanzas a la piscina, te lanzas de verdad.

  7. «La entrevista tuvo como objetivo que Puigdemont rompiera las barreras informativas que se han implantado contra su mensaje en España». ¿Será engreída la redactora? Anda, mujer, no te erijas en salvadora del periodismo español. ¿Barreras informativas al sujeto que ha monopolizado las cabeceras de todos los medios de comunicación nacionales durante meses (sin merecerlo, por su profunda cretinez)?

    • Perdona, pero el ¿periodismo? español no tiene salvación. Cuando tienes la oportunidad de ver un hecho y luego el trato dado en los periódicos e informativos, te das cuenta de que la manipulación es brutal, hasta el punto de cambiar una «cacerolada» de rechazo al rey en una manifestación de apoyo (noticias Cuatro). Es posible que Puigdemont haya monopolizado los titulares de los noticieros durante meses, pero en ninguno ha salido el mensaje que estaba dando sin sesgos ni manipulaciones. Por cierto, puedes opinar sin insultar a las dos personas a las que mencionas en tu post ¿o acaso no?

  8. Felicidades por tu articulo Bea. Hace falta ser muy honesta y valiente para dar una opinión sincera sobre Puigdemont sin hacer el juego al estado español, te admiro por ello y por tu congruencia.

  9. Em sap greu l’atonyinament Que féu d’una periodista honesta com Bea Talegón, que no hauria d’haver demanar disculpes per a res, potser Diario16 l’han obligat, no ho sé, tinc el convenciment que la demonització que s’ha fet de Carles Puigdemont, no té igual, com si de l’època franquista es tractés, a l’espanyol intel·lectual, fins i tot, la qual cosa és molt trista, no vol si saber el que opina un polític pel fet de no sentir-se espanyol, això es en si mateix la demonització pitjor. Resulta evident que dins l’entorn espanyol, no hi tenim cabuda els catalans pel sol fer de ser-ho.

  10. Felicidades!

    No siempre es fácil reconocer los errores y más cuando se hace públicamente.

    Todos mis respetos por ello, por hablar tan claramente y por hacer honor al periodismo, que «simplemente» debe informar. Ese, que actualmente es tan dificil de encontrar.

  11. «Personaje», «apestado», «victimista», «elemento peligroso», «cretino»… todavía es hora que encuentre a alguien que discrepe de Puigdemont y que lo critique con argumentos y de forma educada, sin necesidad de recurrir al insulto y a tener que atacarle con adjetivos descalificativos y ofensivos. Ese es el nivel. El nivel tanto dialéctico, como de argumentos, como de educación, como de odio.

    • Totalmente de acuerdo. Algunos viven en el insulto, quizá para esconder las miserias propias, o simplemente por la falta de inteligencia, educación y argumentos.

  12. Ya te lo ha dicho otra persona, no juzgues una entrevista sin haberla leído, eso que tú haces se llama prejuzgar. No es que Puigdemont juegue al victimismo como dices, es que es víctima de un estado que lo quiere, sí o sí, en la cárcel. Es el presidente que la mayoría del Parlament quiere y España no quiere. Después del golpe de estado del 155 y de convocar unas elecciones ilegales ya que la constitución (sagrada cuando os interesa) no permite que las convoque nadie que no sea el presidente legítimo, gana otra vez y no le permiten ser presidente. Ah! y Puigdemont no huye de la justicia, se entregó a la justicia de Bélgica. Está refugiado por amenazas de cárcel sin un juicio justo, tal es la in-justicia española, y este señor, al que tal vez sólo conoces por la información sesgada de los medios de la caverna es muy noble y su respetabilidad para los catalanes es muy alta.

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