Las organizaciones de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional (AI) y Human Right Watch (HRW) han pedido a las autoridades del Reino de Marruecos que los veredictos contra los 24 saharauis juzgados por presuntamente haber matado a 11 policías marroquíes no se dicten basándose en confesiones o testimonios sacados mediante la tortura o los malos tratos.

La sentencia de este juicio se hará pública hoy martes. Los hechos por los que se los juzga tuvieron lugar en noviembre de 2010 durante el desmantelamiento de un campamento de protesta en Gdeim Izik y en El Aaiún.

Los 24 acusados ya habían sido condenados por un tribunal militar de Rabat. Sin embargo, otro tribunal ordenó que se celebrara también un proceso civil porque en esas fechas se aprobó que los civiles no podían ser juzgados por militares. Según HRW y AI, se dictaron sentencias basadas en testimonios arrancados a los acusados por medio de las torturas y los malos tratos. Según los testimonios recogidos por ambas ONG los acusados sufrieron palizas, fueron suspendidos por las muñecas y fueron víctimas de amputaciones en las uñas, además de ser violados con distintos objetos. Esto es negado por las autoridades marroquíes.

La propia Constitución marroquí prohíbe la tortura, además de que el Código Penal del país alauí tipifica como delito la tortura y considera que las confesiones conseguidas a través de aquélla no son admisibles en un tribunal.

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