Van ya casi 20 meses desde que Arabia Saudí empezó a masacrar a sus vecinos del sur en Yemen. En este tiempo, Arabia Saudí –un país en guerra, donde los derechos humanos son una ilusión, donde la disidencia se paga con la muerte y las mujeres viven bajo un manto negro– ha revalidado por dos veces su silla en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

Mientras a la casa real de Saud se le sigue señalando como financiadora del terrorismo yihadista internacional, el Reino Unido y Estados Unidos facilitan la matanza en Yemen. “Los satélites norteamericanos, los misiles británicos y el petróleo saudita, hacen posible que los saudíes lleguen a cualquier rincón de Yemen y bloqueen el país”, ha declarado el periodista y activista de los derechos humanos Hussain Albukhaiti, próximo a los rebeldes hutíes.

La prisión bombardeada el sábado está situada en el distrito de al-Zaydiyah, en el puerto de la ciudad de Hodeiah. No se sabe qué llevó a la coalición liderada por los saudíes a bombardear una cárcel con sólo 84 reclusos “por tres veces”, como confirma Hashem al-Azizi, vicegobernador hutí de la provincia del mismo nombre.

El ataque aéreo de la coalición liderada por Arabia Saudita también alcanzó el puerto de la ciudad, cuya infraestructura quedó destruida. Arabia Saudita y la coalición que lidera aún no han hecho público ningún comunicado sobre el ataque.

El mismo sábado, 17 civiles, entre ellos 11 miembros de una misma familia, murieron en la ciudad yemení de Taiz tras un ataque aéreo.

Arabia Saudí, un país denunciado por crímenes de guerra, forma parte del Consejo de Derechos Humanos de la ONU

Colegios, hospitales y mercados

Arabia Saudí lidera una coalición, de la que hasta ahora sólo conocemos las fuerzas aéreas saudíes y sus masacres, para combatir a los rebeldes hutíes de confesión chiita y restaurar al depuesto presidente sunita Abd-Rabbu Mansour Hadi.

La intervención saudí en Yemen se ha cobrado, desde marzo de 2015, al menos 10.000 vidas, incluyendo casi 4.000 civiles, según las último cifras de la ONU. La mayoría de las víctimas son asesinadas en ataques aéreos. Desde el inicio del conflicto, los saudíes han dirigido sus ataques a colegios, hospitales, mercados y edificios civiles.

A principios de este mes, Human Rights Watch (HRW) acusó a la coalición liderada por Arabia Saudí de crímenes de guerra a raíz de un ataque aéreo contra un funeral. El 8 de octubre, al menos dos bombas lanzadas desde el aire penetraron en el techo de una sala en la que estaban reunidos más de 1.000 asistentes al sepelio, también en la ciudad de Hodeida. Al menos 140 personas murieron y 610 resultaron heridas.

Un bombardeo saudí mató a más de 140 civiles que asistían a un funeral

La ONU, impotente

Las conversaciones de paz entre las partes en Yemen con mediación de la ONU fallaron en agosto, y los combates continuaron. Un alto el fuego acordado para el pasado miércoles 21 de agosto, fracasó, tal como informó Diario16.

El depuesto presidente Hadi, desde su exilio en Arabia, rechazó otro plan de paz propuesto por la ONU el mismo sábado, diciendo que sería “un camino hacia más guerra y más destrucción”. El plan sugiere apartar a Hadi y crear un gobierno con figuras de consenso suníes y chiitas. Según Hadi, el plan «recompensa a los rebeldes y penaliza al pueblo yemení y a la legitimidad».

La guerra en Yemen ha dado lugar a una crisis humanitaria devastadora, con acuciante escasez de alimentos en muchas áreas. De acuerdo con Abeer Etefa, del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, Yemen se encuentra en niveles de emergencia de seguridad alimentaria, un paso justo por debajo de una hambruna. Dos millones de personas se encuentran en esta situación, de los cuales 1 millón y medio son niños.

Estados Unidos está en otra guerra y el debate entre los candidatos a presidente y a comandante en jefe del ejército americano, Donald Trump y Hillary Clinton, ignora el desastre en pos de la payasada.

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