Todos, desde que tenemos uso de razón, al menos las personas de mi generación, teníamos clara conciencia de que nuestras vidas estaban al servicio de algo. Tal vez, fruto de tiempos duros de hambre, de miseria, de guerras fratricidas, sabíamos aquello que Nunca apoyaríamos. También, lo que Nunca dejaríamos de atender.

Han pasado los años, vivimos en unas civilizaciones en las que solo manda el capital, la economía, el dinero.

Mientras muchos se mueren de hambre y malviven en cualquier lugar del Planeta, también en nuestro país Catalunya y en España, otros gozan de patente de corso para saciar sus ansias de poder, de dinero, de ostentación. De ahí derivan todos los males.

Quienes tienen todo, ordenan, dirigen, mandan, obligan. Los demás, somos súbditos, plebe, sin derecho a protestar, so pena de perder lo poco que nos queda: mal trabajo, con pésima retribución. Si protestas, la respuesta es siempre la misma: lo tomas o lo dejas, otros muchos aguardan el puesto.

Quienes disfrutan de capital se dedican también a la política. Se presentan cual salvadores de la humanidad: falsas promesas de aumentos de sueldo, de mejora de las pensiones, de disminuir los horarios  de trabajo cobrando las mismas nóminas, de vivienda para todos a precio asquible.

Otro agravante es la distribución del dinero que sale de las arcas de toda España a través de nuestros impuestos. Debería revertir a beneficio de todas las Comunidades pero, no revierte donde debe, solo, donde ellos deciden. Catalunya es Comunidad proscrita.

Protestamos pero, nadie escucha, nadie atiende.

Solo dialogan entre ellos, con quienes ostentan poder, no importa las siglas políticas que, antes les distinguía. Ahora no sabemos ya quién es quién.

¿Para qué conversar? Solo para ponerse de acuerdo en aquello que les interesa: sus sueldos ostentosos, alardean de trabajar mucho, de día y de noche, de viajar. Discuten respecto a sus prebendas de viajes y retribuciones. Tal vez por asistencia a una reunión en la que todo está decidido pero, tienen que hacer la parodia de que discuten y, se ponen de acuerdo.

Para votar en Las Cortes o en el Parlament. Tristes realidades ya que, muchas de aquellas «señorías», llegan en el momento de la votación sin haber siquiera escuchado ni atendido el Debate. Algunos exclaman: todo está decidido. Ah! y se van de nuevo. Les recomiendo de asistir a algún Debate, comprobaran que es cierto.

Quienes soñamos y luchamos años ha, para salir de una Dictadura de más de 40 años, que conseguimos el voto con la llegada de la  Democracia -palabra que muchos que se ponen todos en boca pero desconocen su contenido-, estamos aturdidos, no entendemos qué ocurre.

Nos preguntamos al servicio de qué y de quienes  trabajan o a quienes representan muchos políticos que, gracias a una oleada de las «buenas maneras» de algunas autoridades, les han llevado a Tribunales de Justicia por robo, evasiones fiscales, malversación, patrañas y mentiras a lo grande.

No basta que les juzguen, merecen castigo, tras devolver todo lo que robaron. No sirven, por ejemplo, las palabras que esta semana escuchamos del  tal Millet, que dice no acordarse de donde salió mucho dinero negro que él manejó y que desconoce donde fue a parar. Argumenta que es viejo, que no se acuerda y, NO pasa nada.  Hace años hace que le llamaron a cuentas pero, sigue sin castigo, criticando a quienes le juzgan o le intimidan cuando le encuentran por la calle.

No lean los periódicos, cada día salen nuevos ladrones de guante blanco protegidos por…. Mejor no saberlo. Total, no les pasa nada, unos meses en prisión en espacios especiales para Vips y, al salir, a disfrutar de sus dineros robados a los ciudadanos, entre los que nos encontramos todos.

Necesitamos políticos  “limpios” que se ocupen de que no nos falte nada a nadie, de forma equitativa. No queremos escuchar más necedades, queremos vivir con nuestras necesidades diarias cubiertas. Para ello trabajamos y cotizamos.

Señores de la política, dejen de estar al servicio del capital y de quienes lo manejan.  Preocúpense de nosotros, el pueblo raso al que tienen aparcado en cobertizos en condiciones infrahumanas: jóvenes sin futuro, madres con hijos pequeños sin escuelas, sin pan. Ancianos con retribuciones que, quienes gobiernan, no les sirven siquiera para ir a hacer un traguito, NO un trago y debemos vivir y, ayudar a hijos-nietos-biznietos.

Queremos vivir con Dignidad en este mundo que se tambalea, que no distingue entre el bien y el mal. ¿Nos lo van a permitir?

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