Matraca al presidente con el vuelo a Castellón. Se le ha acusado de utilizar un avión del Estado para realizar acaecidos particulares. La vicepresidenta ha salido en su defensa, alegando que la visita fue oficial al entrevistarse con Ximo Puig (hombre de varias bondades) y a posteriori, por mor de su agenda cultural, a deleitarse con la banda The Killers, él, Pedro Sánchez, que viene demostrando ser un hitman, un killer parlamentario en el buen sentido del término: jugada maestra al colocar de administradora de RTVE a Rosa María Mateo, de las pocas periodistas combativas que restan de la Transición; encima se encaró con ETA; en caso de salir en segunda votación,  lo que ocurrirá al parecer. Además, es grato contemplar a PS al fondo, cerca del escenario, tomarse una cervecita antes de bailotear. Es humano, es joven y como cualquiera tiene el derecho de disfrutar. Las jaculatoria de la vicepresidenta escudando a PS, pese a los argumentos sólidos, se me antoja innecesaria.

El PP le atacó con la boca pequeña, sus dos ex presidentes se subían a los aviones, bien hecho, faltaría más, cuando les apetecía. En cambio, el jefe de Ciudadanos, el Sr. Rivera (espero que lo desplace la Sra. Arrimadas, juiciosa, de talante moderado e inteligencia afilada) prosigue con el lance. Será que ve cómo Pedro Sánchez por la izquierda ya está recuperando sus votos al igual que los de Podemos y que por la derecha comienza a hacer lo mismo el Sr. Casado. El periodista Manuel Dominguez, en un atinado artículo, en estas páginas, tildó al Sr. Rivera de joseantoniano. Yo iría más lejos. Al leer la presunta economía que aplicaría mediada la última campaña electoral, dejaba la ley laboral en pañales, escondiendo el comodín de lo que es en realidad, un neoliberal a la vieja usanza, la de los Chicago boys. Luego, en la praxis política, tiende de manera desmedida a sus dos peores derivadas: el posibilismo y el oportunismo, que no el sentido de la oportunidad, floración de los mejores políticos. El oportunismo nos lo demostró por enésima vez al desautorizar la manifestación de las féminas que exigían igualdad con los varones. Al comprobar el éxito del encuentro, el Sr. Rivera las felicitó y se sumo a ello, añadiendo que era bueno para los padres e hijos, en un tono paternalista y con unas palabras que nos retrotraen al machurelismo. Hay que joderse de nuevo con perdón de la expresión con el Sr. Rivera, y también con su metralla del absurdo versus PS, a raíz del vuelo del último.

Que a PS, un domingo de solaz, se le ocurre ir a compadrear con sus amigos vascos en una sidrería, debe tomar un avión. Que PS y su mujer concluyen perderse a resultas de platicar y practicar aconteceres propios de la pareja, debe tomar un avión. Que PS elucubra vacacionar con su familia en las Baleares o las Canarias o un islote allende los océanos, debe tomar un avión.

No solo debe, resulta obligatorio.

El primer motivo se asienta en que por PIB, extramuros ya Inglaterra, después de Alemania y Francia, somos la tercera potencia de la UE. JFK al repeinarse dentro de la carlinga, aclaraba a sus cuates que el que se bajaba del avión no era el presidente de Ámerica, era la representación de los USA. La imagen, en lo internacional, cuenta y suma, muestra a cada país en la persona de su gobernante. ¿Qué pensarían de España las potencias  al observar a PS viajando en una compañía low cost? Con aventurar el ridículo que nos acapullaría se me remecen las articulaciones.

La segunda razón, la principal, es la amenaza yihadista. Conocemos que se infiltran en los estratos de nuestra sociedad con una facilidad de coleópteros. ¿Quién asegura que no son capaces de hackear el sistema de Iberia o de tener algún empleado dentro capaz de leer la lista de pasajeros y, aunque PS viaje bajo nombre falso, averiguar el oficio de los escoltas?

Quien niegue la capacidad del ISIS, y por desgracia su elevada imaginación, a la hora de cometer atentados, no atiende a la realidad o peca de necedad. Los servicios de seguridad de los EEUU acuden a sus grandes novelistas a fin de que anticipen con sus magines las masacres.

El absurdo, con el émbolo del Sr. Rivera, se ha cernido sobre PS, al cual deseo, sobre esto, la ría riendo.

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