A falta de unas pocas semanas para finalizar el año,  es obligatorio hacer cierto balance de cómo ha ido el ejercicio en lo que respecta al conjunto del mercado. La cuestión es que si al principio de mismo nos hubieran dicho como se iba a desarrollar el mercado durante este ejercicio no nos lo hubiéramos creído, ya que las turbulencias que hemos vivido estos últimos meses hubiesen sido bastante difícil de vaticinar.

Los turbulentos movimientos del mercado y las incertidumbres que contemplamos en el horizonte dota al mercado de una gran volatilidad y un sentimiento general bastante pesimista del conjunto de los inversores. Una de las conclusiones que podemos obtener es que tal y como está actualmente el mercado, lo más lógico  es permanecer más pasivo que activo y esperar a que todo esto se normalice, que no tiene pinta de que sea en un corto periodo de tiempo.

Ante esta situación, lo más conservador aunque parezca a priori todo lo contrario, sería quizás hacer pequeñas inversiones a corto plazo acompañando a estos movimientos tan fuertes y, sobre todo, intentando aprovechar estas rupturas de volatilidad para procurar generar rentabilidad con  dichos movimientos.

En un mercado tan poco predecible y con estos movimientos, quizás hay que reformular nuestros horizontes temporales de nuestras inversiones, ya que con una volatilidad tan alta las previsiones y proyecciones cambian completamente.

Es cierto que el inversor clásico cuando nos movíamos en estos entornos solía tener tendencia a refugiarse en activos como el oro, pero en los últimos meses estamos viendo como está cambiando esta costumbre. Cuando antes el oro era un valor refugio muy utilizado cuando la bolsa se venía abajo, ahora cada vez más los inversores tienden a refugiarse en el dólar,  yen  o incluso comprando directamente el índice VIX de volatilidad o posicionándose bajista en los principales índices a través de derivados. 

Daniel García es analista de XTB

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