«Hasta 35.000 euros pagan mujeres nigerianas por llegar a España para luego estar condenadas a prostituirse»

La Policía desarticula en Málaga una red de trata que captaba a la mujeres en Nigeria y libera a 13 víctimas

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La policía ha desarticulado una red de trata de seres humanos con fines de explotación sexual. En el operativo se han liberado 13 mujeres que eran captadas en sus países de origen, Nigeria, a las cuales, al llegar a nuestro país, se les imponía una deuda de 35.000 euros para cuyo pago eran obligabas a prostituirse en el polígono del Guadalhorce y en Fuengirola, (Málaga). La organización estaba liderada por una mujer que actuaba como enlace entre España y la rama de la red asentada en Nigeria.

Las mujeres eran sometidas a rituales de vudú o jujú para doblegar su voluntad, haciéndoles creer que si no obedecían los mandatos de sus captores, ellas o sus familias podían morir o enloquecer

Además, los tratantes cometían delitos contra la propiedad y lo hacían de manera coordinada tanto contra transeúntes como clientes, obligando a las mujeres explotadas a colaborar en este tipo de hechos delictivos.

La investigación comenzó al conocer de la existencia de varias mujeres captadas en Nigeria y posteriormente explotadas en varias zonas de Málaga. La red mediante engaño lograba la captación de mujeres que se encontraban en una situación de precariedad absoluta. Para materializar los traslados de estas víctimas se les exigían cantidades que oscilaban alrededor de los 25.000 y los 35.000 euros. La red se aprovechaba del desconocimiento de estas mujeres, que ni siquiera sabían el valor de tales cantidades, de hecho, les hacían creer que los pagos serían fáciles de afrontar y que en pocos meses habrían saldado la deuda contraída.

El compromiso para el pago de los 35.000 euros era realizado a través del los rituales de vudú o jujú con los cuales eran amedrentadas haciéndoles creer que podían enloquecer o morir si no lo hacían, tanto ellas como sus familiares cercanos. Rituales que se realizaban en Nigeria pero que además, eran ocasionalmente repetidos en Málaga, así se aseguraban el control de las víctimas sin que fuera para ello necesario cerciorarse con vigilancias continuas de la sumisión de estas a la organización criminal.

 

De Nigeria a Níger y Libia

La organización criminal empleaba para el traslado de sus víctimas la vía terrestre Nigeria-Níger- Libia, atravesando el desierto en vehículos Pick-Up, sin importarles el riesgo que esto suponía. Una vez en Libia, y tras pasar unos meses en campamentos en los que sufrían todo tipo de vejaciones y abuso, se dirigían a bordo de embarcaciones tipo zodiac hasta Italia donde personas de confianza de la organización las alojaban hasta su traslado final a Málaga.

Las víctimas al llegar a España eran dirigidas al domicilio de las explotadoras y allí eran informadas de la forma de pagar la deuda por haberles financiado el traslado.

 

Agresiones

Las víctimas eran obligadas a ejercer la prostitución principalmente en vía pública -en concreto en el paseo marítimo de Fuengirola y en el polígono Guadalhorce de Málaga- todos los días de la semana durante largas jornadas sin posibilidad de elegir a los clientes. Además, debían de entregar de forma semanal el dinero ganado a sus tratantes. Excepcionalmente, algunas de las víctimas eran trasladadas a un club de alterne en la localidad de A Coruña.

La organización estaba liderada por una mujer que actuaba como enlace entre España y la rama de la red asentada en Nigeria

La líder de la organización, además de explotar a las mujeres directamente, facilitaba víctimas a otras tratantes y actuaba como nexo entre los miembros que actuaban en España y la rama asentada en Nigeria. Una segunda mujer era la encargada de realizar los contactos en Libia para el cruce de las víctimas y controlar a las mujeres que ejercían la prostitución en el paseo marítimo de Fuengirola (Málaga). Si se producía cualquier problema en el servicio que realizaban, amenazaba a las víctimas y las agredía para que pagaran una tasa por el lugar de la calle en el que ejercían la prostitución.

 

Delitos contra la propiedad y trato degradante

Además de la explotación de las víctimas, los tratantes de esta red cometían en grupo delitos contra la propiedad -de manera organizada y coordinada- contra transeúntes y clientes, obligando y aleccionando a las mujeres para que colaborasen en la realización de los hechos delictivos.

Prueba de la crueldad de la red hacia sus víctimas es que a una de ellas, tras negarse a ejercer la prostitución cuando llegó a España, dejaron de proporcionarle comida hasta que, exhausta, cedió a los deseos de sus captores, sufriendo agresiones físicas en numerosas ocasiones.

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