Dice un refrán, muy español, que a río revuelto ganancia de pescadores. Y es tan cierto como que el día 31 de diciembre termina un año y comienza otro. La crisis ha traído muchas cosas malas y, a mi modo de entender, solo una buena: la de darnos cuenta de que no somos tan ricos como hace años nos hicieron creer que éramos. Pero ese es otro tema, ya que yo he venido hoy a hablar de las cosas malas de la crisis. Dice el refranero que de aquellos polvos vienen estos lodos, y son aquellos polvos que nos soplaron los que nos han hecho pensar que nuestro poder adquisitivo tiene que estar “por encima de nuestras posibilidades”.

Y con estos ingredientes han crecido unas aves de rapiña, también llamadas empresas de minicréditos, que con eslóganes tan atractivos como: “pim, pam, pasta”, “un crédito para lo que quieras”, “lo quieres, lo tienes”, o “anticipa tu nómina”, nos ofrecen dinero inmediato. Algunas de estas empresas aseguran que nos darán el dinero en menos de 15 minutos, para que hagamos con él lo que queramos. ¡Lo que queramos! Es tan sencillo que con solo dar un nombre, un número de cuenta bancaria, nuestro DNI y un teléfono de contacto, ya tendremos el dinero ingresado en nuestra nómina.

Quiénes recurren a estas empresas es por que ya han agotado otras posibilidades tradicionales, como pedir dinero a su banco. Pero quizá no lo piden a su banco porque se avergüenzan de que su banquero sepa que no tiene dinero; aunque a estas alturas el banco ya sabe más de nuestra propia economía que nosotros mismos. O puede que por un anticipo de 500 ó 1.000 euros no crean que sea necesaria la intervención del banco. Es posible, también, que la tarjeta VISA que tanto servicio les ha dado ya no disponga de más saldo para estirar el sueldo. En definitiva, el dinero siempre es dinero, y si hay una empresa que lo da en 15 minutos, sin preguntas, y además se puede devolver cómodamente. ¿Por qué no? Se preguntará usted el día 15 del mes en curso, cuando vea que las cuentas no le cuadran.

Muchos de estos préstamos rápidos sirven para cubrir otros préstamos anteriores; aunque en la publicidad de estas empresas lo venden como “date un capricho” ¡Toma, aquí tienes 1.000 euros para irte un fin de semana a Andorra, porque te lo mereces! Pero no creo que nadie acuda a estas entidades para darse un homenaje, o lo harán bien pocos. La mayoría de los que llaman o rellenan las solicitudes de crédito lo hacen por “necesidad”. O bien porque les van a quitar el coche, apagar la luz, cerrar el gas o cortar el teléfono. Esperan a última hora a que surja un milagro y puedan afrontar ese pago. Y cuando quedan 15 minutos ven un anuncio atractivo, a modo de letrero de neón en medio de una carretera perdida, que les dice: “Estamos aquí, con tu dinero, esperando a que vengas a recogerlo”.

Entonces, ¿qué hay de malo? Pues lo malo es que estos minipréstamos, préstamos rápidos, minicréditos o e-créditos, le saldrán por unos intereses que van desde el 2.000% al 4.000%; incluso puede que más. Para que se hagan una idea de la barbaridad que suponen esos intereses, les diré que el Banco Central Europeo facilita a los bancos dinero al 0,05%.

Y entonces, se preguntarán: ¿cómo es esto posible? Pues es posible porque las empresas de préstamos instantáneos no están controladas por el Banco de España y por eso ofrecen liquidez a cambio de intereses que pueden superar el 4.000%

Pues eso, que a río revuelto ganancia de pescadores.

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