La violencia contra la mujer es constante y está en todos los ámbitos de la sociedad.
Pero parece local. O sea, doméstica.
Mientras no la saquemos de ahí, no entrará en lo que algunos llaman la “agenda política”.
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Hoy hemos sabido de dos asesinadas más.
A la mujer belga la mató a golpes su marido.
El cuerpo de la adolescente española apareció desnudo en una fosa cercana a su pueblo. Un “amigo” ha confesado que la asesinó.
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Cuando sucede un crimen de violencia machista, se manifiestan los del pueblo de la asesinada. Ningún político de lo que llaman “ámbito estatal” suele decir ni MU.
Local. O sea, doméstico.
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Para confirmar que alguien estaba publicando con la suficiente relevancia el asesinato de la niña valenciana, me he tenido que ir a las ediciones digitales de Las Provincias y Levante.
Local. O sea, doméstico.
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Hasta que esto no cambie, hasta que no consigamos hacer entender a nuestros gobernantes que el asesinato de mujeres, el maltrato constante, el terror habitual, el cállate y chupa, la violación en el matrimonio, hasta que no les convenzamos de que esto es un asunto de Estado, como la Educación, como la Sanidad, y que además transita por todo el resto de ámbitos, no conseguiremos absolutamente nada.
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El terrorismo es terrorismo cuando alguien lo llama terrorismo.
El acoso no existía hasta que alguien dijo acoso.
Nuestras hijas y nuestros hijos beben del agua podrida de esta falla.
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Hoy, Diario16, como hace algunos días, ha vuelto a situar en el arranque de su edición digital a las víctimas de la violencia machista. Han sido dos, dos casos conocidos hoy.
Lo consideramos un asunto de vital –y nunca mejor dicho– relevancia.
No local: General. No doméstico: Político.
Yo, personalmente, no entiendo lo contrario.
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Buenas noches. Mañana más.
27/10/2016. Rafael Hernando y la niña que no tendrá su hurón