Fyffes es una compañía radicada en Irlanda dedicada a la exportación y distribución de frutas tropicales desde su punto de origen a Europa. Es la distribuidora más grande de Europa, trayendo mercancías desde países como las Islas Windward, Belice, Colombia, Costa Rica, Brasil, Panamá, Ecuador, Honduras y España (Canarias).

Fyffes no tiene en propiedad las plantaciones y compra la fruta a los dueños de las plantaciones. La compañía irlandesa es miembro de la Iniciativa de Comercio Ético de Reino Unido y tiene un “Código de Trato Ético” que está incorporado a los contratos suscritos con los dueños de las plantaciones. Este código debería garantizar los derechos laborales de los trabajadores, sobre todo el de la libertad de asociación. Sin embargo, esto no es así y los dueños de las plantaciones no están respetando el Código de Trato Ético. El hecho de que Fyffes no posea ninguna plantación en propiedad podría ser interpretado como un modo de eludir su responsabilidad sobre las condiciones laborales de los trabajadores de dichas plantaciones.

La propia Fyffes no tiene firmado ningún convenio con los sindicatos irlandeses ni con los de los países en los que opera. En Belice los trabajadores de las plantaciones intentaron crear un sindicato pero fueron sometidos a intimidaciones, extorsiones y despidos improcedentes que llegaron a los juzgados.

El propio diario británico The Guardian publicó una información haciéndose eco de las denuncias de explotación laboral en las plantaciones proveedoras de fruta de Fyffes, a la que la compañía respondió con un escueto comunicado en el que negaban las acusaciones vertidas en el artículo. Según el periodista Jonathan Watts “los trabajadores de Choluteca (Honduras) afirman que se les paga menos del salario mínimo (10 dólares diarios) por jornadas maratonianas bajo el sol. La empresa no les da ni siquiera agua”. Una de las trabajadoras citadas en el artículo, una mujer de 58 años llamada María Gómez, afirma que “tenemos que trabajar incluso si estamos enfermos”.

se les paga menos del salario mínimo (10 dólares diarios) por jornadas maratonianas bajo el sol

Esto ocurre en Honduras pero las denuncias de los trabajadores de las plantaciones y empresas filiales también se extienden a Costa Rica. En ambos países se denuncia lo mismo: constantes y graves violaciones de los derechos laborales, represión de la libertad de asociación, bloqueos de procesos de negociación colectiva, impago de salarios, ausencia de beneficios sociales, ausencia de servicios básicos mínimos (en algunas plantaciones no hay inodoros), despido de trabajadoras embarazadas o exposición a productos químicos altamente peligrosos.

La situación es de tal gravedad que el pasado 23 de enero la Unión Internacional de Trabajadores de la Alimentación (UITA) se unió a una misión de solidaridad internacional para hablar con los trabajadores de Honduras e intentar garantizar el respeto de sus derechos laborales. En este país Fyffes ha sido multada por violaciones en el pago de los salarios.

La misión intentará reunir pruebas de que el gigante de la exportación y distribución de frutas tropicales está violando constantemente los derechos de los trabajadores entre ellos el de la libertad sindical.

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