II

¿Qué es un CEPA?

Seguro que a mucha gente ni le suenan estas siglas. Si las desarrollamos: Centro de Educación de Personas Adultas, probablemente ya habrá unos cuantos que sepan a qué se refieren. Pero probablemente, no muchos más. Este constituye uno de los motivos de queja de los profesionales que se dedican a estas enseñanzas, el desconocimiento generalizado sobre su trabajo. Tanto es así, que varios cientos de profesores de toda España han creado un grupo en una red social bajo el lema EDUCACIÓN DE ADULTOS ¡EXISTIMOS!

Urge, por lo tanto, explicar de qué estamos hablando, más si tenemos en cuenta que estamos iniciando al Año Europeo de la Educación de Personas Adultas. Un año, este 2017, consagrado a algo bastante desconocido por la ciudadanía en general.

Aclararlo no tiene ninguna complicación. Nuestras leyes orgánicas articulan el sistema educativo estatal en una serie de enseñanzas no universitarias: la Primaria, la Secundaria Obligatoria, la Formación Profesional, la de Idiomas… Pues bien, otra de ellas es la que atiende al denominado aprendizaje a lo largo de la vida, es decir, a la de Adultos. Algo similar, por otra parte, a lo que sucede en los países de nuestro entorno.

Los CEPAs son los centros en los que se imparten específicamente estas enseñanzas. Por lo tanto, solo hay un requisito para matricularse en uno de ellos, ser considerado adulto, o sea, tener 18 años como mínimo. La edad máxima, a pesar de algún intento por recortarla, no se contempla. De este modo, en estos Centros, conviven alumnos con edades desde los dieciocho hasta los ochenta y muchos años, lo cual, por otra parte, constituye uno de sus aspectos más interesantes y enriquecedores.

Dicho esto, las siguientes preguntas surgen de inmediato ¿A qué se va ahí? ¿Qué se estudia? También resulta sencillo contestar a estas cuestiones. En los CEPAs se puede cursar la Enseñanza Primaria, la Secundaria Obligatoria, Formación Profesional, Idiomas, Español para extranjeros, incluso hay cursos de Ampliación Cultural. La oferta educativa parece tan variada, pues, como el propio alumnado que recoge.

Lo que cambian son los perfiles de los matriculados según los cursos. En Primaria, por ejemplo, hay muchas personas mayores. Algunas de ellas muy mayores. Bastantes vienen a aprender lo más básico en los cursos de alfabetización. “Si no viniera aquí a clase, me pasaría el día en el médico”, dicen con frecuencia estos abuelos que no pudieron estudiar en su momento. Verlos llegar cada jornada, tan agradecidos, tan sonrientes, tan participativos, justifica por sí solo la existencia de los Centros de Adultos. Van despacio, aprenden poquito a poquito, en ocasiones olvidan de un día para otro lo que acababan de aprender. Pero no les importa. Para ellos, simplemente tener un pupitre y alguien que se preocupa por enseñarles ya constituye un lujo.

Los alumnos de Enseñanza Secundaria son muy distintos. Estas matrículas se nutren del abultadísimo Fracaso Escolar. Algo de lo que somos campeones, desgraciadamente, en Europa. Se trata de jóvenes, en torno a los veinte, muchos recién salidos del instituto. Alumnos complicados durante la adolescencia, absentistas, con historias de consumo en determinados casos. Adultos para ellos abre una nueva oportunidad para regresar al sistema académico. El porcentaje de los que la aprovechan es elevado, gracias a programas específicos y, en general, a una mayor madurez por su parte.

Español para extranjeros recoge alumnos procedentes de todos los continentes. Da solución a la necesidad de un gran número de personas residentes en nuestro país que necesitan superar el obstáculo del idioma para acceder al mercado de trabajo, o incluso para entrar en el sistema académico. Entre ellos hay una gran variedad, no solo por su procedencia, sino también por el nivel económico o de estudios con el que llegan. Hay desde universitarios con varios idiomas hasta personas que no se encuentran alfabetizadas en absoluto.

Las clases de informática y de idiomas constituyen en opinión del profesorado una nueva alfabetización. En la actualidad, sin unos conocimientos básicos sobre el manejo de un ordenador o unos rudimentos de inglés resulta complicado desenvolverse. Por eso a estos cursos acuden personas de mediana edad con el fin de superar estas carencias formativas de cara a una progresión laboral o simplemente vital.

La Formación Profesional en Adultos ha ido quedando reducida a grupos muy concretos de la FP Básica surgida con la LOMCE. Probablemente se trata de uno de los campos a potenciar, sobre todo si tenemos en cuenta nuestras tasas de paro.

Los cursos de Ampliación Cultural se encuentran entre los más afectados por los recortes en Educación de los últimos años. Son muchos los centros que los han perdido debido a la reducción de profesores que han venido sufriendo. Recuperarlos tendría que ser prioritario si queremos seguir los principios del Manifiesto para la Enseñanza de Adultos aprobado por la Unión Europea para este año 2017.

Entonces, ¿qué es un CEPA? Es un centro educativo con un alumnado tremendamente diverso y unos profesores por lo común entusiastas que se ven obligados a trabajar con pocos medios y un escaso respaldo por parte de las administraciones.

Los CEPAs son necesarios, muy necesarios. Para las personas mayores que no pudieron estudiar, para el alumnado que ha fracasado en el instituto, para los que quieren mejorar su situación laboral, para los extranjeros que desean integrarse, para los que necesitan adquirir conocimientos imprescindibles en el mundo actual y para aquellos que, simplemente, deseen continuar durante toda la vida disfrutando como un derecho más de “El poder y la alegría de aprender”, como dice el lema de este Año de la Educación de Adultos en Europa.

Hay centros de este tipo por todo el Estado. Seguro que tiene uno cerca de casa. Anímese a entrar a uno de ellos, merece la pena seguir aprendiendo. ¿Hay mayor riqueza que el conocimiento?

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