Puro torbellino. Una máquina apisonadora. La heroína de carne y hueso que cualquier película de las buenas de verdad querría de protagonista. Así es Laura Baena, una mujer que tras ser madre se hartó del engaño de “puedes con todo” (aunque revientes) ya que significaba no ver a su hija, se puso la capa de “estoy hasta los ovarios” y se tiró a la piscina del yo primero.

El chapuzón no le pudo salir mejor ni a ella, ni al resto de la sociedad. Y es que gracias al Club de las Malasmadres -que fundó tras abandonar su trabajo como exitosa publicista- y al que siguen miles de mujeres, y cada vez más hombres, ha comenzado una revolución imparable cuya meta es decir adiós al modelo patriarcal de la maternidad y hola al de la corresponsabilidad y la realización de las mujeres.  Conversamos con esta activista, a la que salvo sus ojeras y horas de sueño, nada se le pone por delante.


 

¿En qué te ha cambiado el amor de madre el mundo?

Ser madre me ha cambiado muchísimo. Nunca lo hubiera imaginado. Y lo ha hecho porque llegué a la maternidad demasiado inconsciente. No tenía ni idea de lo que me esperaba. Y superó las expectativas, tanto para lo bueno como para lo malo. El amor de malamadre me ha hecho más paciente pero a la vez más activista, más inconformista con las injusticias sociales. También me ha hecho más sensible y más prudente para según qué cosas. Antes de ser madre era una insatisfecha por naturaleza y ahora soy mucho más positiva. A mí personalmente me ha hecho mejor persona. Pero porque la maternidad me empujó a un cambio personal y profesional, por la falta de conciliación, me empujó a la renuncia y con ello, sin saberlo, me dio un regalo maravilloso: el Club de Malasmadres.

También te digo, no pienso que el amor de madre sea el único. Me gusta mucho la frase de Adrienne Rich que abre mi libro «Soy Buena/Malamadre»: «Nadie ama todos los días, a todas horas, las madres tampoco». Esto para mí conecta con el amor a una misma. Cuando eres madre te olvidas de ti, pero un día te das cuenta de que si tú no eres feliz, ellas tampoco lo serán. Y ¡menudo alivio! Nos lo tenemos que recordar de vez en cuando porque se nos olvida con facilidad. Y como toda buena malamadre, después de un día difícil, un beso apretado de mis niñas es mi criptonita.

 

Lo de querer es poder para las mujeres (y además madres) como que es un gran engaño, ¿no?

Por supuesto, yo siempre digo que las mujeres de nuestra generación hemos sido engañadas por mensajes como «llegarás donde quieras llegar» o «serás lo que quiera ser». Te lo crees, te formas, luchas, trabajas duro y de repente te encuentras con el verdadero techo de cristal: la maternidad, ese que nadie te contó, ese que te aleja irremediablemente del mercado laboral, que te empuja a la renuncia y que te convierte en la rival más débil. Pero esto hay que visibilizarlo, hablar de ello sin miedo, que reconocerlo deje de ser signo de debilidad y se convierta en todo lo contrario, en símbolo de reivindicación y superación. Juntas podremos cambiarlo.

 

¿Qué cualidades tiene una malamadre para enmarcar en cualquier cv y gritarlo a los cuatro vientos?

Muchas. Siempre recuerdo ese precioso vídeo que se hizo viral: «Ser madre es un plus»  y lo pienso de verdad.

Lo malo es que en esta sociedad no estamos concienciados con la maternidad hasta que lo somos. Pensamos que los problemas de las madres no van con nosotras hasta que lo somos y los sufrimos en primera persona. Esto es un problema social y por tanto la maternidad es responsabilidad de todos. Este cambio de conciencia es fundamental para ver las cualidades que tiene una madre para cualquier trabajo/empresa/ sociedad. Solo así seremos capaces de valorar el cv de una madre porque además de profesional, como cualquier mujer u hombre, ha aprendido a gestionar el tiempo mejor, a ser más productiva en las horas de trabajo, a ser más resiliente y a tener más empatía, cualidades fundamentales estas últimas para hacer equipo y liderar proyectos. Como decía una colaboradora nuestra «es el mejor MBA que puedes hacer».

 

¡Y qué más da si no sabemos hacer croquetas, ni bordar, pero damos besos y abrazos que llevan al cielo a los buenoshijos! ¡La manía que tenemos del mea culpa! 

El sentimiento de culpa, ese tío pesado que nos acompaña noche y día a cualquier madre fue el detonante sin duda de malasmadres. Ese sentimiento de «qué Malamadre soy» fue el que me empujó, sin duda, una noche de madrugada a declararme malamadre tras un avatar en una cuenta de twitter. Si la maternidad era eso que nos habían contado, ese estado idílico de felicidad plena que nos vende la publicidad, los medios de comunicación, si tenía que ser una madre perfecta y seguir las normas no escritas de la maternidad… yo ¿quién era? Porque el modelo social de maternidad arraigado aún en la sociedad patriarcal que vivimos no conecta con la realidad que experimentamos las madres de hoy en día. 

A la culpa hay que darle una patada, asumir que viviremos con ella, pero no hacerle mucho caso porque solo nos lleva a la frustración. Hay que vivir la maternidad con libertad, lejos de los prejuicios y teniendo claro que somos las mejores madres que podemos ser, madres “suficientemente buenas” como diría Winnicott y lo demás poco importa porque un beso de buenas noches lo cura todo y mañana volveremos a levantarnos luchadoras sin límites.

La frase insignia del club que fue protagonista de nuestra primera camiseta fue: «Mi mamá no sabe hacer croquetas, pero de noche me lleva a la luna». Compartir la realidad, los intentos fallidos por ser madres perfectas y las anécdotas de madres reales fue liberador porque no es lo mismo que te pase a ti sola a que lo vivan miles y miles de madres. Como decimos «Mal de muchas, consuelo de Malasmadres» (sonríe).

 

¿Qué es lo que llevas peor de este parque de atracciones que es la maternidad?

Aquí no me voy a poner seria, lo que llevo peor es no dormir. Esto me puede, hay semanas intensas, que arrastro ojeras profundas y pienso que el fin de mis días está cerca (vuelve a reir). Eso, unido a que toda la locura del Club de Malasmadres ha ocurrido en los dos últimos años que es justo la edad que tiene la buenahija2, ya te lo dice todo. Si he sobrevivido a esto, ya lo que me echen.

 

¿Tus sueños siguen siendo igual de grandes como cuando tu madre entraba en tu cuarto por las noches o ahora están hechos de otras materias?

Curiosamente la maternidad se convirtió en ese gran sueño hecho realidad. Recuerdo perfectamente esas noches de la adolescencia rebelde en la que pensaba: «quiero hacer algo que cambie el mundo», que deje esa huella escrita… No lo voy a conseguir sola, pero el Club de Malasmadres me ha demostrado que un grupo de madres soñadoras y luchadoras juntas pueden cambiar el mundo. Mis buenashijas son mi guía, me marcan el camino, me obligan a parar, a no perder el foco y dan sentido a muchas cosas, pero a la vez son el impulso para seguir soñando, para seguir creyendo en mí y no dejar esos sueños nunca. Soy una soñadora, eso no se puede cambiar.

 

«Él me ayuda»… es la canción que da risa pero no hace gracia alguna…

Tenemos que hacer un esfuerzo por cambiar nuestro lenguaje. Ellos no ayudan. Tienen que ser corresponsables, es el único camino. Después de dos años visibilizando el problema de la conciliación, nos dimos cuenta de que había una barrera muy importante en el hogar, donde los roles tradicionales se mantienen dentro y se perpetúan fuera del hogar. Si no cambiamos esto, difícilmente podremos concienciar en el terreno laboral. En nuestro estudio Somos Equipo queda patente que la corresponsabilidad está lejos de ser una realidad porque la mujer madre asume la mayor parte de las tareas visibles e invisibles y que esto nada tiene que ver con la aportación económica en el hogar. Tenemos que romper esas barreras y trabajar la negociación en pareja, solo así podremos luchar por una igualdad real. Un camino difícil, un problema profundo, pero poco a poco hay hombres padres corresponsables de verdad, cuya labor es fundamental para actuar de referentes e impulsar el cambio social. Yo tengo la suerte de luchar desde un caso positivo porque el buenpadre es corresponsable y gracias a eso este proyecto sigue vivo.

 

Dicen por ahí los expertos que a madres trabajadoras, hijos independientes, ¿será entonces que no lo estamos haciendo tan mal?

Estos estudios me parecen un tanto absurdos y peligrosos porque imagina que eres una madre trabajadora y tu hijo es dependiente como el que más, directamente vas a cargar con la culpa de estar haciéndolo mal, muy pero que muy mal. La realidad es que las madres y padres de este país pasamos 2 horas y 4 minutos con nuestros hijos. El famoso «tiempo de calidad» es real, el tiempo que estemos con ellos queremos que sea de calidad, pero a veces eso no es posible y me niego a agobiarme con esas verdades absolutas. Por otro lado la mayoría de las madres y padres de este país no pueden conciliar por lo que tenemos que luchar por cambiarlo, sin fustigarnos porque por supuesto lo hacemos lo mejor que podemos y aunque estemos con ellos en el Club de Malasmadres abogamos por educar en la autonomía, porque los buenoshijos resuelvan sus problemas, pero lo más importante en la educación es el tiempo, tiempo libre para el cuidado de los hijos, para nuestro tiempo personal y para vivir en general. Pero es algo que en este nuevo mundo que vivimos con esta cultura laboral no tiene valor. No educar en la sobreprotección, pero tampoco educar sin tiempo. En el equilibrio, como siempre, está la clave.

 

Un deseo para tu club… y otro para ti como mujer. 

Es el mismo deseo. Que la lucha por cambiar el modelo social de maternidad, la lucha por una conciliación real, por reivindicar el papel del hombre en el cuidado doméstico-familiar… se convierta pronto en una realidad para que nuestras hijas no tengan que renunciar, sino que elijan aquello que quieran ser.

 

Artículo anteriorEnvejecer debe ser un placer
Artículo siguienteMás de 300 personas condenadas a muerte en 2016
Es periodista feminista, autora de Hombres por la Igualdad (Ed LoQueNoExiste), editora, organizadora de eventos feministas y responsable de Comunicación y RR.PP. de Juan Merodio. Además es Máster en Producción Radiofónica (RNE), Biblioteconomía y Documentación (Universidad Complutense) así como Mujer y Liderazgo (Escuela Aliter). Fue becaria “Erasmus” y “Leonardo” en Roma. En la actualidad colabora con Diario 16, Público, El Español, 20 minutos y AgoraNews, entre otros medios. También es formadora en periodismo con perspectiva de género y ha sido galardonada con el “Premio de Diario 16” por la labor profesional y personal en la defensa de la igualdad (2018), el de “Embajadora de honor de yocambioelmundo.org” (2018) y el de “Candidata a las Top 100 Mujeres Líderes en España” (2018) en la especialidad de medios de comunicación.

DEJA UNA RESPUESTA

Comentario
Introduce tu nombre