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Al Jorn del Iudici

La Sibila catalana

Francisco Silvera
Francisco Silverahttp://www.quenosenada.blogspot.com.es
Escritor y profesor, licenciado en Filosofía por la Universidad de Sevilla y Doctor por la Universidad de Valladolid. He sido gestor cultural, lógicamente frustrado, y soy profesor funcionario de Enseñanza Secundaria, de Filosofía, hasta donde lo permitan los gobiernos actuales.
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análisis

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El Universo cristiano es estable, como toda ideología conservadora considera el tiempo un fluir lineal desde un comienzo hasta el fin, esto es la Historia y el Progreso, la Sibila (personaje remontable muy atrás en el tiempo en la religiosidad romana, griega…) durante toda la Edad Media (y más) anunciaba a la población ágrafa e ignara el Fin de los Tiempo y el «Jorn del Judici» narrando, con la intención de aterrorizar al oyente, las barbaridades que Dios tiene prevista para los incautos que no estén preparados para su venida en cualquier instante, incluso explicando que ante el pavor causado por la divinidad los fetos tratarán de salir de sus madres…

El Cant de la Sibil.la tuvo mucha difusión por la Cataluña milenaria, las Baleares, Valencia… el mundo meditarráneo en general, aunque también Castilla o Galicia o el ceremonial romano tuvieron sus apocalipsis. Y parece que lo hemos recuperado, el día del juicio se acerca y lo vemos claro porque, impuesto el visor reaccionario, en vez de situarnos en la realidad: salimos y observamos, como dioses, y diagnosticamos y diseñamos, es la política neocón que inunda a la derecha y sigue infectando a una supuesta izquierda cada vez más descolocada. Cataluña, España, están llenas de visionarias, de profetas que saben qué es lo mejor para la masa.

Me costó, pero ya no veo el mundo así; veo un magma bullendo en el que las partes se determinan unas a otras, en el que esa parte no está fuera sino que depende y condiciona lo que ocurre a su alrededor; eso me lleva a huir de totalitarismos, de las miradas plenas de absolutidad, prefiero cada vez más el respeto al individuo y considero el cambio como suma de voluntades y no imposición de ideas prejuzgadas, por eso defiendo una Declaración Universal de Derechos Individuales Inalienables con carácter efectivo, es decir: que lleve a los gobernantes a Tribunales Penales en caso de no hacerlos cumplir. Para mí, ésta podría ser la referencia pragmática para reconstruir una izquierda nueva que sitúe la revolución económica a posteriori a través de un cambio educativo y no mediante una revuelta totalitaria y que pase por encima de los no convencidos.

Por ello, no puedo entender a la izquierda catalana (por ejemplo) y su apoyo al nacionalismo en un proyecto de ingeniería social que, cuando menos, habría que calificar como ingenuo (siendo benignos). Esta idea inmóvil, este retrato de país irreal genera, a quien no lo comparte, la necesidad de proponer el suyo: simplifico, pero el monstruo larvado de la extrema derecha hispana está resucitando, porque cuando desaparece el matiz y la diversidad sólo queda el «Ellos o Nosotros» (Zappa dixit). Acción y reacción. El triunfo de la simpleza.

Yo tengo claro que estas movilizaciones son una válvula de escape de una crisis mucho mayor no resuelta que tiene que ver con el modelo económico, y miro con infinita lástima cómo, en vez de enfrentarnos al poder real (que sólo protege sus beneficios, lo estamos viendo con las «deslocalizaciones súbitas»), recuperamos el concepto racista de «pueblo» y enfrentamos a la ciudadanía convertida en masa mientras aquéllos aumentan geométricamente sus intereses. El Capital saldrá indemne del conflicto, sea cual sea su deriva, porque tiene el poder para modular las relaciones laborales y no perder jamás ingresos: ¡ésta es la clave!, no esa mierda del catalanismo o el españolismo…

Hemos olvidado (cedido) el horizonte del cambio, la izquierda dormida parece haber asumido que no puede mejorar la sociedad y, disfrazándose de revolucionaria con atributos meramente estéticos, rehúye el debate y favorece el triunfo de personajes como Rajoy que están vacíos como una bandera porque piensan como meros gestores y ni siquiera eso saben hacer. Un Oriol Junqueras de comulgante izquierda y de aparente inestabilidad emocional; un Puigdemont metido décadas en el cogollo de un partido desaparecido por intereses judiciales debido a sus métodos de corrupción estructural; unas CUP maquiavélicas, para quienes el fin justifica a los medios sin dudas; unos políticos del PP llorosos ante desfiles de legionarios (de Cristo o de los otros) o las banderas rojigualdas (bonito pueblo Palos de la Frontera en Huelva); un PSOE destruido internamente que no sabe si defender el Sahara o contratar asesorías con el Rey de Marruecos; un Podemos estructurado en aquello que empezaron negando: liderazgos personales y cargos, y decidiendo más con la mirada en el votante que en las propuestas; unos Ciudadanos que no son más que el PP de Rafael Hernando disfrazado de chiquillo…

¿Hacia dónde vamos? ¿Hacia dónde nos llevan? ¿Hasta cuándo vamos a aguantar? Cataluña ha dado ejemplo, la movilización popular es la clave: pero ha confundido las maneras y los objetivos; el Estado español tendrá las formas y el horizonte de la convivencia legal, pero está paralizado por el veneno tradicionalista. Ha muerto la Inteligencia, pero no tenemos un Unamuno que, en un instante de lucidez, se dé cuenta de su error y se encare con los asesinos, vencedores pero no convencedores.

La Sibila ha venido a meter miedo y lo ha conseguido, la profecía catalana está condicionando nuestras vidas hacia un «Jorn del Iudici» que se cierne tenebroso sobre todos; me gusta más cuando se la oigo a Jordi Savall y la difunta Monserrat Figueras y sus músicos de todas partes, y les recomiendo su versión de «Els segadors» pero con menos golpes de hoz, por favor…

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