20/1/2017. Cuando tú eres el raro

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Trump en Estados Unidos, Juncker y Tajani en Europa, Rajoy en España. Esta sensación de que no quedan asideros.

Quizás tenga que ver con el espejismo que construyen las redes sociales. Todos esos hombres blancos ricos ultraconservadores forman parte de la democracia, de lo que las personas eligen. Es así.

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leyenda

Recuerdo la lectura de Soy leyenda, la estupenda novela de ciencia ficción escrita por Richard Matheson (AQUÍ un resumen aproximado de la trama). Nada que ver con la película, aviso. En el libro, queda un solo hombre –tal y como lo entendemos– sobre la tierra. Un virus ha convertido al resto de los habitantes en algo que podríamos llamar vampiros. A todos, menos a él. Cuando todos son iguales menos tú, tú eres el raro, el peligro, aquel a quien hay que eliminar.

Recuerdo el pasmo que me produjo de jovencita descubrir eso. No importa lo que tú consideres, no importa que creas tener razón, ser portadora de “el bien” o “la verdad”. Si todo el resto piensa lo contrario, tú eres la anomalía. Ellos son “lo normal”, lo que existe. Y tú, un peligro contra el que hay que luchar.

Tú, además, das miedo.

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Las redes sociales, como los colegios caros, consiguen que una crea que todo el mundo tiene una opinión parecida. Parecida a la de una. Las redes sociales crean una ilusión de homogeneidad. Y el problema es que ya vivimos en las redes sociales. Así que, como toda la gente a la que “sigues” y que “te sigue” son amigos, conocidos o similares, acabas creyendo que el mundo piensa y siente como tú.

Poco a poco la realidad va helándonos. Poco a poco ya no queda nadie en los puestos de poder que se parezca a mí, que piense o sienta como yo. En ningún puesto de poder de ninguna instancia.

Sin embargo, pese a la tozudez de las evidencias, sigo sin querer creerlo, y sé que esto lo lamentaré.

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En la ceremonia de investidura de Trump, de repente, ha empezado a cantar un coro blanco. Sus voces, sus caras de un rosa desvaído, tembloroso, aquel presidente inverosímil, su familia y la panza de burro del cielo, todo, ha compuesto ante mí la escena clásica de una película de terror.

He pensado: Ahora es cuando la cámara enfoca la cara de un dóberman allá, en una esquina, y se desploma una mujer a la que le sangran los ojos, y todo el mundo echa a correr.

Pero qué error. No son ellos, claro. Somos nosotras.

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Mañana seremos aún menos, me temo. Y no nos daremos ni cuenta, tecleando retuit en nuestro irrelevante ecosistema digital.

1 COMENTARIO

  1. Rajoy ultraconservador y millonario? Un tio de clase media democristiano de toda la vida, un socialdemocrata de cintura para arriba. Venga ya, tia. Lo más parecido al monstruoso Trump es tu idolo, el fascista populista de la coleta, Pablo Iglesias, ese facharrojo que va por ahi azotando a periodistas hasta hacerlas sangrar y cazando»fachas» (democratas) cuando termina los mitines fascistas de PODEMOS

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