Ahorrar en la “cesta de la compra convencional” no requiere grandes conocimientos. Los canales de distribución y venta de productos alimenticios son sobradamente conocidos y se reducen a las tiendas de ultramarinos, los supermercados y las grandes superficies. Existen muchos estudios comparativos sobre los precios de estos últimos establecimientos. Sólo se sabe que, aparentemente, se ahorra más si se adquieren las llamadas “marcas blancas”, aunque esto no es del todo cierto.

Es el único sistema porque, aparte del consumo solidario y ecológico, y el comercio justo, apenas existen cauces de distribución alternativos a los establecidos en la llamada red convencional, la que establece el precio de compra a los productores y los precios de venta al público.

En España existen redes alternativas de consumo convencional que intentan abaratar costes, pero apenas tienen presencia. En las grandes ciudades, nula. Son SPAR, Groupama, Grupo IFA y UDACO. SPAR, por ejemplo, cuenta con una importante red de establecimientos en el mundo que lo sitúa entre los grandes, pero en este país, tras los años sesenta y setenta, sólo quedan en los pequeños núcleos de población.

Lo mismo ocurre con otras formas de organización del consumo como es el energético. La liberalización de la luz y del gas está creando agrupaciones de pequeñas comercializadoras que intentan abaratar costes y mantener una relación directa con el cliente. Algunos, incluso, han enarbolado la enseña ecologista y envían recomendaciones para el consumo responsable: “las bombillas de bajo consumo duran hasta cien veces más que las incandescentes y consumen cinco veces menos energía. Las calderas de condensación aprovechan el calor de vapor de agua. Ahorrarás hasta un 30% y emitirás menos gases contaminantes. Poner detectores de luz crepuscular que dejan entrar los rayos de luz en invierno. Subir un grado el termostato de la temperatura de la nevera puede reducir un 5% el ahorro de energía eléctrica. Las ventanas con ruptura de puente térmico conservan mejor el calor y aíslan del frío exterior. Las persianas inteligentes que permiten su motorización, gracias a sus posibilidades domóticas, permiten incorporar sensores solares que ahorran energía. Con una cocina de gas en vez de eléctrica, consumimos un 73% menos de energía”. Así se explica en los manuales de las principales organizaciones de consumidores.

Salvo estas excepciones, apenas existen en España canales organizados que permitan el ahorro del consumo de servicios básicos. Es una actividad por desarrollar que tendrá, sin duda, un gran futuro.

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