El informe definitivo que la Guardia Civil ha enviado al juzgado sobre las actuaciones presuntamente delictivas del ex vicepresidente del Gobierno Rodrigo Rato contiene “abrumadoras pruebas” que certifican que el ex vicepresidente económico de los gobiernos de Aznar, Rodrigo Rato, cometió numerosos delitos fiscales, de blanqueo de capitales y de corrupción entre particulares en sus negocios privados, según adelanta la Cadena Ser.

Este último informe incorporado a la causa que investiga las presuntas actividades delictivas de Rato, el supuesto artífice del denominado “milagro español” durante los ejecutivos de Aznar, parte tanto de correos electrónicos del propio ex presidente de Bankia y ex vicepresidente del Gobierno español, como de informes de la Agencia Tributaria y de otros documentos oficiales incautados en 2015 en el domicilio particular y el despacho del ex dirigente popular.

Rato realizó gestiones a través de sus empresas particulares o de las de sus familiares directos para obtener beneficios valiéndose de su puesto de presidente de Bankia, el banco que necesitó un rescate de las arcas públicas multimillonario mientras Rato cobraba un sueldo anual superior a los dos millones de euros. Así, Bankia concedió un crédito al Valencia Club de Fútbol que le sirvió para introducir a una empresa de su trama para beneficiarla en una operación con el club.

También ocultó Rato sus intereses en el banco de inversiones Lazard cuando presidió Bankia, ya que favoreció con contratos millonarios a esta entidad. La Unidad Central Operativa de la Guardia Civil ha hallado pruebas contundentes contra el exvicepresidente económico sobre la comisión de un delito de corrupción en los negocios (anteriormente corrupción entre los particulares). Cuando Rodrigo Rato presidía Bankia, “materializó la contratación de Lazard, recibiendo como contraprestación distintas cantidades pactadas con anterioridad y accediendo a una excepcional financiación de 2,2 millones de dólares”, según la UCO.

También sus labores de asesor de Telefónica le sirvieron para maniobrar a favor de intereses personales o familiares, ya que Rodrigo Rato cometió supuestamente varios delitos fiscales al facturar sus servicios a nombre de una empresa, Kradonara, y no a su nombre, con lo que de este modo se ahorraba pasar por el fisco cientos de miles de euros en el pago de impuestos.

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