1/1/2017. Los Reyes Magos como castigo y culpa

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La pobreza se multiplica cuando tienes hijos. Y, si además son todavía tan pequeños que creen en los Reyes Magos, te mueres gota a gota contra el fregadero de la cocina exprimiéndote las meninges sobre a quién puedes pedirle los euros necesarios.

Se les puede engañar con la comida: Siempre queda la última patata, el último ajo, un puñado de arroz.

Se les puede engañar con la ropa: Los amigos se acostumbran a mandar las prendas usadas que van quedando pequeñas a rodar de familia en familia.

Se les puede engañar en general, pero no con los Reyes Magos cuando aún creen en ellos.

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Los Reyes Magos traen regalos para los niños que se han portado bien durante el año. Incluso los ayuntamientos “del cambio” promueven dicha tradición maldita. Una solo comprende el dolor de ciertas costumbres “mágicas” cuando no tiene dinero para hacerlas realidad.

Y de repente los hijos interpretan: No hay regalos, ¿de qué sirve portarme bien?

O sea: Si no hay regalos, es un castigo.

Una solo comprende la bestial injusticia de un castigo a los hijos cuando éste sencillamente depende del dinero que no tienes. ¿Quién los castiga, en ese caso? ¿Qué parte de culpa puedes sacudirte, de la culpa peluda que se te forma en la espalda?

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Escribo esto cuando acaba el primer día de enero de 2017. Recuerdo el dolor, la culpa y el castigo, y no añado nada más porque no es el lugar.

Esta noche, después de sortear con mayor o menor éxito, con patatas, arroz o garbanzos, la Nochevieja, cientos de miles de padres en España empiezan a darle vueltas a cómo torear la noche de Reyes. Cuando uno vive al día, se preocupa de las cosas difíciles una detrás de otra. No se puede hacer de otra manera. Se ha superado la Navidad, se ha superado la Nochevieja… juro porque lo sé, que llega lo peor: la noche de Reyes.

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Castigo, culpa, pobreza… Y, sobre todo, vergüenza en una sociedad rica donde todo el mundo podría sufrir un poco menos. Recuerden, si no, su cena de Nochevieja.

Mañana seguiré pensando en lo mismo. Aquí también.

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Periodista y escritora, estudió Ciencias de la Información en la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha ejercido como periodista en El Mundo, Cadena Ser, Radio Nacional de España, El Periódico de Cataluña, Cuatro, Telecinco, Antena3 Televisión,... Ha sido (por este orden) redactora de calle, entrevistadora, reportera, guionista de radio y televisión, columnista política, analista política, columnista cultural, articulista, jefa de sección, jefa de redacción y subdirectora. Directora de D16.com

2 COMENTARIOS

  1. Para mí los Reyes Magos estallaron como un grano purulento hacia los doce años. Varios meses antes del nacimiento de mi hermana murieron mi abuelo y mi abuela maternos; pocos meses después a mi padre le hicieron pensionista y pasó nueve o diez meses esperando la primera paga de la pensión. Como el dinero no llegaba mis padres a mi hermano y a mí nos contaron la verdad sobre los Reyes, para librarse de esa asfixiante «obligación».

    • Sí, es una posibilidad. Pero sinceramente, es un desastre que en una sociedad como la nuestra, rica, haya familias que ni siquiera pueden hacer un regalo a sus hijos.

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