El Paseito

 ¿Para quién reformas esa casa que le has quitado al pastor, Marcial?

El reloj del campanario de la iglesia ya hacía rato que había cantado doce veces. El sol de agosto mediaba en el centro del cielo castigando a mujeres, niños y algunos hombres, los que aún no estaban parapetados a la sombra, debajo del carro. Las demás, se afanaban dando vueltas a la parva con los bieldos, barriendo la era o sentadas en un taburete mientras llevaban las riendas de los mulos que tiraban del trillo en un recorrido tedioso y soporífero.

Por el camino de acceso al pueblo, una camioneta con diez milicianos se adentraba con su trantrán parsimonioso y la sombra de la muerte pegada a sus ruedas. Desde la era, los labradores contemplaban la escena sumidos en un letargo. Era como si el tiempo, de repente, se hubiera parado. Los mulos habían dejado de dar vueltas a la parva, las barrenderas se habían quedado estáticas contemplando, a lo lejos, el sinuoso recorrido de la camioneta. Los que antes daban la vuelta a las mieses, permanecían ahora parados, apoyados en los bieldos que hacían de tentemozos de sus cabezas.

La camioneta llegó a la primera casa de la villa, dónde el cura con su sotana y su bonete, leía a la sombra pasajes del nuevo testamento.

Uno de los milicianos, desmontó y le acercó un papel al páter. El cura negaba con la cabeza y el miliciano hacía aspavientos como queriendo forzar al cura a tomar una decisión. Tras un rato de lo que, desde las eras, parecía un desencuentro claro entre el miliciano y el clérigo, el uniformado montó en la camioneta, ésta se metió en la primera bocacalle, dio marcha atrás y volvió a recorrer el camino de vuelta a la carretera.

– Ya estás sacando tus puñeteras ovejas de esta tierra, Secundino -gritaba Marcial-

-¿Y eso, por qué? Estas tierras son comunales. Y ayer pastaban las tuyas.

– Ya, pero ayer era ayer y hoy es hoy. La tierra está vedada.

– ¿Y eso quién lo dice?

– Lo digo yo, que para eso soy el alcalde desde el glorioso alzamiento y hago lo que me sale de los huevos. Y en tu caso, más.

Los paisanos volvieron a sus quehaceres una vez la camioneta llegó a la carretera. El cura dejó su biblia a su sobrina que había salido de casa con premura, limpiándose aún las manos con el delantal, y emprendió el camino de la era.

-¡Alto a la Guardia Civil!

– Marcial paró los cuatro caballos que tiraban de una carreta cubierta por tres arcos sobre los que posaba una lona blanca.

– ¿Que lleva en la carreta?

– Sacos de trigo al molino.

– ¿No lleva usted una carreta muy grande y muchos caballos para ir al molino? Bájese que vamos a echar un vistazo. ¿Y todos estos corderos?

Marcial había cogido todos los corderos que en ese momento había en el corral de concejo y pretendía venderlos como si fueran suyos. La Guardia Civil le acompañó al pueblo de vuelta y, en un principio, Felipe y Tomás, dubitativos indicaron que los corderos eran de Marcial, pero justo cuando los uniformados de verde iban a emprender la vuelta a pie, Saturio y Secundino, acompañados por el agostero de éste Afrodisio, testificaron que los pintados con un círculo verde y los que tenían una raya roja, eran suyos. Marcial fue llevado al cuartelillo dónde pasó unos días a la sombra. Quedó en libertad tras abonar una multa de 100 pesetas.

El cura se dirigió directamente a la parva de Secundino.

– Venían a por ti. – le dijo el sacerdote- Y a por ti, Afrodisio y a por ti, Saturio. Les he dicho que los tres sois buenos cristianos temerosos de Nuestro Señor. Se han ido, pero me da que van a volver.

– Yo no tengo na que temer, padre. – respondió Secundino. Yo no he hecho na y na me va a pasar.

Al anochecer, la camioneta de los milicianos, volvió a salirse de la carretera rumbo al pueblo. Ya no pararon en la casa del cura. Fueron directamente a casa de Secundino. Éste, salió, preguntó que querían, y ellos le dijeron que subiera atrás que iban a llevarle al cuartel de la Guardia Civil. Repitieron en casa de Saturio que también subió al remolque. A Afrodisio no le encontraron. Su casa estaba cerrada a cal y canto.

Ayer, en el término de Valdeburgos, junto a la carretera, la hija nonata de Secundino cuando subió a la camioneta, les dijo a los de la Asociación de Víctimas del franquismo que a sus 80 años, ya podía morirse tranquila. Habían encontrado la fosa en la que tiraron a su padre.

 

Año nuevo, vida vieja

Ahora que parece que los dirigentes de PODEMOS han recobrado el sentido común y han dejado de hacer el imbécil en las redes sociales, se hace necesario volver a recordar porqué es necesario darle una vuelta a este sistema.

El pasado 21 de diciembre, PP, PSOE y Ciudadanos se ponen una vez más de acuerdo para rechazar una proposición de Unidos Podemos para que en España se juzguen torturas, desapariciones y crímenes de lesa humanidad durante el franquismo. La propia ONU lleva exigiendo al gobierno de nuestro país la derogación de la Ley de Amnistía del 77 (que es una ley de punto final), sin que los gobiernos de turno hayan hecho absolutamente nada, salvo ignorar la petición del Organismo que ahora, le sirve al PP para que Rajoy presuma, a pesar de sus grandes carencias, como presidente del Consejo de Seguridad de esa organización.

El día 28 de diciembre pasado, cual inocentada, el diario Público informaba de que el PSOE había vetado a Juantxo López Uralde como parlamentario porque tiene dos placas solares con las que se autoabastece de electricidad y que, conectadas a la red, le producen la escalofriante cifra de 946 euros de beneficios al año. Debido a la infame legislación existente sobre renovables en este país (por obra y gracia de un tal José Manuel Soria, el de las offshore, el caso Eolo, el Góndola, el Faycán, el Chalet, el Salmón,..), resulta que Juantxo ha tenido que registrar las placas como actividad económica para poder legalizar la instalación. Según el PSOE, esa actividad es incompatible con la de Diputado.

Hemos asistido incrédulos y perplejos (al menos en mi caso) a una guerra mediática sobre la decisión de la alcaldía de Madrid de prohibir la circulación de vehículos en su almendra central, por motivos de contaminación. Algún elemento, como uno en Onda Cero, llegó a decir que prefiere vivir 99 años en lugar de 101, pero que le dejen conducir por dónde quiera. Que es como aquello que decía el Insufrible sobre la capacidad del estado para decirle que no puede conducir borracho o lo mismo decir que le dejen envenenar el agua de Madrid, porque total, si se muere, es su decisión. (Ignorando el derecho a la salud de los demás.)

Es necesario recordar constantemente la necesidad de parar esta infamia que nos está degradando como personas, que nos está llevando al servilismo y a la indigencia moral (además de la económica).

La única ideología que tienen estos bárbaros es la de llevar la contraria con el único propósito de enfangarlo todo

La única ideología que tienen estos bárbaros es la de llevar la contraria con el único propósito de enfangarlo todo, de enturbiar la política para que los millones de incautos que creen que vale más lo malo conocido, que lo bueno por conocer, acaben creyendo a pies juntillas que, dado que todos son iguales, mejor seguir con la estafa, el expolio, el latrocinio, las corruptelas y los indeseables.

Ahora que empezamos un nuevo año, podemos recordar que estos indeseables que siguen en el gobierno gracias al apoyo y sujeción de los caraduras del PSOE (por si no quedaba claro, una más, viene a certificarlo Zaida Cantero en Diario16): han dilapidado la hucha de las pensiones hasta el punto que no van a tener presupuesto suficiente, para pagar la extra de junio a los pensionistas y veremos cómo se inventan una merma o nos suben el IVA para poder hacer frente al desembolso extraordinario. Se han comido en cinco años 66.815 MILLONES de euros. Y estos son los que saben, los preparaos y los expertos.

Estos indeseables han metido a España en una bancarrota técnica. Han convertido la deuda en pública, elevándola desde el 46% que había en 2010 al 101% actual.

No contentos con arruinar a pensionistas y trabajadores, no contentos con arruinar el estado, se han permitido el lujo de soltar 51.303 MILLONES de euros para rescatar el desmadre provocado en bancos y cajas de ahorro por unos señores políticos de los partidos tradicionales que, jugando a ser banqueros, cometieron toda una serie de tropelías. En lugar de pedir responsabilidades penales y políticas, pagamos todos a través de nuestros impuestos.

Pero no acaba ahí la cosa. Como aún no están saciados de nuestra sangre y nuestro sudor, acaban de donarles por la cara otros 5.000 MILLONES que son nuestros, para tapar el agujero de un negocio redondo (las autopistas de peaje). Un negocio que parece firmado entre amiguetes (pero que pagamos nosotros) en el que, si hubiera beneficios, las empresas constructoras (propiedad de los bancos) se habrían quedaban con ellos pero que cómo se inflaron estadísticas y estudios, los ciudadanos pagamos. ¿Cuantos de ustedes, lectores, firmaríais poner una carpintería, un bar, una tienda de alimentación, o una heladería en el Polo Norte, en esas condiciones?

Claro que también podéis montar un negocio para guardar gas en el subsuelo. Si sale mal, el gobierno del Partido Popular os “indemnizará”, como a la empresa de Florentino, ACS, con otros 1.350 MILLONES de euros. Bueno, igual, como no formáis parte del opio del pueblo, tenéis problemas legales.

Estos ineptos que en su mayor parte no saben lo que es trabajar, levantarse a las seis de la mañana o pasarse doce horas doblando el lomo por 600 euros, se las dan de salvapatrias, de expertos economistas y de saber lo que nos conviene, pero nos han dejado sin derechos laborales gracias a que hemos creído, como verdaderos imbéciles, que los sindicatos no sirven para nada, salvo para comer marisco a cuenta nuestra. Han conseguido que tengamos que trabajar como en los años 50 del pasado siglo en dos o tres lugares, de sol a sol, para poder tener un sueldo que no llega ni para malvivir. Han conseguido que nuestros hijos, después de que con nuestros impuestos hayamos invertido ingentes cantidades de dinero en su educación, hayan tenido que marcharse al extranjero a buscarse la vida (a abrir mentes y por capricho según ellos). Han conseguido que los salarios de sus amiguetes, los directivos de empresas. crecieran en 5.000 euros durante esa estafa que ellos llaman crisis, mientras que el salario de un trabajador normal ha decrecido hasta convertirse en una limosna.

Claro que todo es susceptible de empeorar. En Andalucía, donde reina la sultana Susana, los chavales tienen que llevarse el papel higiénico de casa  porque la “reinona” está más interesada en la explotación de la mina de Aznalcóllar que además entrega a la empresa causante del mayor desastre ecológico en México, o en que Gas Natural pueda convertir Doñana en una cloaca petrolífera, con la posibilidad de que se repita el Castor, o en pagar la defensa de los funcionarios denunciados en el caso de los ERES, antes que financiar adecuadamente la educación.

Necesitamos un cambio drástico de sistema. No valen medias tintas. No valen luchas de poder. No valen acuerdos con quién, al menos desde 1974, se han preocupado de que toda aquella carcunda saliente de la dictadura, en lugar de haber desaparecido del mapa, siga intacta ejerciendo su poder detrás de las bambalinas. Con aquellos que dejaron que los populistas fueran acomodando a los suyos en los principales estamentos judiciales, porque como decía González, “los jueces tienen demasiado poder” y ahora pretenden ayudarlos a que los fiscales lleven la instrucción de los casos (para que la justicia acabe siendo totalmente injusta).

Claro que quién crea que estando sentado en el sofá viendo la televisión o escribiendo divertidos mensajes de twitter, le van a venir a arreglar las cosas, va apañado.

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Pasé tarde por la universidad. De niño, soñaba con ser escritor o periodista. Ahora, tal y como está la profesión periodística prefiero ser un cuentista y un alma libre. En mi juventud jugué a ser comunista en un partido encorsetado que me hizo huir demasiado pronto. Militante comprometido durante veinticinco años en CC.OO, acabé aborreciendo el servilismo, la incoherencia y los caprichos de los fondos de formación. Siempre he sido un militante de lo social, sin formación. Tengo el defecto de no casarme con nadie y de decir las cosas tal y como las siento. Y como nunca he tenido la tentación de creerme infalible, nunca doy información. Sólo opinión. Si me equivoco rectifico. Soy un autodidacta de la vida y un eterno aprendiz de casi todo.

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